Capítulo 25. Meredith Dankworth Campbell

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Los minutos se convirtieron en una hora, y está en dos, donde no tuvieron noticias, y nadie se atrevió a llamar a Summer o a Bianca, porque sin noticias, solo era aumentar el desespero, aun así, lo siguiente que vieron fue al pediatra acercarse.

—Tranquilos...—

—¿Ella está bien?—preguntó Vincent, preocupado, y esa duda persistía en el rostro de ambas familias.

—¿Usted es el padre?—preguntó el hombre, y Vincent asintió.

—Sí—

—Acompáñeme—dijo el hombre antes de guiar a Vincent por un pasillo, pero el castaño se sentía incluso mareado.

—No sirvo para esto, solo dígame qué ocurre, ella debe estar bien ¿Verdad?—dijo Vincent con desespero, aun así, el pediatra sonrió.

—Creí que querría conocer a su hija—dijo el hombre guiándolo al interior de una habitación, donde le señaló una incubadora, en la cual había una bebé durmiendo profundamente, y Vincent sintió que todo el desespero desaparecía, incluso se quedó unos segundos parado como un idiota en medio de la habitación. Por inercia se acercó a la incubadora y observó el rostro angelical de su hija.

—El tío Jake tenía razón, eres muy hermosa, aunque eso no lo puse en duda...—susurró Vincent mirando a su hija, aun así, miró al pediatra con duda—¿Por qué está en la incubadora?, ¿Hay algo malo con ella?—

—Tranquilo, solo nos preocupaba su temperatura, teniendo en cuenta las condiciones en las que nació, así que solo es una medida para estar seguros, pero ella es una bebé muy sana—aseguró el pediatra, y Vincent asintió más tranquilo, así que se sentó con lentitud en la silla junto a la incubadora y tocó con suavidad la manito de su hija.

—Lo dejaré un momento con ella, pero la enfermera vendrá a llenar el registro, ¿De acuerdo?—dijo el hombre con tranquilidad, y Vincent asintió.

—Sí, gracias—respondió Vincent sin dejar de mirar a su hija, entonces, el pediatra salió de la sala.

—No te preocupes mi princesa, todo estará bien, tu mamá es la persona más terca que he conocido, y no va a dejarnos solos, pronto estaremos los tres juntos, aunque tendrás que acostumbrarte a estar rodeada de personas dramáticas y escandalosas, empezando por tus tíos...—dijo Vincent suavemente, acariciando el bracito de su pequeña, la cual se movió levemente, pero prefirió seguir durmiendo.

—Disculpe, señor Dankworth...—el castaño se giró al escuchar esa voz, y vio a una enfermera mirarlo con duda.

—Sí dígame—

—Sé que no es el mejor momento, pero necesito los datos de su hija para el registro—

En la sala de espera, el ánimo de ambas familias parecía empeorar, porque la incertidumbre en esas situaciones era lo peor.

—No empieces mamá—dijo Susan con seriedad, porque Amanda seguía culpando a Vincent de todas las desgracias por las que pasaba Mackenzie.

—Esto también es tu culpa—

—Cállate hiena salida del infierno, mi pulga estará bien, y mi pulguita también, así que no fastidies—dijo Charlie con seriedad.

—Tranquila, no dejes que el desespero se apodere de ti, ella estará bien—insistió Alex acariciando el cabello de Susan, aunque este también se veía asustado.

—La policía necesita la declaración de Drew y de Jake, así que...—empezó Hank cuando volvió con unos oficiales, y Jake asintió antes de acercarse a los hombres.

—¿No creen que fue un accidente?—susurró Noah con duda.

—Así fuera un accidente, el conductor del otro auto huyó, y eso es un delito—dijo Alex con sinceridad, y los demás asintieron.

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