VIII

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—Aegon.

— ¿Qué quieres? — siguió comiendo con la mirada perdida

— La gente está hablando — Aemond se asomó por la ventana para ver a paparazzis rodeando su portón

— Deja que hablen lo que quieran, no importa — evitó el tema como su padre solía hacerlo

Daeron entró a la sala de cine con un peluche de dragón entre sus brazos y los ojos llorosos. —Tengo miedo— se quedó parado en la entrada llorando — ¡Quiero a mamá! — pataleo

Daeron siguió llorando bajo la mirada fría de Aemond y la indiferencia de Aegon.

— ¡CÁLLATE! — el mayor tiró sus palomitas y se acercó con la cara roja de furia y los puños cerrados — ¡Mamá no está aquí! ¿¡Qué parte de qué está muerta no entiendes!? — le gritó en la cara

Aemond no supo que hacer ambos son sus hermanos pero sus manos se movieron por si solas y empujó a Aegon antes de que dijera algo más.

— Es nuestro hermano menor — le recordó

— ¡Callalo!—alzó la voz — DILE QUE DEJE DE MENCIONAR A MAMÁ — su pecho subía y bajaba frenéticamente, empezó a sudar y a derramar lágrimas — Por favor...— Suplicó en un Susurro y se agachó lentamente hasta envolver sus piernas con sus brazos

Daeron guardó silencio mientras su hermano hablaba y al verlo llorar en silencio se acercó a él y lo envolvió con sus pequeños bracitos. Aemond se sentó a su lado con los ojos llorosos , sin embargo, el no lloro y se quedó en silencio.

— Perdón hermanito — aegon limpió sus mocos con su brazo

— Toma — le ofreció su peluche — se llama tessa...mamá me dijo que cada vez que la extrañe o tenga miedo la abrace para sentir que son sus brazos. — le sonrió a su hermano mayor.

Aegon se sintió tan mal de haberse desquitado con su pequeño hermano, al ver esa inocente sonrisa que le regaló aún cuando el le gritó lo puso mal.

— Te servirá más a ti Rony — le regresó el peluche y el niño lo acepto sin negarse

— Aquí están...—Helaena entró con las bolsas de los ojos negros e hinchados.

— ¿Qué pasa? — Aemond Carraspeó para poder hablar

— Rhaenyra y su familia han llegado — anunció

Algo que su madre le enseño a sus hijos es que siempre deben verse bien para los extraños; nunca dejar salir sus emociones con cualquiera.

Aunque solo Aemond lo aprendió pues sus hermanos querían salir tan cuál estaban.

— ¿A dónde creen que van? — por instinto Aemond se cruzó de brazos como su mamá

— A ver a la brujaaa — saltó feliz Daeron

— ¿No me digan qué piensan bajar con esas pintas? — los señaló con su dedo índice y sus hermanos se miraron buscando que había de malo con su ropa — Nos cambiaremos de ropa y Aegon, báñate por favor, apestas.

— ¿¡Qué!? — se olfateo la axila —Cierto, mira Daeron— alzó su brazo bajo la atención de su hermano — Ven — Daeron se acercó y el rubio mayor jalo su cabeza hacia su axila. El niño le pegó y grito "¡que ascooo, ayuda hermanos!"

Después de babosear un rato y finalmente arreglarse bajaron a recibir a su hermana.

— Se tomaron su tiempo — el aura de Rhaenyra era tan oscura y deprimente que los niños quisieron darse la vuelta e irse a dormir

Sex,Drugs And IssuesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora