— Tsumu, ¿estás despierto? — preguntaba Shinsuke en un tono bajo, pero suficiente para que el menor pudiera escucharlo.Al revisar su celular, este indicaba las tres de la mañana. Hace quince minutos se había despertado sin razón y le costaba volver a conciliar el sueño. Aburrido de no saber que hacer y más al notar que volver a dormir sería una tarea imposible, opta por llamar a su esposo, pero él está en su quinto sueño.
Pudo dejarlo pasar, pero una pequeña idea se había instalado en su mente y solo esperaba que saliera bien, lo más probable es que si.
Aprovechó que el rubio dormía boca arriba y se levantó con cuidado para colocarse encima suyo, acomodó sus piernas a ambos lados de su cadera, de tal forma que su trasero quedara justo sobre su intimidad. Empezó con lentos movimientos de arriba a abajo, mientras se inclinaba para dejar besos en su mandíbula y cuello, susurrando cada ciertos segundos el nombre de su amante.
Escucha un par de gruñidos, pero él aún no despierta, no del todo. Decide dar leves saltos, chocando su trasero contra su pelvis; al par de segundos siente unas manos sujetar su cintura con fuerza, al fijarse, nota que el rubio va despertando hasta abrir sus ojos, algo desorientado sin saber que pasa.
— Shin, ¿amor, qué pasa? — Atsumu murmura ronco, pero no tarda mucho en comprender las intenciones de su novio. Gruñe al sentir nuevamente una deliciosa fricción en su intimidad, creándole una dolorosa erección, al mismo tiempo, siente los labios de su pareja recorrer su cuello y pecho, sintiendo como su lengua húmeda y caliente lo recorre sin pudor.
— No puedo dormir, ayúdame. — sabe que significan esas palabras, sabe perfectamente lo que quiere su esposo, pues no es la primera vez que ocurre. — Por favor. — solo esa palabra basta para que el rubio despierte por completo, girando de manera rápida para colocarse encima de Shinsuke, sin llegar a aplastarlo.
— ¿Quieres que te llene, bebé? — sonríe ladino, retirando la camiseta del mayor, misma que usa para atar sus muñecas, haciendo que sus brazos queden elevados por encima de su cabeza. — Tendré que castigarte por haberme despertado.
Besa sus labios de manera desesperada, sin darle tiempo, introduce también su lengua, recorriendo su cavidad bucal como si fuera la primera vez, ambos músculos se enredan en un obseno danzar, batallando por quien va a liderar aquel beso. Tiene que separarse por la falta de aire, pero baja por su cuello dejando lamidas y mordidas a su antojo, seguro mañana quedarán marcas. Muerde su hombro, dejando el distintivo de sus dientes o al menos eso es lo que puede ver por la tenue luz que se filtra por la ventana.
Ha capturado uno de sus pezones con su boca, mordiendo sin compasión; succiona y tira de el, dejándolo completamente erecto, hace lo mismo con el otro, usando también su mano para seguir jugando con la zona que ha dejando sensible. Sabe que a él le gusta, a Shinsuke le gusta cuando Atsumu es rudo y tosco pues sus gemidos lo delatan ya que en ningún momento ha intentado callarse.
— Que zorra me saliste, Shinsuke. — se burla al notar como su esposo comienza a restregarse contra su erección, pidiendo de forma silenciosa que entre, pero no lo obtendrá tan fácil. — Parece que quieres algo, que será... — el rubio retira la ropa interior de ambos incluso, finge no saber que quiere el mayor, toqueteando de manera fugaz su entrada, un ligero roce nomás para provocarlo.
— Atsumu, por favor... — ruega el bicolor, para este punto, el placer ha comenzado a tomar su cuerpo, haciendo desaparecer su lado racional y tranquilo que lo caracteriza.
— ¿Por favor qué? — la voz de Atsumu lo hace jadear, es ronca y dominante, haciendo que sus sentidos se nublen por completo.
— Por favor, lléname. Fóllame y haz lo que quieras d- ¡Ah! — las palabras terminan convirtiéndose en un sonoro gemido, más similar a un grito. Atsumu se ha introducido de un solo golpe en su interior, sin siquiera prepararlo y le duele, mierda que duele, pero al menos agradece mentalmente que se toma su tiempo antes de comenzar a moverse.
— Ups, lo siento amor, pero dije que te iba a castigar. — limpia las lágrimas que han manchado sus mejillas, comenzando a arremeter contra su entrada, las embestidas son profundas y rápidas.
Sus amplias manos se ciñen sobre su cintura, creando un agarre fuerte y firme además, está seguro que han quedado marcados sus dedos, pero no le importa, solo quiere evitar que el cuerpo del mayor se mueva demasiado para poder dar en su punto dulce sin piedad.
— Ts-tsum... ¡Ahí! Jo-joder, ¡más! ¡Más! — la punta de su pene ha tocado su próstata y no duda en obedecer, golpeando una y otra vez sin cesar. El interior de Kita se aprieta alrededor de el, haciéndole jadear pesado, pero brindándole un sentir exquisito y también de que está cerca.
— No puedes correrte, no tienes permiso. — demanda, posando su diestra sobre la cabeza de su pene sin atención, pasea su pulgar sobre su glande antes de privarlo de liberar cualquier esencia.
— Po-por favooor... — Shinsuke lloriquea, quiere liberarse, pues no es capaz de retener su orgasmo por más tiempo y menos cuando su punto dulce sigue siendo golpeado sin compasión, literal, está en una nube de placer. — Atsumu, déjame correrme. — se las ha ingeniado para colocar sus brazos amarrados sobre el cuello de su pareja.
Al tomarlo por sorpresa, junta sus labios para besarlo o al menos tratar de pues los gemidos le impiden poder corresponder. Ante aquello, el rubio decide ser compasivo, muerde su belfo para darle paso a su lengua y aumentar el ritmo de las embestidas, abusando sin parar del agujero de Shinsuke.
— Te concederé tus deseos, bebé. — masturba su miembro al mismo ritmo de sus movimientos, solo pasan unos segundos cuando retira su mano, sintiendo algo húmedo y caliente caer en su palma y parte de su abdomen, pero el rubio aún no llega aunque está en su límite.
— Amor, lléname, te quiero dentro. — los pedidos del mayor son desesperados, Atsumu sonríe ladino al verlo actuar de esa forma, adora cuando Kita se deja llevar por el placer a la hora del sexo.
No le toma mucho tiempo acatar la orden y solo un par de embestidas más son suficientes para derramarse en su interior, gruñendo el nombre de pareja al acabar y el ajeno volviendo a gemir en voz alta al ser complacido.— Te amo. — dicen los dos al mismo tiempo mientras tratan de recuperar el aliento. Atsumu sale con cuidado de su interior y se recuesta a su lado, no sin antes desatar sus muñecas y dejar un tierno beso sobre sus labios. Jala su cuerpo con cuidado, acurrucándose entre si pues sabe que el bicolor adora los cuidados y caricias después del sexo y el rubio jamás se niega a mimarlo y consentirlo después de aquello.
Poco dura el pequeño momento, Shinsuke se ha subido en su regazo, restregando su trasero sobre el miembro semi-erecto de su pareja, volviendo a tenerlo duro en cuestión de segundos, sonriendo ladino y orgullo por provocarlo en tan pocos segundos.
— Eres una zorra, Shinsuke. — Atsumu gruñe, posando sus manos sobre su cintura, ayudándolo con sus movimientos.
— Pero así me amas. — Kita amaba que con el menor no debía cohibirse a la hora de tener intimidad, podía ser el mismo sin ninguna pena.
Con su propia mano, tomó el miembro de su esposo, alieandolo cerca de su entrada para introducirse de un solo golpe, haciendo que ambos jadearan al mismo tiempo.— Tienes razón, así te amo y daría mi vida por ti.
Al menos, ambos agradecían que mañana era su día libre y no tendría que preocuparse por madrugar, pues sabía que su sesión se extendería a un par de orgasmos más.
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03:00 𝐚𝐦 | 𝒜𝓉𝓈𝓊𝒦𝒾𝓉𝒶
Fanfiction¿Qué se supone que debes hacer cuando no puedes dormir?