Frío

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Ver su nombre en la lista de los suplentes había sido suficiente para arruinar el humor de Julián, pero salir a hacer el precalentamiento bajo una constante lluvia de aguanieve había sido la gota que rebalsó el vaso. Se mordió la lengua para no quejarse más de lo debido y se concentró en seguir, con la peor de las ondas, todos los ejercicios que les indicaba el preparador físico.

Del otro lado de la cancha podía ver a los titulares haciendo sus ejercicios diferenciados. Una pequeña sonrisa se dibujó en sus labios cuando pudo divisar a Erling. Sonrisa que creció un poco más cuando el noruego se encontró con su mirada y le dedicó un guiño. Julián fingió una tos, tratando de ocultar el sonrojo de sus mejillas, y por el rabillo del ojo pudo ver que su novio se reía por lo bajo.

Cuando los llamaron para alistarse, el argentino tenía la certeza de que su cabello estaba casi totalmente mojado, y podía sentir el frío adueñándose de su cuerpo desde sus medias que habían logrado empaparse en ese corto tiempo. La sola idea de estar lidiando con esa temperatura sentado en el banco de suplentes sin moverse le daba ganas de gritar, pero en su lugar se tragó la frustración y correspondió con una sonrisa el chiste que Foden le había hecho al pasar. Desde hacía un tiempo su inglés había mejorado lo suficiente como para hablar más fluido con sus compañeros, algo que agradecía enormemente. Si gran parte de ese avance se debía a la práctica constante con Erling, la gente no tenía porqué saberlo.

Se cambió casi en completo silencio, como siempre, prestando más atención a lo que se comentaba en varios idiomas a su alrededor. Un asistente se asomó por la puerta del vestuario y les avisó que les quedaban cinco minutos para que empezara la transmisión desde el túnel. Julián respondió un "okay" en voz alta como varios otros y decidió que lo mejor era salir en ese momento a ocupar su lugar en el banco de suplentes. Mejor sacar la curita de un solo tirón para que duela menos y todo eso. Para su mala suerte, cuando volteó a tomar el pesado abrigo del club, no lo encontró por ningún lado. Frunció el ceño mirando a su alrededor. ¿Dónde mierda lo había dejado?

Fue entonces que un par de brazos lo rodearon por detrás, acompañados de la suave tela de su abrigo. Julián dio un pequeño salto de sorpresa, pero al momento recostó el peso de su cuerpo contra el amplio pecho de Erling. El noruego acomodó el abrigo para que se sostuviera en sus hombros sin soltar del todo a Julián.

-Erling... -advirtió en un susurro, asegurándose de que nadie los estuviera viendo. Aunque teniendo en cuenta que siempre estaban gravitando el uno al otro, ninguno de sus compañeros parecía prestarles especial atención.

El menor se rió por lo bajo y posó un rápido beso en el cuello de Julián para luego acercar sus labios a su oído. La piel de Julián se erizó ante el suave contacto y estaba seguro que sus mejillas delataban el desastre de emociones que habían empezado recorrerlo por dentro.

-¿Por qué el puchero, love? -preguntó Erling justo sobre su oreja. Finalmente se apartó de él con una nueva risa, pero en lugar de alejarse se posicionó frente al argentino, cruzando los brazos sobre su pecho. Lo observó con ambas cejas alzadas, esperando no tan pacientemente por una respuesta.

Julián puso los ojos en blanco y por un par de segundos solo se dedicó a pasar los brazos por las mangas de la campera y luego subir el cierre hasta su mentón.

-Vos sabés -respondió finalmente, en un susurro en español pensado para que solo Erling lo escuchara. Mordió apenas el borde de su labio y volvió a dar una mirada alrededor-. Siempre suplente. -Y qué alivio grande le daba el permitirse tan solo esa pequeña concesión de la frustración que sentía.

Erling tomó su mano brevemente y le dio un pequeño apretón. Luego volvió a cruzarse de brazos, no parecía convencido con su respuesta.

-Pero te pasa algo más... -presionó en inglés, pronunciando cada palabra claramente para que Juli no tuviera problema en entenderlo. El mayor quería empujarlo o quizás besar la media sonrisa del otro para que dejara de mirarlo como si supiera todo de él. Quizás fuera cierto, pero no era el punto-. Juli...

Julián suspiró y finalmente se dejó vencer.

-Hace mucho frío, cae aguanieve, ya estoy todo mojado y encima soy suplente. -Se acercó un poco más a Erling, como buscando algo de consuelo y de calor. Su deseo se concedió casi instantáneamente, pues Erling lo abrazó a su pecho con un brazo, mientras su mano libre lo despeinaba-. Ey, no te aprovechés -le reclamó, pero sin hacer el menor movimiento para apartarse.

Alguien avisó a los gritos que quedaba un minuto para que salieran al túnel, o en el caso de Julián, al banco. Ambos jugadores esperaron apenas un segundo más antes de separarse. Se quedaron mirándose uno al otro mientras el vestuario se vaciaba rápidamente.

-Vas a entrar y vas a ser el mejor jugador de la cancha, como siempre -le dijo Erling un poco más rápido de lo que Julián podía procesar en inglés, pero el tono de voz de su novio fue suficiente para hacerle entender todo. Julián asintió un par de veces, y esperaba que el otro pudiera leer el agradecimiento por la fé incansable que siempre tenía en él.

Los dos comenzaron a caminar hacia la puerta del vestuario, pero justo antes de cruzarla, Erling lo tomó por el hombro y lo detuvo apenas lo suficiente para poder acercarse a su oído nuevamente.

-¿Qué tal un baño caliente cuando volvamos a casa? Así ya no tendrás frío.

Julián se quedó paralizado, por lo cual no pudo protestar cuando Erling lo empujó para que retomara el paso. Ya estaba casi al final del túnel cuando finalmente conectó suficientes neuronas para voltear y buscar a Erling con la mirada. El noruego le dedicó una sonrisa pícara y Julián le devolvió un pequeño asentimiento. La complexión pálida de su novio hizo muy poco para ocultar el rojo que pintó su rostro.

Cuando Julián por fin ocupó su lugar en el banco de suplentes, no pudo contener una pequeña risa. Se ganó unas cuantas miradas confundidas, pero poco le importaban. Su humor había mejorado notablemente y el frío, como por arte de magia, ya no le molestaba para nada.

Frío || julián x erlingDonde viven las historias. Descúbrelo ahora