Capítulo 1: Las presentaciones.

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Alexander.

   Mi primer día en el instituto "Robert St. Clair", estaba un poco nervioso, lo admito, estaba en exceso nervioso, no conocía a nadie en toda la escuela, me sentía un bicho raro, pero no iba a dejar que este nuevo obstáculo me intimidara, yo era un sujeto carismático, sociable y nunca me rendía ante nada, pero bueno, otro obstáculo, otra meta. La verdad nunca me había sentido tan aterrado como hoy, por lo general sabía cómo arreglarme las cuentas que el destino me echaba encima, pero hoy, hoy era diferente, era como si hoy fuera el día internacional de "cuéntale tus secretos a todo mundo", pero sabía de sobra que había cosas que sería mejor no contar ciertas cosas, mi padre me lo había dicho desde el día que nací: -Tú eres libre de tener y revelar tus secretos, pero este es un secreto que no solo te pertenece a ti, es un secreto que muchos estamos obligados a proteger, así que te lo pido, nunca de los nunca debes revelar este secreto-.

   Sé que sí, pero a los largo de mis diecisiete años de vida el ser mitad vampiro no debería salir a la luz pública, pero el único que sabía mi secreto, aparte de mi padre, era mi mejor amigo, Rayan Montgomery, el que me había acompañado desde el jardín de infancia y nunca me había abandonado cuando lo necesitaba, pero mi padre nunca estuvo de acuerdo en que se lo contara, de hecho estuvo a punto de matarlo una noche que volvía de la biblioteca pero lo detuve a tiempo, pero en fin, me estoy desviando del tema, lo único que quería que pasara el día de hoy era no llamar mucho la atención(al menos no de manera negativa), pero en fin, solo me quedaba esperar a ver qué tenía el destino planeado para mí.

   El día transcurría sin muchas novedades, como de costumbre en cualquier escuela, todos los maestros nos presentaban a mí y a Rayan al resto de los alumnos, todos, o al menos la gran mayoría, nos miraban con ojos llenos de curiosidad, nos gritaban en los pasillos para que iniciáramos una conversación "amistosa" con alguna que otra chica linda o para simplemente molestar, nos perdimos entre tanta gente hasta que nos encontramos en el baño y entonces dije para mis adentros: -¿Para esto me la pasé todo el día preocupándome por qué iba a pasar?-, solté una sonrisa tonta y mis ojos verdes se iluminaron en el espejo.

   Cuando salimos del baño nos encontramos a un sinfín de alumnos corriendo a sus clases y nosotros decidimos hacer lo mismo para no tener problemas, pero en el camino nos tropezamos con un chico al que lastimamos del tobillo, así que le dije a Rayan que se adelantara al salón mientras yo lo llevaba a la enfermaría para que lo atendieran. Íbamos caminando por el pasillo hasta llegar a la enfermería, y ya adentro me dijo el chico, cuyo nombre era Tom, que tenía que hablar con la chica del fondo, la que estaba en el escritorio de madrea oscura y elegante, caminamos hacia ella y le dije en tono amable:

-Disculpa, podrías ayudarnos-.

De pronto ella levantó el rostro y fue entonces cuando la conocí, ella era la chica más hermosa que había visto el día de hoy, sus ojos eran tan azules como el agua del océano, su cabello tan negro como si fuera un cuervo, aunque a la luz se veía algo azulado, sus labios rojos como la sangre y su piel tan blanca como la nieve, era, simple y totalmente, perfecta.

-Si-dijo ella-¿Qué se les ofrece?-su voz era tan fina que parecía cantar.

-Ahh...-se me olvido como conjugar palabras con verla.

-Me torcí en tobillo al tropezarme con "él"-dijo Tom de repente al ver que yo estaba en la Luna.

-Bien, siéntate ahí-le dijo a Tom-Disculpa, ¿Cuál es tu nombre?

Me di cuenta de que me estaba hablando a mi cuando me sujetó del brazo y me preguntó de nuevo.

-Lo siento, me llamo Alexander Bennett, soy de nuevo ingreso, pero solo dime Alex-.

Unidos solo por Sangre.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora