▫️Cap. Diecisiete

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B r i a n d a










El día de hoy Anto se iría a una concentración con su selección, pero antes de hacerlo quedamos en vernos en la casa donde estaba quedándose. Según el teníamos cosas importantes que hablar, cosa que me tenía un poco asustada pero al final sabia que debía ser así.

Llegue a la casa, el estaba bajando la escalera con las maletas que llevaría para irse. Su cabello estaba casi deslavado, el color se veía un poco opaco pero igual se le miraba increíble.

— Hola — dije, no sabía de que manera saludarlo cuando llevábamos un par de días sin hablar.

Y no, no habíamos hablado de su encuentro con Erika la otra noche.

— Hola Reina.

Reina. Antoine se había tomado la costumbre de llamarme de esa manera y no me desagradaba en absoluto, esa era mi señal de que entre nosotros estaba todo bien.

Al menos hasta ahora.

— ¿ Llegué tarde?

— No, estás justo a tiempo de hecho — sonrió.

— Bueno entonces te escucho.

Ambos nos sentamos en el sofá que había en la sala de la casa, Anto tomó un sorbo de su mate y después hablo

— Me imagino que Erika te contó que la otra noche me citó para hablar — asentí — Y también sabes que no cedí a ella, obviamente por respeto a lo que tenemos

Simplemente me quedé callada, escuchando lo que el tenía que decir. Yo no tenía nada que decir de momento, por eso mejor presté total atención.

— Los papeles están ya, solo es cuestión de que Erika los firme. Lo más seguro es que para mí regreso ya lo haya hecho, lo que significa que por fin podemos dejar de escondernos.

Una emoción  me recorrió al momento de saber que ya no habría un papel que lo uniera con ella, no digo que jamás tendrán contacto por que se perfectamente que tienen hijos juntos. Sin embargo es lo único que los une y entonces, yo sería la única y verdadera mujer de Antoine.

— Por tu sonrisa veo que te causa emoción— me guiña un ojo — Otra cosa que tiene que ver con esto, es que obviamente ya no puedes seguir en casa de ella.

— Por fin, ya no me sentía cómoda en ese lugar — me sincere.

— Lo imaginé, por eso pensé que sería bueno que comenzaras a sacar tus cosas en los días que no estaré y que vinieras aquí.

— Supongo que es lo que hay que hacer — soltó una risa

— No lo tomes como una orden, es solo que pues, si, es lo que hay que hacer — me reí

— Le pediré a Hassel y su novio que me ayuden a traer mis maletas y a instalarme, si no te molesta que ellos conozcan aquí.

— ¿ Bromeas cierto? Reina, esta ahora es tu casa y puedes traer a todos los amigos o amigas que quieras. Recuerda que prometí hacerte feliz y es lo que quiero hacer.

— Créeme que ya me haces feliz Anto, pero está bien, me dejaré consentir por ti.

— Eso me gusta.

Tomó mi cintura y me llevo hacia el, rápidamente puse mis manos en su cuello y me dejé llevar por el beso.

El beso en cada segundo fue subiendo de tono, cuando me di cuenta estaba sentada sobre sus piernas con las mías a sus costados. Sus manos recorrían mis piernas y mis manos exploraban su fornido abdomen.

𝑀𝑎𝑦𝑜𝑟𝑒𝑠• 𝐴𝑛𝑡𝑜𝑖𝑛𝑒 𝐺𝑟𝑖𝑒𝑧𝑚𝑎𝑛𝑛  Donde viven las historias. Descúbrelo ahora