Algo recientemente carcome, el miedo se ha presentado en un par de ocasiones y por esta se encontraba en proximidad, proclamando, pesado y realista ante la consternación de cada anochecer y parte del amanecer. Esta simpleza desgastando en cada lapso de distancia.
Todo lo construido no bien segmentado, un día cae, lo fuerte se debilita, la paciencia se agota, la esperanza perece, el juego termina, lo subido baja y lo vivido tan sólo un delirio.
El sentir era bueno, la comodidad inevitable y la salvación oportuna, sin embargo era el tiempo indicado de fortalecer todos aquellos núcleos que se habían establecido y por algún motivo desnudado. Guerra tomando un impulso para volver fortalecida, calmando aquél SER tomado de reposo, decidido a enfrentar la venturanza, alguna vez triunfador y por esta temporada no iba a retroceder.
El sabor agradable, nutría tras la des validez, sin embargo, su consistencia pesada causante de malestares, quizá la lección de aquella marginada noche, el frío se había esfumado. Por otro lado, la calidez era necesaria, no siendo proclamada ante el turbio momento. El vacío era alentador y ese silencio perturbador, la muerte rondaba cerca y no era advertencia.