Nunca apagues la luz, ella puede venir por ti.
No sigas a los insectos, te ve a través de ellos.
Cuidado con quien hablas, puede estar muerto.
Un inocente viaje escolar al que fue un hospital donde judíos en la segunda guerra mundial fueron esc...
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El aire era tan denso que poco a poco se fue formando una capa de neblina que provocó que mi cuerpo empezara a temblar, hacía bastante frío.
Tanto que sentía mi cuerpo tan helado como un témpano de hielo y pese a que estaba abrigada gracia a mi chaqueta escolar, esta no estaba impidiendo que estuviera entrando en hipotermia.
Que fastidio.
Mire la hora en mi teléfono dándome cuenta de que habían pasado alrededor de una hora dentro del agujero y no había señales de ninguno de los chicos, y para variar París se había largado hace unos diez minutos y también brillaba por su ausencia.
¿Por qué todos tienen que ser tan estúpidos?
Sinceramente me daba rabia porque se los advertí, ahora no solo teníamos a Coraline en ese agujero si no que logramos de una forma ridícula y absurda incrementar el número de atrapados.
¿Quiénes en su sano juicio serían tan imbéciles para ponerse en ese riesgo?
Ellos por supuesto.
Me daba vergüenza decir que eran mis compañeros de grado por Dios, cualquier persona con dos dedos de frente no se metería a un agujero que no sabe dónde mierda llega, o bueno, quizá una persona es pasable, pero ¿cinco? ¿Cómo era posible ese nivel de idiotez?
Chasque mis dientes.
Nadie me escucha.
Era obvio que nos iban a meter en más problemas que antes pues ahora los rescatistas tendrían que sacar a una persona y yo estaba como estúpida esperando ahí sentada, muriendo de frío y sola porque París con su hiperactividad nunca se puede quedar quieto.
Suspire.
En ese momento podría estar escuchando la grandiosa historia de este lugar, comiendo o durmiendo, esperaba con ansias tener a todos juntos para regañarlos, no tengo idea porque siempre me arrastraban a todas estas cosas.
Abrace mi cuerpo con más fuerza e intente calmarme.
Cosa no sucedió pues en una fracción de segundo vi como la cuerda era jalada, me levanté de un salto y me arrastre hacía la orilla del agujero, intente ver algo, pero todo estaba demasiado oscuro y no podía diferenciar a ninguna persona.
Nuevamente desde abajo volvieron a jalar el otro extremo de la cuerda con más fuerza, alguien estaba subiendo.
Por fin.
—¡¿Chicos?!— grite al vacío —¡¿Están bien?!
Me quedé en silencio intentando escuchar, aunque sea un murmullo de alguna de las voces de ellos, pero nada, solo podía oír como si algo estuviera subiendo poco a poco aferrándose a la cuerda.
