Capítulo Veintiocho.

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Hugo Hunther.

Hacia ya bastante tiempo que no descansaba como lo he hecho en estas últimas semanas. He trabajado tanto en mi taller que incluso madrugo y me paso la mitad de la mañana descansando, agradezco que Gabriel se encargue de abrir mientras yo me ausento y en este momento, suspiro por que el delicioso olor del café recién hecho me gusta y me espabila por completo.

Ya con una taza a medio llenar en mis manos, me acerco a la ventana y observo el no tan bonito paisaje que me brinda pero al menos me entretengo viendo los coches y las personas que caminan por la calle. Al darme un sorbo de café, en ese preciso momento llaman a la puerta, me confundo porque poco tengo visitas y ya que es la principal y no la que conecta al taller, me confundo aún más, porque no es Gabriel que vino por mí. En el proceso bostezo y al abrir la puerta de inmediato siento un retorcijón en mi estómago y aunque intento tirarle la puerta en la cara, lo evita y me alejo volviendo a la ventana.

Escucho que cierra la puerta y yo me entretengo tomando café en silencio y viendo cualquier cosa para evitar hablar o incluso escucharle la voz, cosa que es difícil, porque sé que está a un paso de hacerlo, porque no soporta el silencio y aunque yo tampoco, en este momento abrazo a este silencio que me permite estar en paz, aunque solo sea por un instante.

– ¿Podemos hablar? –suspiro. –Por favor...

–Si te digo que no, ¿Insistirás?

–Si.

–Entonces hablemos, pero que sea rápido por favor.

–Hugo... –volteo a mi lado. –Sentémonos... –pesaroso me acerco y tomo asiento. –Vine a pedirte perdón.

–Como las otras veces, un perdón o disculpa vacía.

–No, de verdad en este momento si vengo a pedirte perdón con la mano en mi corazón –le observo. –Ya no discutamos más, hijo, hablemos del presente y si quieres tocar el tema del pasado, también estoy dispuesto hablarlo.

– ¿Por qué? –muerdo mis dientes con fuerza para no ser un impulsivo. – ¿Por qué te atreviste acosarla de esa manera tan repulsiva? ¿Por qué te empeñas en joderme? ¿Acaso soy como especie de competencia para ti? ¿Es eso?

–Claro que no.

–Y entonces Vayron, ¿Por qué te empeñas en lastimarme de ese modo? A veces siento como si yo no fuera tu hijo, como si fuera un desconocido y como si yo no te doliera, haces las cosas para joderme y lograr que mis sentidos se nublen, ¡Te molí a golpes! ¡Molí a golpes a mi propio padre! No te tengo respeto y eso lo dejo muy claro.

–Me merecía cada uno de los que me diste –veo a un lado. –Merecí cada enojo de tu parte, cada desprecio y cada rechazo, cada sentimiento que tienes por mí, lo merezco y siempre lo será de ese modo.

– ¿Por qué? –le miro una vez más. – ¿Por qué la dejaste sola cuando más te necesito? –siento el nudo en mi garganta. – ¿Tienes idea de cuánto te lloro? ¿Alguna vez intentaste ponerte en sus zapatos? ¡Joder! Mamá te amaba, te amaba tan ciegamente, con tanto poder que incluso a mí me abrumaba.

–Yo...

– ¿Por qué te acostaste con la chica que a mí me gustaba? Esa a quien yo quería para mí, ¿Por qué te acostaste con la mejor amiga de mamá? ¿Por qué hiciste cada una de esas cosas?

–Supongo que es porque soy un pobre desgraciado y mujeriego, no te tengo la respuesta ideal, solo eso se viene a mi mente.

–Amo a Pierina... –me mira con un poco de asombro. –Sabes, la amo con ese mismo poder con el que mamá te amaba a ti, ¿Sabes la magnitud de eso?

Solo Una Oportunidad, Por Favor (Saga Por Favor #2.5) ☆Donde viven las historias. Descúbrelo ahora