Prólogo

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Escucho gritos, golpes, ruidos extraños que provienen de la casa del frente.

—Auxilio, auxilio—

Una voz muy conocida llega hasta mis oídos, mi cuerpo se paraliza por completo y me da un escalofrío que detiene por unos segundos mi respiración, me siento aterrada y con ganas de salir corriendo, pero de pronto vuelvo a la realidad, e dejado de escuchar los gritos y me armo de valor para asomarme por la ventana miro fijamente y no puedo creer lo que mis ojos ven, es mi hija amarrada en una silla y con una cinta en la boca.

¡Jamás te vas a imaginar que tu querido vecino, es un asesino!

La ventana del CrímenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora