Ten

506 37 0
                                    

Los dos mayores se despertaban en el sofá, Gustabo acostado en las piernas de Jack, y el azabache con las manos en el culo del rubio.

-Mhh..- El rubio estaba despertando, abrió los ojos por completo y miro la cara de su pareja.

Comenzó a repartir besos por toda la cara del moreno, este frunció el ceño y abrió los ojos.

-Buenos días, princesa.- Habló con la voz ronca.

-Buenos días, viejo.- Dijo el rubio, recibiendo un gruñido por parte del mayor.

Jack se levantó, pero no podía quitarse a Gustabo de encima, ya que este estaba colgado como koala al cuerpo del azabache.

-¿Y tú no piensas bajarte, verdad?- El otro negó con la cabeza.

Para que el rubio no se cayera, Conway puso sus manos en los glúteos del rubio.

-Pero bueno abuelo, ¿qué hace?- Dijo con un leve sonrojo.

El otro hizo caso omiso mientras negaba con la cabeza y una sonrisa en su cara. Caminó hacia la cocina, dejando a este en la isla.

Se dio la vuelta y saco unos huevos de la nevera y saco el sartén, puso aceite y prendió la cocina, para así empezar a cocinar los huevos. Todo esto mientras el rubio miraba a Jack.

Una vez listo los huevos se puso a hacer un zumo de naranja natural.

Cuando ya terminó, se fue a la mesa y dejó el desayuno, se sentó con Gustabo a su lado y comieron en un silencio no incomodo, si no agradable.

El rubio ya había acabado de comer, así que se levantó y fue a dejar los platos al lavadero.

Estaba lavando los trastes hasta que sintió como unos brazos le rodeaban la cintura y alguien le daba un beso en el hombro.

Gustabo seco el último plato que le quedaba y se dio la vuelta dándole un beso a su pareja.

Éstos dos se comenzaron a besar salvajemente sin parar, Gustabo ya le estaba quitando la camisa a su pareja cuando el sonido del móvil de Jack comenzó a escucharse en la sala.

-Mierda...- El azabache cogió móvil y vio quién era, era Greco.

-Sí, dime Greco.- Conway prestó atención a la llamada y escuchaba el llanto de ¿Horacio?

-Con...- Greco quería hablar pero fue interrumpido por Conway.

-Como algo le haya pasado a mi hijo, te juro que te voy a torturar de todas las maneras posibles hasta que me pidas que te mate, hijo de puta.-

-¡Que no!- Gritó Greco del otro lado.- Lo que pasa es que Horacio comenzó a extrañarte a ti y a Gustabo, y como no contestaban los mensajes se puso a llorar.-

-Joder, ya voy para allá.-

Gustabo estaba nervioso, una vez Jack colgó el móvil lo miro con preocupación.

-¿Qué pasó?-

-Horacio nos extraña y quiere vernos.-

-Vamos, vamos.-

Los dos se vistieron para aprovechar de entrar de servicio.

Salieron de la casa y se subieron al auto de Jack y este condujo para comisaría.

Una vez llegaron se bajaron rápidamente y entraron, para ver a Greco con Horacio me sus piernas intentando calmarlo.

Jack se acercó a su hijo y lo tomó en brazos y comenzó a calmarlo.

-Venga hijo, que ya llegué, tranquilo.- Le empezó a hacer cariño en el pelo y darle besitos en las mejillas.

-De mientras voy a entrar de servicio.- Dijo Gustabo para dejar un beso en la cabeza de su hijo.

El superintendente dejo a su hijo en el suelo y lo cogió de su manita y lo llevó al mesón para atender una denuncia de una señora.

Jack atendió la denuncia con tranquilidad, hasta que la señora de más o menos unos 50 años comenzó a coquetear con el super.

-Oiga superintendente, ¿usted tiene pareja?-

Conway suspiró y miro a la señora por arriba de las gafas de sol. Gustabo apareció por detrás de la señora, escuchando todo lo que había dicho.

-Sí, ¿por qué la pregunta?- Habló el azabache.

-Oh, que pena, deberé tener mucha suerte con la mujer que está.- El rubio harto de la situación dio la vuelta al mesón y se puso detrás de su pareja.

El moreno se inclinó sosteniéndose con sus brazos en la parte del mesón.

El rubio aprovecho la oportunidad y miraba el culo de su superior en todo momento.

La señora ya se estaba poniendo incómoda, así que le aviso al super de que uno de sus empleados estaba viéndole el culo.

-Sí lo sé, señora. Gustabo, ven para acá.- Lo llamó.

Gustabo se posicionó a un lado de Jack.

El rubio llamo a Conway que se inclinará un poco para decirle algo, al tener el rostro de este pegado en el suyo, aprovecho para darle un beso mientras lo agarraba de la cara.

La señora un tanto sorprendida se puso la mano en el corazón, haciendo como que se iba a desmayar.

-Dios mío.-

Jack y Gustabo seguían besándose, Gustabo lo estaba forzando un poco, solo por joder a la señorita.

-Bueno cariño, yo me voy.- dijo Gustabo para irse a patrullar no sin antes despedirse de su hijo.

"My two daddies" Donde viven las historias. Descúbrelo ahora