El misil había explotado antes de caer en Washington gracias a Soap, así que ya tenían la mitad de la misión hecha. No sabía cómo, pero el escocés había encontrado los controles y, con ayuda de Laswell, había conseguido sabotearlo. Ahora sólo tenían que encontrar a Hassan. Aunque la prioridad era atraparlo, tenían autorización para eliminarlo, así que no le preocupaba demasiado si salía vivo o no. Por otro lado...
Resopló.
En aquel momento, el terrorista no era su prioridad. Alguien más había pasado por delante y, en cierto modo, se odiaba un poco por haber cedido a ello. Veía los fogonazos de los disparos en las distintas plantas, pero el edificio era enorme. Más de sesenta pisos. Demasiados.
«Y ese idiota puede estar en cualquier sitio», pensó con una mezcla de rabia y preocupación. «Y desarmado. Otra vez.»
No podía explicarse cómo era posible que alguien perdiese su arma con tanta facilidad. En todos sus años como soldado, solo la había perdido cuando se la habían arrancado de las manos. Aún así, sabía que Soap no era como él y, en cierto modo, le quitaba un peso de encima.
«Pero seguro que está temblando de miedo.»
Por supuesto, su compañero jamás lo reconocería. Era aquel tipo de persona que fingía que todo iba bien.
Resopló.
—Buen trabajo, Johnny –susurró en el canal de comunicaciones–. Ahora llega lo difícil.
—Lo difícil ha sido eso, Teniente...
Ghost cerró un segundo los ojos al escuchar el tono cansado que teñía sus palabras. Tal como pensaba, no estaba en el mismo estado de ánimo que en Las Almas. Y lo entendía. Apenas habían tenido tiempo de descansar desde que salieron de allí, incluso él estaba agotado, pero no podían dejar que eso les afectase. Tenían que hacer un último esfuerzo.
—Ya veremos. Tienes que mantenerte con vida –respondió con neutralidad, aunque internamente se lo estaba rogando–. Elimina a los guardias y mata a Hassan.
Su compañero resopló.
—¿Con un punzón de cristal? No creo que sea algo fácil.
Le sorprendía ver a alguien tan positivo como Soap diciendo unas palabras tan desmoralizadoras. No, no pensaba dejar que se viniese abajo.
—Te servirá para apuñalar a uno de ellos. Podrás robarle el arma y hacerles frente. Recuerda lo que aprendiste en Las Almas.
Soap soltó una amarga risa entre dientes.
—Tengo varias cosas, pero no creo que sea suficiente.
Ghost echó un vistazo a través de la mira del rifle, intentando localizarlo. Veía a los hombres de Hassan patrullar algunas plantas, pero ni rastro del escocés. Esperaba que aquello significase que estaba bien escondido. Aunque le gustaría decir que todo iría bien, que estuviera tranquilo y que era lo mismo que en México, no se sentía capaz. No era esa clase de persona. Además, estaba convencido de que Soap se pondría más nervioso si se lo decía. Se maldijo internamente por no ser una persona locuaz, por no tener la facilidad de rellenar los silencios, porque sabía que Soap se relajaría al escucharle. Price tuvo la amabilidad de comentárselo después de sacarlos de Las Almas.
—Al parecer, tienes una voz que calma los nervios –había dicho con media sonrisa–. Soap me lo ha contado –añadió al ver que Ghost lo miraba–. Que pudo reunirse contigo gracias a que estuviste hablando con él.
No había dejado de pensar en aquello desde entonces. Siempre había considerado que su voz era demasiado grave, demasiado rasposa y profunda como para que alguien pudiera relajarse con ella. Al contrario, creía que era lo que de verdad aterrorizaba a sus enemigos. ¿Quizá fuese algún tipo de fetiche? No, no lo creía. Soap parecía el tipo de persona que emanaba la misma pureza que un cachorro de golden retriever.
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Un Latido De Más (#2 de la serie "Walking With A Ghost")
FanfictionDespués de lo sucedido en Chicago, Ghost se queda tomando una cerveza con Soap antes de que ambos regresen al hotel. Una vez allí, Soap intenta que Ghost se abra a él, sin éxito. Al día siguiente, quizá tengan algo más que palabras. -- No tenía pens...