REFLECTIONS ᵕ̈ [quackity x femOC]

10. alexis

Pamela sonrió al escucharle, y se dio la vuelta con lentitud y sin borrar su mueca.

—Me encuentro genial—respondió, sentándose en una de las tumbonas que había allí.

El balcón se encontraba en el segundo piso. Desde la pista de baile, que estaba en el bajo, tenías que subir unas escaleras para llegar al bar. El pequeño miradero estaba solo a unos metros de la barra.

Era bastante amplio, aunque no llegaba para meter a más de veinte personas. A uno de los lados, había un par de tumbonas blancas que daban a la barandilla que les separaba de la corta caída, decorada con algunas plantas trepadoras que le daban un toque muy bonito, al igual que las diversas flores que podías encontrar por allí.

—¿Neta?—Quackity tomó asiento en la otra tumbona, frente a ella.

—Súper neta—respondió la castaña, haciéndole reír—Solo quería tomar un poco el aire. Relajarme, ya sabes.

—Oh, ¿quieres que me vaya? No te quiero molestar.

—No, no me molestas.

—Neta que si quieres que...

Ella le interrumpió.
—Quédate.

Alexis la miró en silencio durante un instante, y después asintió con la cabeza.
—Yes ma'am.

La chica se sorprendió.
—Eeepa, ¿y esa voz de dónde sale?

—¿Cómo?—él frunció el ceño, ligeramente confuso. La verdad era que también estaba un poco borracho.

—Tu voz en inglés—concretó la castaña—Es muy... diferente. Di algo.

Quackity sonrió divertido.
—¿Algo como qué?

—Mmmm...—ella se tomó un segundo para pensar—Di que soy la chica más linda que has visto nunca.

El mexicano rió.
—Achis, si quieres que nos demos unos besotes nomás dímelo eh.

Pamela le miró con una sonrisa burlona.
—Dilo.

Él bajó la vista por un instante, avergonzado, y después volvió a dirigirla a la castaña.
—You're honestly the most beautiful girl I've ever seen.

La sonrisa de la chica aumentó, y Alex no supo identificar si sus pupilas realmente se habían dilatado o solo era el efecto del alcohol.

Se miraron en silencio durante unos segundos más, hasta que ella habló de nuevo.
—¿Puedo hacerte una pregunta?

—Dale pues.

—Rubén me ha dicho que no te gusta nada que te llamen Alexis. ¿Quieres que te siga llamando Quackity? No sabía que te molestaba.

El castaño intentó pensar en cómo salir de aquella situación sin que fuera demasiado evidente la verdadera razón por la que aquello no le molestaba.