CUARENTA Y SEIS

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Tras ese fin de semana las cosas entre Hermione y Léa solo mejoraban, aunque como siempre, el tiempo lo tenían muy reducido pero sabían aprovecharlo bien y al máximo.

Léa comenzó a tomar clases de francés junto a Scorpius, Brandon se unió por diversión aunque con el tiempo se dio cuenta de que aprender francés no era tan divertido, por suerte para Scorpius y Léa era pan comido.

Aunque para la chica era difícil ocultar su desprecio por el señorito Louis, que era tan pretencioso como creído, solía soltar chistes en los que se reía el solo y terminaba diciendo que los jóvenes no entendían nada sobre la vida, así tal cual...

Se lo comentó a Hermione y ella solo se reía negando con la cabeza, pero ella no terminaba de encontrarle la gracia.

El tiempo pasaba y la primavera comenzaba a acercarse, al igual que ya no quedaba ningún rastro de nieve por el castillo y todos los alrededores comenzaban a ponerse verdes y brillantes.

Pensó que todo llevaba bastante tiempo muy tranquilo y claro, conforme más rápido lo pensó antes se tuvo que pinchar todo.

Léa Malfoy.

—Que voz tan chillona tiene— murmuró Anne al lado mía, podíamos escuchar la voz de Sindy, la chica que me había jodido años atrás y la que yo más quise, esa voz chillona mientras coqueteaba con chicos de su casa y movía su pelo rojo brillante.

Solté un sonido con la boca de desagrado y pase por al lado sin ni siquiera mirarla ya que llevaba meses sin pelear con ella y la verdad no me apetecía.

Pero justo cuando pasamos, uno de sus amigos le murmuró algo, ella nos miró de forma descarada y se rio abiertamente, hasta que se giró y chocó su hombro a propósito con el mío, empujándome ligeramente hacia atrás.

—Mira por donde vas, inútil— me murmuró con desprecio al oído.

Yo la aparté bruscamente ya que no me aparecía escucharla, pero ella me miró indignada y volvió a acercarse a mi.

—Oye a mi no me trates así, no te olvides en que nivel estoy yo y en cual estás tú— sus frases eran típicas que daban vergüenza ajena escucharlas y encima lo gritaba con esa voz chillona para llamar la atención de los demás.

—Sindy no me jodas...– le murmuré teniéndola frente a mi— Que estaba yo muy tranquila.

—No es mi problema si tú ocupas demasiado y no controlas por donde vas, chocandote por todo a tu paso.

Oh no, comentarios y referencias hacia mi cuerpo otra vez, viniendo de ella...

—Cállate la puta boca— la aparté de mi camino ya que no podía seguir escuchándola.

—Eso es, huye... Al igual que ha hecho siempre tu familia y lo único que sabes hacer tú– volvió a reírse detrás de mi, pero yo me había parado— Puta cobarde, inútil.

¿Sabes ese momento en el que algo que te ha molestado y tu cuerpo pasa de cero a cien? Pues así me sentí. Ese ataque de ira que te sube por todo el cuerpo y cosquillea por debajo de la piel, haciendo que la mente se te quede en blanco y lo único que sientes es rabia y más rabia, sin controlarte a ti mismo y sin pensar en tu alrededor.

Para un ataque de ira o para que algo te haga sentir furioso siempre hay un detonante, y no hablo de un simple comentario o una estupida discusión. Habló de algo profundo que a ti te duele, algo que personalmente te afecta, ese pequeña clave para que tu cabeza haga click y la pierdas complemente.

Pues Sindy, los problemas que tuve con mi cuerpo y los que vinieron después, eran mi detonante.
El infierno que había vivido en este colegio años atrás. Un comentario sobre eso ya no podía tolerarlo y fui consciente de ello cuando sin pensármelo me di la vuelta y la agarré del cuello del uniforme para tirarla al suelo y lanzarme sobre ella.

Escuché el grito de Anne a mi lado y como Sindy solo se cubrió la cara, ya que mis puños se lanzaban de forma incontrolada sobre su cara.

—¡No vuelvas a referirte a mi así en tu vida!— aquel grito de angustia y rabia salió desde lo más profundo de mi.

No supe que ocurría a mi alrededor, solo escuchaba el bullicio de mucha gente pero sonaba como un eco lejano. Yo solo me fijaba en el rostro herido y ensangrentado de Sindy, su cabello pelirrojo despeniado y cubriendo su rostro, sin poner ya ninguna resistencia sobre mi.

—¡Relájate!— escuché de pronto y sentí como aquella burbuja se pinchaba y pude escuchar todo de nuevo a mi alrededor.

Se había acercado mucha gente formando un corro, Scorpius era quien me había sacado de ese trance y quién me sujetaba mientras me repetía que por favor contara y relajara la respiración.

Anne le gritaba a los amigas de Sindy y Mcgonagall y otro profesor trataban de poner orden en el lugar. Brandon se acercó corriendo hacia la morena para resguardala y no dudó en defendernos, Jessie se acercó a nosotros y me tomó la mano.

—Léa, cielo...– me hizo mirarla, mi respiración aún estaba agitada y Scorpius aún no me soltaba a pesar de haberme alejado de la multitud —¿Puedes decirnos que ha pasado?— puso sus manos en mis hombros y yo traté de hablar, decir algo, pero aunque la mente no la tenía en blanco, sentía que ahora había mucho ruido dentro de ella, me estaba agobiando.

Se sintió como una eternidad, mientras yo estaba en el suelo tratando de calmarme junto a Jessie que me ayudaba, Mcgonagall apareció, su rostro reflejaba la ira pura.

—¡A mi despacho ahora, Malfoy!

Hermione Granger.

Había escuchado como unos gritos y voces provenían de uno de los pasillos principales. Cuando me asomé por las escaleras de arriba vi que había mucha multitud en ese mismo lugar, bajé rápidamente para ver que ocurría pero uno de mis compañeros estaba mandando a los alumnos seguir con sus clases y no pude evitar escuchar como entre ellos hablaban de una pelea.

“Casi la mata”

“Probablemente la expulsen”

“¿Habéis visto su cara? Parecía haber perdido completamente la cabeza”

“¿Qué esperáis? Es una Malfoy”

Hermione se giró hacia la chica que había comentado eso, quedándose parada en mitad de toda aquella gente que hablaban de  lo mismo.

—¿Lo ha visto profesora?– le dijo un chico de quinto año —Luego dice que yo soy mal alumno— bromeó, pero Hermione no dudó en darse la vuelta y dirigirse hacia el despacho de la directora.

Cuando llegó cinco minutos más tarde y tuvo acceso para entrar a el despacho pude ver que por una de las chimeneas aparecía un antiguo compañero suyo.

Draco Malfoy, el padre de Léa. Apareció furioso junto a una mujer de pelo oscuro pero con un rostro mucho más suave que el del hombre.
En cuanto Draco posó su mirada dura en ella, Hermione no dudó en levantar la barbilla e inclinar ligeramente la cabeza en modo de saludo y después se puso detrás del asiento de Léa, que estaba con la mirada perdida en el suelo, sin mirar a su padre.

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<3

La familia se ha reunido 😚

Jsjddjjasjjsjsjs, los amo 🤍

ᴍᴇʟɪꜰʟᴜᴏ~ ʜᴇʀᴍɪᴏɴᴇ ɢʀᴀɴɢᴇʀ (+18)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora