Parte única

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—¿Estás seguro de esto? —preguntó Felix, deteniendo a Minho. Un tramo más de escaleras y ya estarían en la planta donde vivía la familia Seo.

—Que sí —resopló Minho, rodando los ojos. Parecía estar harto de que no dejara de preguntarlo, pero Felix no podía evitarlo: aquello seguía pareciéndole una locura—. Venga —el tono de Minho cambió a uno animado—. Entras, dejas que te la chupe un poco, vemos si se te pone dura, y luego nos vamos al cine.

—¿Pero él está de acuerdo? —insistió, aún sin moverse.

—¿Hyunjin? —a Minho se le escapó una risa—. Claro. Si a él esto le encanta.

—¿Chuparle la polla a la gente que quiere descubrir si le gustan los hombres? —preguntó, con escepticismo.

Minho negó.

—Chuparle la polla a cualquiera —respondió, como si aquella respuesta fuera mucho mejor. Felix entrecerró los ojos, con desconfianza.

—¿A ti te la ha chupado?

—Y me ha hecho más cosas.

—Iugh.

Minho volvió a reírse y lo sujetó de una muñeca, tirando de él. No lo soltó hasta que tuvo que llamar a la puerta del apartamento de la familia Seo. Hyunjin abrió no mucho después, en pijama, y con cara de que no llevaba ni cinco minutos despierto, a pesar de que eran las cuatro de la tarde.

—¿Queríais algo? —les preguntó, mirándolos de arriba abajo después de bostezar.

Felix miró a Minho con reproche.

—¿Es que no le has dicho que veníamos?

—¿Se la puedes chupar a Felix? —preguntó Minho, ignorándolo por completo.

El rellano se quedó en silencio mientras Hyunjin levantaba las cejas con sorpresa, pareciendo divertido, y cuando clavó sus ojos en él, Felix deseó que se lo tragara la tierra.

—No es que no me apetezca, pero... ¿Puedo saber por qué?

—Es que está teniendo dudas —explicó Minho, mientras que Felix se tapaba la cara con ambas manos, decidido a romper todo contacto con Minho en cuanto se marcharan de allí.

—¿Dudas? ¿Sobre qué?

—¿Sobre qué va a ser si lo que necesitamos es que le comas la polla?

—Entiendo —respondió Hyunjin. Felix separó los dedos de las manos y miró a Hyunjin entre sus huecos, arrepintiéndose en cuanto se dio cuenta de que seguía mirándolo, con los ojos cargados de burla—. Pues si es lo que necesitas —añadió, con un suspiro—. Pero ten en cuenta que, independientemente de si te gustan o no los chicos, esto te va a gustar sí o sí.

Felix ya había pensado en eso. Era una cuestión de estímulos, al fin y al cabo. Aún así preguntó:

—¿Por qué?

—Porque soy genial en ello —contestó Hyunjin, orgulloso.

Felix dejó caer las manos a los lados de su cuerpo, mientras Minho se reía junto a él.

—Entrad —dijo Hyunjin, haciéndose a un lado. Minho fue el primero en entrar, seguido de Felix muerto de la vergüenza—. ¡MAMA! —gritó, guiándolos hacia el pasillo que Felix suponía que daba a las habitaciones—. ¡Han venido unos amigos! ¡Estaremos en mi cuarto, no nos molestes! NO. NOS. MOLESTES —repitió incluso más alto.

La madre de Hyunjin gritó también para ordenarle que dejara de berrear, y después de eso los tres se metieron en la habitación de Hyunjin, la cual no era muy grande, pero sí lo suficiente como para que Minho pudiera jugar tranquilamente a los Sims en el ordenador de Hyunjin sin poder verlos siquiera sin querer.

Dudas | os changlixDonde viven las historias. Descúbrelo ahora