"Quiero ser el mayor pecado que cometas en tu vida ante los ojos de Dios, Jimin."
Es lo que dijo.
"Ni el rogar perdón podrá librarte de mí."
Y no se equivocó en nada de lo que dijo.
«Dios, perdona mis pecados, aunque no te puedo jurar no volver a co...
" Mas he aquí, una terrible muerte sobreviene a los inicuos; porque mueren en cuanto a las cosas concernientes a la rectitud; pues son impuros, y nada impuro puede heredar el reino de Dios; sino que son echados fuera y consignados a participar de los frutos de sus labores o sus obras, que han sido malas; y beben los sedimentos de una amarga copa".
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
— Yoongi querido, pasa. Se bienvenido a esta casa. — Dice mi madre desde el otro extremo de la puerta.
Simplemente no puedo aceptar como puede dejar pasar un extraño a nuestra casa.
Solo era el nuevo chico del vecindario, nada especial, pero para ella era un privilegio tenerlo aquí y ahora.
Veía desde mi ventana como dejaba pasar al individuo.
— Buenas tardes señora.
— Pasa, ponte cómodo mientras llamo a mi querido hijo. — Ruedo los ojos al escuchar lo "educada" que trata de ser. —Jimin, baja amor.
No puedo hacer otra cosa más que obedecer, sí, porque si la desobedecía era como conocer al demonio.
De mala gana me paro de mi cómoda cama, y me encamino hacia la sala.
Mi vista está en mis pies, simplemente no me gusta salir y decir: Hola, soy Jimin... Bla, bla, bla... Adiós, aunque si lo dijera mi madre daría la mejor excusa para tapar mi mala educación.
— Bueno Yoongi, él es mi hijo Jimin. — Pon una sonrisa amplia en su cara.
Levanto la mirada, viendo a un chico atractivo de ojos grises, que parecían piedras preciosas, con cabello negro y un poco más alto que yo.
Miro a mi madre, la cual vio la escena con una gran sonrisa, seguro se había encantado con su belleza.
—Un gusto Jimin, mi nombre es Yoongi, Min Yoongi. — Lo dice con una sonrisa de oreja a oreja.
— El gusto es mío Yoongi, mi nombre es Park Jimin. — Digo tomando su mano entre la mía, conectando un pequeño apretón, que frías están.
— Bueno chicos, los dejo para que se conozcan. — Lo dice llena de emoción. — Tengo que ir a comprar unas cosas.
«Te odio mamá»
— Parque Claro señora.
— Dime Jihyo. — La sonrisa de mi madre es muy amigable.
Lo que no puedo soportar, es que mi madre viera todos los días detalladamente a cada chico del vecindario.
Sé sus intenciones, sí.
«¡Hacer que su hijo antisocial tuviera amigos! »
No me gusta esa idea, pero ya debería estar acostumbrado a ella.
