Me he ido primero. Claro que sí, podría hablarte de lo doloroso que fue hacerlo. Escribirte de cuántas lágrimas me costó no volver, las personas pueden ser adictivas. Podría explicarte cómo sabía que me perdía por él y me quedé, largo rato, hasta que un día, no recuerdo cómo me puse primero(sin quererme más que a él) y me fui. Fingí ser mi prioridad hasta serlo. Aprendí a amarme al perderlo y nunca más se sintió como una perdida.
Sabía que me volvería a perder, en algunos ojos, alguna mentira llamativa, alguien nuevo, tenía la esperanza de saber poner freno y a medias lo hice, intenté por todos los medios que tenía que saliera bien y una vez no pude, una vez quedaba en vos me fui. Y no volviste a por mí, ni por un minuto. Perdón pero ya no creo nada de eso que tanto presumía, ni una palabra. Aún las siento, claro, pero las veo como burdas mentiras y lo único que aprecio de ello fue que mi sentir sí era genuino y quizás vos también lo creías, que me estabas queriendo.
Puedo hablarte mucho del querer y dejar de querer, puedo hacerlo durante más páginas de las que quisieras leerme. Tengo por decir muchas más palabras de las que me has leído y quizás me conocerías mucho más que con esas platicas tan banales que teníamos. Aún las extraño... Y al vos de las primeras semanas.
Sé mucho de mi propia concepción del cariño y aprendí que mucha gente tiene una distinta, incluso gente a la que amo con locura tienen una perspectiva que me parece absurda, inconcebible, inaceptable, mediocre. Sé que me aman pero en secreto estoy convencida de que los amo mejor, ya no discuto "yo más", me limito al "yo también", "te quiero", "te amo", no hablo de valores porque no hablamos de la misma unidad, aunque lleve el mismo nombre.
Todos tienen su propia definición de los sentimientos, lo cual está bien porque todas las personas se sienten distinto y sienten distinto. Así que no, no tiene que concebir el amor como yo para que nos podamos amar, pero hay ciertas bases que me gusta compartir, porque sino amar me parece muy jugado, banal, hiriente.
Acá va una: cuando yo te digo "te quiero" no es efímero, no es el momento, no es un sentimiento como la alegría, pasajero. Cuando te digo "te quiero" hablo de una condición, que puede teñirse de distinto matices: estoy enojada y te quiero, estoy feliz y te quiero, estoy ansiosa y te quiero. Ninguna emoción puede borrar esa parte, no fácilmente. Incluso puedo querer no quererte más, aunque es algo que no me ha pasado mucho. Sin embargo hasta así no dejo de quererte, no enseguida, es todo un proceso. A vos no quiero quererte, pero aún te quiero, menos que antes.
Para mí un "te quiero" es que me has vuelto vulnerable, es que no te necesito, pero sí me dolerá cuando te vayas, voy a poner todo de mí para compartirnos bien el tiempo que se pueda. Para mí esas palabras son un "Quiero intentar quedarme", "Me vales la pena", "Podemos confiar", para mí hay mil promesas ligadas a esa condición. Si yo te quiero quiero que me digas cuando algo te molesta, te hiere, lo que sientes y me tomaré la molestia de decirte cuando algo que hagas me afecte antes de partir. Quizás no, quizás me aterre, pero no partiré sin intentar hablarlo.
Para mí un "te quiero" es un "esto ya es de dos y pondré mi parte", es aceptar que el otro ganó y te volvió vulnerable y decírselo sin que te lo pida, contárselo porque le puede significar algo y porque para vos significa algo que lo sepa.
Yo creí ingenuamente, como si no entendiera de la libre y terrorífica interpretación de las palabras, que tu "te quiero" era como el mío, o al menos otra tonalidad del mismo color. No obstante todo apunta a que me equivoqué y esta sencilla base para que tu amor para mí sea amor, fallaba. No me servía tu forma de querer e inevitablemente me di cuenta tarde, después de pensarlo mucho y devolverte el "te quiero", después de muchas veces de ensuciar los sentimientos siendo la única que quiere. O la única bajo estos valores básicos, que a mi entender deberían darse por sentado.
En fin, podría hablarte horas de lo mucho que discrepo con la percepción de los "te quiero" como algo efímero, de quienes no están realmente implicados y consideran sentirlo(como vos), de lo mal que saben querer, de que de hecho no saben hacerlo. Podría teorizar sobre el miedo al compromiso, pero tal vez no va por eso, sino que dijeron el "te quiero" a las carreras y luego no lo sintieron, así que técnicamente no huyeron del sentir, porque no vino a por ellos. Ojalá saber en qué parte de estas miles de posibilidades estás vos, ojalá haberte preguntado por un par de definiciones y conceptos. Saber si te asustaste o si no te valí el intento, porque si te asustaste soy tan estúpida, y estoy tan dispuesta a quererte que lo volvería a intentar. Sí, no te he terminado de superar. No creo que me quieras pero en el fondo sí lo creo, porque para mí las palabras, como podrás ver, lo son todo y vos las usaste para hacerme sentir de todo. Es difícil creerme que seas tan buen mentiroso, pero es probable. Muy probable, porque no han habido actos que te avalen desde hace demasiado tiempo.
Escríbeme de tu forma de querer, aunque ya no hablemos. Y por favor no uses incertidumbres, nada de "capaz", "creo", "puede ser", "no sé", ahórrate todo eso, no seas tibio. Háblame de qué pasa para que los "te quiero" se esfumen, pásame el truco a ver si dejo de quererte y no solo sigo negando que aún te quiero cuando lo hago. Este debe ser el primer documento en el que lo confieso desde la catarsis, qué pesadilla. Aún te quiero y te quiero bien, te quiero bonito. Quiero que estés bien aunque por momentos la bronca me haga decir que no.
Para mí esto es querer, es saber que cuando alguien se va ese afecto se queda con él, se puede querer a distancia, en silencio y aún así prevalecer, espero no sea el caso. Quiero un día levantarme y haberte dejado de querer, porque las cosas cambian y en esos cambios nos separamos, más cuando el cambio es irte de la nada, sin motivo, sin razón, ¿cómo es que dejas de querer al punto en el que no te importa romperme el corazón? Sabías que lo hacías, porque te había advertido, que una joda tuya me podía hacer llorar, que tus palabras serían mis verdades, que tenías en mí un efecto casi mortal. Y no te importó marcharte sin explicar nada, ser incapaz de cerrar la puerta, aún sabiendo que no querías volver, no te importó, no te importé. Porque de hacerlo aunque sea lo hubieras arreglado después, la culpa te hubiera endulzado la oreja, ya que yo no lo pude hacer. Aunque sea hubieras mandado a tu amiga a decirme qué pasó, ya que no te da para hacerte cargo.
No me quisiste, al menos no bien. Y si no sabes querer bien para mí no se le puede considerar querer. Quizás intentaste hacerlo, pero te precipitaste al decir que lo hacías. Son cosas muy distintas el querer querer y el querer, sin más, aunque no quieras.
Yo siempre he estado de este lado, siendo quien dejan de querer o a quien quieren mal, solo a ratos. Soy una persona que no se abre con cualquiera pero cuando lo hago es a pleno, no desconfío por más que las dudas sean obvias, si me dicen que no son ciertas las puedo dejar atrás y a todas las alertas. Ingenua quizás, pero creo que la desconfianza te cierra puertas y cohibirte del sentir te apaga la vida. Elijo el salto de fé, aunque la caída resulte en romperme y tener que volverme a armar una y otra vez. Puedo construir algo mejor, quizás en ese abismo que me rompió halle nuevas piezas o quizás no. Estoy convencida de que la vida se basa en esa reconstrucción que hacemos cada que rompemos buscando un lugar mejor.
Saltaría por vos, pero no me tocará hacerlo. Terminaré de ensamblar las piezas, no me gusta dónde he caído así que toca volver a saltar pero a otro abismo, quizás esta vez unos brazos atajen la caída y sea uno de esos buenos saltos de fé, también los he tenido. Creo que son por ellos que aún me pongo en pie y salto, que me rearmo aunque esté tan cansada de volver a intentarlo. Sé que a veces romper me permitió avanzar, ser alguien más fuerte, estar más cerca de lo que busco: paz. Sé que a veces me hizo perder un par de piezas y algunas aún las busco, otras estoy mejor sin ellas.
Sé que caer me permitió ser sostenida y me enseñó a sostener, a estirar los brazos cuando veo que los que quiero hacen un salto de fé, me enseñó a querer. A recoger mis piezas y ayudar a otros a encontrar las suyas. No quiero dejar de saltar, aunque implique partirme mil veces, no me quiero estancar porque el abismo me aterre, por miedo a "perder el tiempo" teniéndome que armar.
No disfruto de romper, por si las dudas. Por si esto te hacía pensar que me ayudaste en algo al irte. No lo hiciste, porque ahora mismo me estoy tomando una pausa de las caídas, me diste un poco de miedo, vértigo. Aún no entiendo tu abismo ni dónde caí o por qué. Odio romper, por más que a veces salga bien el dolor de partirse asusta, no sabes qué podrás formar con las piezas y las ves tan dispersas que cuesta respirar. ¿Sabes qué sí disfruto? La caída, cuando sin pruebas estoy convencida de que me van a atajar, de que si me dijeron que salte no hay manera en la que me puedan abandonar. Es como tirarte de un avión sin paracaídas y aún así, con todo en contra, creer que te vas a salvar, sin garantías. Solo que en los saltos de fé puede salir bien, me ha salido bastante rentable saltar. Aunque mis amigos creen que salto de más y quizás tenga razón, pero no sé si vaya a cambiarlo cuando retome la búsqueda. Seguramente no. Como ya te dije mi forma de querer es esta, darlo todo cuando siento que me valen la pena e irme cuando hay más penas que valor. Quizás entonces ya estoy rota, pero no quiero irme por miedo, solo me voy cuando hacerlo es el más grande acto de amor, conmigo o con el otro. Y no me voy en silencio, anuncio mi partida, a veces por si me frenan y otras cuando no hay freno que me pueda detener.
Te dije que sobre querer podía hablar bastante, aún me quedan mil analogías por hacer y mil reclamos por formularte, con la misma paciencia que te he planteado, con esta comparativa que deja mejor a mi querer. Quisiera que puedas discutirme, pero seguro no lo harías aunque fueras parte de este monólogo interno. No lo sé, no te conocí suficiente para saberlo y aún así salté, capaz sí soy demasiado ingenua. Pero hay gente que me vale, soy rápida encontrando valor y en vos fue muy fácil, con ese sentido del humor, esas palabras que me fascinan, el apodo y las promesas, sentí que me había sacado la lotería y no. Me dijiste tuya y te creí mío, te insinuaste mío y me insinué tuya, yo sí era tuya, por completo, sin embargo ya no. Es un poco deprimente.
Siempre que te escribo me tienta contarte las condiciones que hay para que tu regreso sea aceptado por mí, la junta directiva nunca te va a aprobar, pero está bien. Saben que aunque me digan infinitos motivos que me contradicen la decisión final es mía, de la mina de las peores resoluciones. Así que se limitarían a mirarte medio mal y desconfiar, ya no tendría con quién presumir de vos porque todos a mi alrededor te repudiarían sin motivo. No hiciste nada tan malo e intenté que lo entendieran, pero yo soy muy sensible y ellos no ven la realidad por más que se las muestre, los nublan mis lágrimas. Así que te detestan, te comparan a gente con la que no tienes nada que ver. Y no sé quién sos, pero me hago una idea de quién no.
En fin, que me voy por las ramas. Quiero explicarte eso de cómo puedes volver, pero no quieres volver así que trato de contenerlo. ¿Qué opinas? ¿Te cuento? Te lo dejo por acá y vos ves si lo vas a leer, aunque nunca tendrás acceso a nada de esto, a ninguna de mis letras, ni aunque me publicasen me leerías devuelta.
Si volvieras(hipotéticamente, sé que no lo quieres hacer) y me dijeras por qué te fuiste, si tuvieras una razón plausible(aunque fuera miedo) y encontráramos juntos una solución, entonces podría olvidar estos dos meses. Si me juraras que tu próxima partida será anunciada y te creyera, si vuelvo a confiar sin motivo en vos. Ahora te explico qué regresos no me sirven, aunque tampoco los harás, no habrá una mágica aparición de ningún tipo. Si volvieras, así como te fuiste, tan casual, e intentaras fingir que nada ha pasado te clavaría el visto y te irías a la mierda. Si quisieras volver sin saber qué pasó, pidiendo perdón pero sin entender por qué marchaste, si sigue siendo un misterio aunque lo sea para ambos, no habrá perdón. No puedo confiar en esa incertidumbre. Si me dieras una razón de mierda, no sé cuál, me es difícil concebir que me das una explicación y no me sacia porque no veo muchas posibilidades, pero si pasara también te invitaría a irte a la mierda y a diferencia de vos cerraría la puerta(sin necesidad de golpearla). Si me explicaras y tuvieras la más plausible de las explicaciones, si fuera más que convincente, pero no me das confianza, si veo que temo cagarla cada que te hablo o que no quiero escribirte por si no quieres contestarme, entonces también, te explicaría que aunque quise no pude volverte a querer a pleno, a ciegas, como me gusta querer y que por eso me voy. Aún quedan otros escenarios hipotéticos, sin embargo con los actuales ya puedes predecir mis respuestas.
Me gusta hablar de esto, es lo que más he escrito en demasiado tiempo, no sé si se me dé bien pero yo puedo leerlo e incluso hallo consuelo en ello. Debería escribirme a mí y dejarte apartado un rato, un monólogo de por qué no quererte más, no buscarte, no mirarte, no levantar la cabeza en la multitud por si estás, no entrar a tus chats(vacíos), no decir tu nombre nunca más. Tengo mis motivos, seguro los conoces.
Por cierto, ¿podrías borrar tu twitter? No tiene nada que ver pero me perturba que tengas una cuenta pública conectada a tu instagram donde me presumís. No creo que sea tan raro que me parezca extraño, porque si alguien la encuentra podría pensar que estás en algo, cosa que me da igual pero no sé por qué a vos te da igual. Pon la cuenta en candado, como una persona normal, si ya no es vigente que no lo parezca. Mejor no la pongas en candado, bórrala. El candado es una sugerencia por si no quieres perder los tuits de cuando supuestamente te gustaba y me querías, deberías borrarlo porque ambos sabemos que esas son mentiras. No creo que les tengas mucho aprecio. Antes me perturbaba verlos porque había cambiado muy rápido todo, pero ahora eso no importa tanto. Lo que no entiendo es cómo no te molesta que otros puedan verlo y hacerse una idea errónea. ¿Quieres quedar como un romántico cuando ni querer sabes? No la pongas en candado porque seguro me harías pensar que estás subiendo algo y querría saber qué, si es para mí, si borraste los viejos y ahora tu cuenta se la dedicas a otra, porque sos un mujeriego.
Bueno basta, no quiero hablar de banalidades, aunque me encanta. Y si es con vos ni te cuento, me fascina, pero no importa. Ya no importa porque no lo haremos más, no hablaremos más, aunque me mires no me hablas.
¿Sabías que aún sonrío con algunos de nuestros recuerdos? Ya no sé si quiero volver a ellos como antes, creo que no, puedo verlos y no añorarlos aunque enseguida me quita la paz pensar en qué pensabas y en cómo eso pudo cambiar. Al principio me culpaba pero después me di cuenta que nada banal que vos hicieras podría haberme causado esa falta de querer, así que sencillamente me querías menos y me decías "payasa" y "ridícula" cuando te decía que no me querías más. No te dije que yo más, porque en ese entonces pensaba que nos queríamos por igual y eso se me hacía hermoso, no obstante te quería más. Siempre quiero más, mi definición de querer, como verás, implica más que el querer usual, así que si digo que te quiero mucho es una cantidad que no te puedes imaginar. En serio que no. Yo te quería de más y me di cuenta tarde.
Mira que la dudé y lo sabes porque lo viste, dudé mucho si tomármelo en serio o mantenerlo casual, sin ilusiones. Dudé mucho, pero parecía genuino, te aseguraste de que lo pareciera, sos bueno vendiendo humo. Caí en tus palabras, en las que le decías a terceros, cómo amo conocerte a través de otros, viendo cómo sos con ellos. Cómo lo amaba, ahora si viera algo de vos me arrancaría la cara, no quiero conocerte de manera parasocial si no me llevo mi porción, es lógico.
Creo que nos dejaste a todos descolocados, signos de interrogación y exclamación en el aire, seguro nadie te preguntó pero todos se lo preguntaron: ¿Qué pasó? Tu amiga no entendía nada y fue a preguntarle a la que menos sabe de todo este cuento: a mí. No te haces una idea de lo absurdo que es decirle que sin más me dejaste de querer, que no sé si hubo un motivo pero dijiste que no, ella vio la intensidad con la que hablabas de mí y le tuve que decir que sencillamente se fue, no hay más información. ¿Me habrá mencionado el que dijo que nos veíamos bien juntos? Espero que sí, por moverte un poco el piso nomás, aunque dudo que algo mío tenga esa capacidad. ¿Le habías hablado de mí a tu mejor amigo? Lo vi ver mis historias al principio, así que pensé que capaz vos lo habías mandado a echar una mirada o sabía de mí y le había dado curiosidad quién era. Ni idea. Espero que sepa y que por lo menos a él le hayas contado qué pasó, este gran misterio, la pregunta del millón.
Supongo que solo no era lo que estabas buscando y te empecé a dar paja, pero me parece raro que hayas llegado al estúpido "te quiero", que lloraras por mi carta y toda esa puta mierda. Me parece raro, porque sino, sino tuvieras dudas tendría que soltarlo. Y no puedo. No puedo porque cuando nos miramos no soy consciente del tiempo así que no podría garantizarlo, pero juraría que buscabas algo cuando intercambiamos miradas en la noche de cumbia. Juraría que me miraste un plazo más prolongado que dos extraños y no sé qué hubiera pasado si no te hubiera huído. De vuelta, jurar es una expresión, no podría hacerlo. Quizás fue solo una reacción impulsiva, no lo sé, pero quisiera saberlo.
¿Cómo puedes morir por mi y luego no sentir nada? ¿Ni empatía? ¿Fui tan poca cosa para vos que no merecía ni una despedida? No sé qué respuestas pretendo obtener de tu mirada, bueno sí lo sé, pero no sé cómo hallarlas. ¿Que te quedes mirando significa que quieres quedarte, que quieres ver más o que te perturbo tan poco que no sentís la necesidad de huir? ¿Que estás calculando de dónde carajos te sueno? ¿Qué tendría que haber pasado para que tu mirada desmienta o confirme algo? Seguro tendría que haber ido a mayores. Si realmente te hubiera perturbado lo suficiente, me habría llegado aunque sea una llamada más tarde, aunque sea un mensaje, una señal de humo, no sé, pero si me tuvieras el cariño que necesito para consentirme el seguir queriéndote, verme te tendría que haber ganado al ego y de alguna manera me tuviste que haber contactado. Pero no pasó. Porque no quieres volver a verme, no lo quieres volver a intentar, no te vas a reaparecer, no me quieres, no te arrepientes. No hay más, y no importa el motivo ni cuántas palabras te escriba o cuánto te pueda extrañar si no te valgo el riesgo, si no te animas a saltar o si ni siquiera te tienta hacerlo.