yellow flowers and coffee cups › chanlix

treinta.

Habían pasado dos semanas desde que Felix y Chan se enteraron del embarazo.

Fueron dos semanas en que el alfa trataba con tanta delicadeza a su omega que se podría comparar con la forma en que tocas a una mariposa cuando se para en tu mano, acariciando sus suaves alas y dejándola ir cuando ella lo necesita.

Felix tenía antojos.

Le estaba gustando demasiado comer chocolates, especialmente chocolate blanco.

El alfa de una forma u otra conseguía esos chocolates aunque él estuviese en una junta importante, el omega solo enviaba el emoji de una barra de chocolate y Chan se apresuraba a mandar a su asistente a enviarle barras de chocolates al omega.

También empezó con una especie de obsesión con comer ensaladas, pero a sus ensaladas les ponía atún y aceitunas negras.

¡Y claro! No podíamos olvidar su deseo de comer mantequilla de maní, pero no cualquier mantequilla de maní, Felix quería mantequilla de maní orgánica.

También se dio cuenta de cómo YongHee no se quería despegar de Felix, en ningún momento. El pequeño alfa se paraba junto a él cuando estaba cocinando, se acurrucaba con él y llegó a seguirlo al baño, parándose al lado de la puerta hasta que el omega terminaba.

RaeBin y DaeHyun solo estaban más amorosos con el omega, lo abrazaban, se acercaban a él y lo observaban demasiado.

Estaban empezando a sospechar que RaeBin ya sabía.

Especialmente por lo que escucharon que estaba hablando con sus amigos.

—Mamá huele más dulce. —RaeBin se recargó en el sofá y rodeó con su brazo a ChaeMin quien asintió.

—Ahora que lo dices si me di cuenta, también parece que le gusto demasiado el pastel de chocolate blanco que les traje.

Jackson suspiró enamorado.

—Se ve tan suave. —RaeBin levantó una ceja. —Perdón, amigo. Pero ahora que lo mencionan, ¿Tú madre no está embarazado? Se ve un poco más... ¿Rellenito?

—¿Le estás diciendo que mi mamá subió de peso?

—Lo he notado, créeme sé cómo se ve tu mamá.

RaeBin le gruñó y Jackson solo evitó el golpe de la almohada decorativa que le aventó.

En la cocina Chan consolaba a un Felix que lloraba dramáticamente.

—¡¿Crees que me veo gordo?! —el omega chillo.

Chan quiso matar a Jackson.

—¡No, amor! ¡Además te verías adorable!

—¡¿Ahora dices que no soy adorable?! —el omega lloro más fuerte.

En sí, el embarazo de Felix era tranquilo.

Eran las dos de la mañana.

El omega se había despertado porque necesitaba ir al baño, pero al moverse se dio cuenta que sentía su espacio húmedo.

Prendió la luz y se llenó de pánico.

—¡C-Chan! —palmeó la espalda de alfa agitado, no levantó la voz para no despertar a los cachorros. —¡C-Chan!

El alfa se despertó por el olor a miedo de su omega y al voltear solamente vio a un Felix muy pálido.

Su parte de la cama tenía sangre que manchó los pantalones de Felix y estaba sudando.