primera razón: haberte conocido es lo mejor

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RECUERDO ALGO del día veintiséis de octubre ese día yo comenzaba la universidad, mis amigas me habían convencido de irme al conjunto residencial con ellas, cuatro chicas, cuatro cuartos. chaeyoung estaba completamente idealizada de que no habría algo mejor que sus dos amigas japonesas y ahora su nueva amiga de la misma nacionalidad viviendo juntas: hyunjin, tú me conoces, sabes que no podría decirle que no a los ojos almendrados y brillantes de chaeyoung que es tan insistente. de todas formas, no sólo fue el día en el que conocí a chae o sólo el día en el que sana me regaló esa carpeta con separadores, para mí hyunjin, mi primera razón por la que te amo tanto es porque ese día te conocí, y ese día perdí mis amados aretes.

los aretes de plata que me había regalado mi abuela eran todo lo que tenía desde que llegué de Japón, estaba asustada, conocía perfectamente el idioma y la cultura el problema en sí, es que no era la mía, no era mi lengua, no era mi gente y, para mi desdicha ─ o mi bendición ─ de no conocer a sana y a momo, mis dos mejores amigas, estaría sola y siempre he sido tan silenciosa que mis sollozos no se escuchaban en el salón oculto del gigante auditorio dónde las ventanas eran las únicas que atestiguaban mi agonía.

─── ¿ahora qué haré? ─── susurré mientras secaba mis lágrimas, hyunjin, tenía miedo de que alguien me viera llorar por algo tan "insignificante" como unos simples aretes; pero más miedo me daba el haberlos perdido.

─── disculpa ─── pero tú, hyunjin, no eres sólo alguien. ───¿te pasa algo? ¿está todo bien?

─── ¡ayúdame! por favor, soy japonesa y he perdido mis aretes ─── comencé a pedirte, mis ojos estaban muy abiertos y mi respiración agitada ─── ¡ayúdame, te lo suplico!

mi desesperación parecía histeria, una histeria silenciosa, aún así, teniendo en cuenta como estaba: llorando y desaliñada por lo rojas que se encontraban mis mejillas y lo humedecido de mi rostro tú reaccionaste algo desesperado, y era entendible pero, sólo tomaste mi mano y la apretaste respetuosa y suavemente, llamando mi atención. era increíblemente absurdo, tenía diecinueve años, era mi primer día en la universidad, había perdido mi mayor tesoro que había traído de japón y sin conocerme, sin decirme loca o criticarme, hyunjin tú sólo me dijiste:

─── ¿dónde los viste por última vez?

te dije dónde los había visto, los tenía puestos, juraba que los tenía puestos y caminante me acompañabas a cada rincón del campus de la universidad, buscaste a tus amigos, a minho, a christopher y a seungmin, te aseguraste de buscar y cuando los encontraste me los diste en mis manos: tú no me conocías, me prometiste que pronto volvería a verlos y lo hice, cumpliste tu palabra y no me conocías.

tus amigos sin conocerme, hicieron planes, persiguieron cada sitio y buscaron hasta debajo de las piedras sólo por ayudarte a ayudarme y eso es apreciable de todas formas, era irónico que mi miedo más grande fuese perder una cosa tan pequeña, pero sin molestarte, sin chistar ni reprochar buscaste lo que necesitaba encontrar sin recibir nada a cambio, eso es... lindo.

hyunjin, tú siempre has sido especial, diferente.

─── bien, ¿qué te parece si bebemos algo? ── preguntaste, no parecías ser una persona muy social, pero fuiste tan amable.

─── oh, no quiero molestar más, de verdad.

chasqueaste la lengua y tomaste mi muñeca, me llevaste hasta la puerta de tu coche y la abriste para mí ─── aún te ves muy asustada, cansada, es bueno comer algo de vez en cuando. ── te encogiste de hombros e inocentemente hiciste una mueca con tus labios.

lo siguiente que ocurrió se remonta a ti comprando para mí una malteada y ofreciendo tu abrigo durante la noche y me hiciste reír. mirabas muy juzgador cada acción que yo cometía y cuando pedí esas berenjenas sin disimulo alguno hiciste tu mejor mueca de asco.

─── ¿cómo puedes comer eso? ¿no te da náuseas? ─── fue lo que dijiste con esmero a verme masticar la verdura, asentí hacia ti.

─── ¿a ti no te gusta? ── dije sosteniendo las berenjenas con los palillos frente a tu cara, cerraste tus ojos asqueados nuevamente. ─── vamos, chico, come.

─── ¡por el amor del Cielo! ni loco ─── rebatiste ante mis risas ─── es tan vomitivo.

esa noche pude escrutar detalladamente y en silencio cada pequeña cosa de tu rostro y de ti en general, delicado con tus manos, masticando tu comida con elegancia, movimientos suaves y sonrisas discretas y de boca cerrada, en ese momento, pude sentir un flechazo en mi corazón, ¡eres tan guapo que duele!

en general fue una velada divertida, una anécdota repetitiva en mi cabeza como una línea de película, como la frase de mi libro favorito, lo repito una y otra vez antes de dormir, porque lo que hizo que me quedara no fue eso, me llevaste a casa y en la puerta del edificio saludaste con tu mano por última vez.

─── gracias, fue buena noche. ── hice una reverencia, eras mayor que yo, bueno, eres. ─── y gracias por acompañarme y por ayudarme con mis aretes. también, espero que puedas perdonar mi espectáculo ─── señalé, exagerando un poco con mis manos. ─── tal vez hice de todo un drama, quería mis aretes de vuelta y lloré como una tonta.

sacudiste tu cabeza, tus manos se metieron dentro de los bolsillos de tu chaqueta y dirigiste tu mirada hacia el cielo cubierto por estrellas, frente a mí te veías como un verdadero ángel.

─── nah, te lo dice alguien cuyo segundo nombre es dramatismo. era algo especial para ti y pues me gusta ayudar, no es nada del otro mundo ¿sabes? está bien llorar cuando tienes miedo y si es necesario hacer un drama de algo te apoyo por completo ── me miraste ─── sólo empieza a llorar en el campus y te aseguro que te encontraré y lloraremos como un par de magadalenas juntos ¿quieres?

no pude contener la carcajada, pero no carecía de sabiduría tu palabra, hyunjin, en serio siempre sabes que decir.

───supongo que debo irme, ya es tarde. ─── toqué ligeramente tu hombro ── gracias, otra vez.

sonreiste en respuesta, luego de darnos media vuelta para cada quién seguir su camino. recordé un pequeño detalle.

no sabíamos nuestros nombres.

─── espera ─── por cursi que sonara, ambos repetimos la misma palabra al unisono, como si pensaramos lo mismo ─── ¿cuál es tu nombre?

y volvió a pasar, repetimos la misma frase al mismo tiempo.

─── takahashi manami ── permitiste que dijera mi nombre primero ─── o sólo nami.

sonreiste y asentiste, repitiendo mi nombre en voz baja hasta aprenderlo, fue curioso, pero no debo negar que fue lindo.

─── hwang hyunjin ── pronunciaste después de unos segundos mientras me mirabas con una sonrisa tímida en tu rostro. ─── o sólo hyunjin.

sonreí ─── okay, sólo hyunjin.

─── okay, sólo nami.

el cielo estrellado en la noche sólo nos invitaba a quedarnos un rato más pero parecía hacerse tarde, pero tú, siempre tan arriegasdo con cosas pequeñas sólo me diste un papel ─── olvidé mi teléfono dentro del auto, escribe tu número, hablemos. ─── extendiste más el papel y no sé como conseguí algo para anotar, realmente no lo recuerdo pero anoté mi número en aquella hoja pequeña y te lo devolví. ─── bien, descansa takahashi, espero que no vuelvas a perder tus aretes. oh, y bienvenida a surcorea

─── gracias. ── volví a decir con una sonrisa.

entré al edificio y te vi por última vez en la semana, pero fue la primera vez de toda mi vida en la que te vería todos los días, como hoy.

como siempre, no pudiste salir de mi mente esa noche, ni la siguiente, ni la otra, ni después, ni nunca, hasta el día de hoy.

















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I REALLY LOVE U    ❨ hyunjin ❩Donde viven las historias. Descúbrelo ahora