Capítulo 2

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Hassan

—¿Cómo te llamas?—preguntó Hassan

—Me llamó Adara ¿y tú?—respondió aquella morra con su voz suave y delicada, un ángel caído del cielo.

—Me llamó Hassan Kabande, más conocido como peso pluma, mucho gusto Adara—informó Hassan estrechando su mano hacía Adara.

Adara Rodríguez

Después que el muchacho que no había visto antes acepto mi disculpas, gran desconocido, de todos modos todos somos desconocido hasta que nos conocemos.

—¿Dónde estabas metida?—preguntó Valentina un poco ya ida de tanto licor.

—Estaba en el baño, me tropecé con un muchacho llamado Hassan, me informó que era más conocido como Peso Pluma, ¡qué nombre tan raro!—informó Adara tomando un vaso de alcohol que había hay.

—¿CÓMO QUE TE ENCUENTRAS AL HERMOSISIMO DE PESO?—gritó Valentina al tanto feliz.

—Si we, bájale a tus sumos, sí me lo encontré, ni que fuera la gran cosa—murmuró Adara mintiendo.

Pasando Hassan y Natanael, llamó a Hassan y le digo que si me puede hacer el favor de llevar a mi amiga a 2 cuadras de aquí, si ya sé, bien confianzuda, pero fue el único chico que conocí en este antro.

—Hey nata, ayúdala y llévala a 2 cuadras de aquí—declaró Hassan.

—Órale compa, ¿de qué color es el carro?—preguntó Natanael.

—Es blanco—respondió Adara.

—Hey Adara, pero qué pedo, las dos están bebidas, si quieres les ofrezco llevarlas con mi compita—cuestionó Hassan.

—Está bien, pero, ¿y el auto?

—No te preocupes, yo llamo a uni de mi equipo—contestó Hassan.

Adara Rodríguez

Le avisé a Natanael la dirección de la casa de Valentina, mientras subía al carro de Hassan, mire mi celular, tenía 8 llamadas perdida de papá, enseguida se me bajó la presión.

Hassan

Vi a la morra ponerse pálida al ver la pantalla de su celular.

—Hey Adara, ¿qué pasa?—pregunté.

—Ehh, esté n-na-nada, no pasa nada—tartamudeó Adara fingiendo una sonrisa.

Adara Rodríguez

En el camino estaba preocupada, no podía ir a mi casa, mi padre me podría pegar.

—Hey—murmuró Hassan.

—¿Qué te pasa?—preguntó Hassan.

Volteó mi rostro, mis ojos estaban cristalizados, quería explotar, no podía más.

Hassan al verme, frena al frente del puente que hace bajar a la playa.

—Hey, ¿qué pasa?—preguntó Hassan, preocupado.

—Solo son problemas familiares, no pasa nada—sollozó Adara, bajando del auto.

—Dime, ¿qué te pasa?—insistió Hassan.

—Sabes, aveces no eres la chica de la sonrisa eterna, la que siempre se esfuerza para contentar a los demás. Todo gira, soy la que se traga sus miedos, la que acumula sus deseos, la que tiene que hacer esfuerzos para poder salir adelante—informó Adara liberándose un poco.

—No tengo la mejor relación con mi papá, tampoco con mamá—informó.

—Hey, calma—murmuró Hassan.

Él tomó sus manos, limpio mis lágrimas, me abrazó, era lo que necesitaba, un abrazo, sólo un simple abrazo, que se sintió verdadero, algo real, momento mágico, tan cerca de la luna. El choque de dos caminos, el suyo y el mío, fue el comienzo de otro trayecto más largo: un desvío hacia el amor, sentía su respiración junto a la mía, su olor y mi olor creando una combinación perfecta, la sensación de los dos al estar buscando algo, cerquita de sus labios, por casi nos besamos, pero giré mi cabeza, no quería, sería muy rápido, y muy regalada, diría yo.

Te espero en el fin del mundo || Peso Pluma Donde viven las historias. Descúbrelo ahora