01: Besó accidental

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Todo había pasado rápido y de un momento a otro ambos ya estaban encerrados en el armario de una cabaña abandonada en el bosque.

Sus amigos los habían convencido de jugar a las escondidas bajo el castigo de que el perdedor tendría el castigo del ganador.

Pero no siempre algo sale como uno lo planea.

Eso claramente no salió como ellos querían.

Hasta ese momento notaron la trampa.

Sus amigos los habían tomado del pelo. Lo peor de todo eso era que ellos cayeron en su juego sucio.

Obviamente fue chantaje. Ya todos sabían que los dos iban a terminar compitiendo, algo que claramente ocurrió. Los dos no pudieron evitar molestarse mutuamente entre ellos y competir por ello por lo que terminaron jugando, escondiéndose casualmente dentro de una cabaña en la que se habían refugiado.

Fue sorpresa para ambos encontrarse ahí, no obstante no tuvieron escapatoria. Hubo un momento en el que, en la pelea que se desarrollaron, escucharon a Kurenai ir hacia su dirección por los ruidos. Pero sin estar dispuestos a perder, los dos se precipitaron a saltar al interior del diminuto armario.

Lamentablemente para los dos, luego de que su amiga se fuera, quedaron encerrados por culpa de un tablón.

La posición sugerente en la que habían quedado no ayudo a la situación. El azabache estaba en cara contra la espalda del menor, mientras que el Hatake chocaba cara a cara contra la puerta.

Era incómodo.

Ninguno podía moverse un centímetro pues incomodaría al contrario tras rosar el trasero del menor contra la entrepierna del azabache o terminarían en otra posición incluso peor.

No era sorpresa alguna que la cercanía ya los agobiaba.

—Mierda, cambiemos de postura— Obito insito bastante incómodo.

El Hatake le miro de reojo notando tensó a su acompañante. Él también quería cambiar de postura pero era consciente que en el acto se incomodaría, ya fuera él o su acompañante. Kakashi suspiró cansino, sudando frío. Rendido solo asintió. Iba a correr el riesgo y como el otro se quejaba—casi rogaba, era claro que también lo correría.

—Bien, pero te advierto que el proceso será....—dejó la oración al aire, sin saber cómo continuar.

—Esta bi-en..., só-sólo cambiemos de posición— rogó el Uchiha.

—Pensemos antes en cuál...

El albino sabía que no había muchas posibilidades de quedar en una postura más decente y menos incómoda.

Al azabache eso no le importo. Estaba muy agobiado y se podría decir que se estaba volviendo paranoico. No sería una sorpresa para él o Kakashi que se volviera claustrofobico luego de eso.

—¡No tengo tiempo para pensar!.

—¿Qué?.. no ¡Espera!

Inmediatamente Obito se empezó a mover desesperado, ignorando el hormigueo placentero que siente al frotar su parte baja contra el trasero redondeado pero diminuto del menor, despertando poco a poco una erección.

Tras el ajetreo terminaron frente a frente. No era mucho mejor dado el hecho que ahora casi rosaban sus hombrías.

—Mierda— se queja. —Obito ¡cálmate!

Otra vez, Obito, intentando estar más cómodo, continúo moviéndose causando que poco a poco el ropero se tambaleara y caiga al suelo.

Ambos gimen adoloridos y luego exclamaron sorprendidos la compostura en la que terminaron.

Kakashi estaba sobre Obito ocasionando que sus labios se tocaran entre si, a pesar de estar sobre la máscara del menor.

El color carmesí inundó ambas caras. Tratando de separarse un poco, Kakashi puso sus codos en los costados del cuello del mayor.

—¡Chicos! ¡Esperen ya los sacamos!— Rin exclamó desde afuera. Parecía que los habían encontrado ya. Los dos chicos solo agradecieron a las deidades, estaban aliviados de ser encontrados.

—¡Rapido!— Kakashi gritó rosando con los labios del Uchiha.

Obito tenía los ojos cerrados. No quería ver a su compañero. Además, estaba en debate con sus pensamientos racionales y hormonales que se contradecían entre si mismos. Ante el pensamiento gustoso del tacto estaba el contraste de aquel desprecio que le tenían al otro.

¿Pero a quien culpar?

Ambos habían caído en un aprieto por su tonta "rivalidad".

No podían culpar a alguien más por meterlos en esta situación.

Pero pese a eso, culpaban a sus amigos por convencerlos de jugar, pero sobre todo culpaban al protagonista de sus pensamientos hormonales.

   Maldito Bakakashi...

   Maldito seas Obitonto...

Y eso solo era el inicio.

Quien diría que ese beso accidental iniciaría algo más...

Un sentimiento más...

Íntimo.

Kisses •Obikaka•Donde viven las historias. Descúbrelo ahora