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Toda ella

Una vez más;
susurraba en mi cuello,
una vez más, rogaba en mis labios
y mis manos presas de toda ella, cedían.

Es que con palabras no alcanza, toda,
toda ella,
porque cuando el placer y el gozo la alcanzaban,
las catástrofes no parecían gran cosa.

Y me acostumbré a ella,
toda ella... Porque fui suya;
pero el mundo entero sabe que ella,
siempre, siempre...

Fue
       de
           ella.


Majopa.


Esperanza MarchitaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora