—Mírate nada más—besó su mejilla—que guapo te ves.
El pequeño mostró una sonrisita, mientras lo sostenía en las piernas, y Cassandra, tanto como el, sonrieron ante el gesto. La tía del bebé, sentada en otro mueble más alejado.
—Te estás convirtiendo en poco tiempo en todo un caballero.
Le dio otro beso, esta vez en la frente.
Había dejado a Mónica hacía unas horas en la boutique de la esposa de su amigo, y en secreto, se había alejado el hacia la casa de Cassandra, para visitar a su pequeño Noah. Nunca le faltaba el dinero para la manutención del niño. Pero hacía mucho no le visitaba. Bastante en realidad. Porque ahora el bebé estaba más grande y activo que antes. Y se le notaban más rasgos suyos en él. Los ojos y los cabellos. Aunque según su ex cuñada, en temperamento se parecía más a Renatta. Un poco impaciente y curioso.
Le hizo otro cariño, y Cassandra se enderezó en la silla, muy seria. Consciente de que él no había ido solo para ver al pequeño Noah. De ser así, no habría preguntado con tanta antelación si estarían en la casa.
— ¿A que debo tu visita, Andrew?—dejó de sonreírle al bebé y miró a la mujer.
—A ver a mi hijo. ¿No es obvio? Prometí estarlo visitando continuamente, además de la manutención.
Ella negó.
—Cuando vienes a verlo, es en mitad del mes y con motivo de traerme tambien cosas que él pueda necesitar. Hoy apenas empezamos noviembre. ¿Por qué viniste?
Sabía que lo terminarían descubriendo.
Sin soltar a su hijo, buscó algo en su maletín y se lo pasó. Un sobre perfectamente decorado en colores blanco y dorado.
— ¿Qué es esto?—lo destapó, y antes de que el pudiese decirle, ella llegó sola a la conclusión—te vas a casar.
Lo miró sorprendida.
—Así es. A final del mes. La invitación es para ti y mi hijo. Quiero que me acompañen en ese día especial.
Aunque no tenía ni idea de cuando y como le contaría a Mónica de la existencia de su hijo. Había conseguido mantenerlo oculto, mientras ella estaba en Los Ángeles y encerrada en el penthouse. Pero ahora que se casarían y ella haría más parte de su vida, tendría que revelar la verdad. Antes de que se enterara por alguien más y se molestara.
—Vas a casarte... y mi hermana no lleva ni seis meses de muerta—su rostro era de completa molestia.
—Cassandra...
— ¿Eso fue para ti, Renatta?—tiró el sobre en la mesa—fue tu vida por tanto tiempo, y ahora, solo unos cuantos meses después de su muerte, ¿tú vas a jurarle amor a otra?
—Cass, sabes que Renatta y yo lo dejamos hace tiempo. No salía con ambas al tiempo si es lo que te inquieta. A Mónica la conocí por los días en que tu hermana acababa de morir. Me dolió saber que ella se quitó la vida, pero no puedo quedarme llorando algo que se había roto hace tiempo.
—Ella se había deprimido porque tú la dejaste. Quizás hasta fue por eso que se suicidó. Y yo te doy el permiso de que veas a Noah aunque ella no quería. ¿Y tú vas a casarte con otra mujer? Habrías esperado un año o dos, por lo menos. Renatta ni siquiera debe estar en polvo en este momento.
Noah se revolvió inquieto en sus brazos, y él lo acomodó en otra postura.
— ¡Renatta está en un mejor lugar!—le gritó—ella ya no está, Cassandra. Y yo tengo mi vida. Debo seguir adelante. Y me voy a casar con otra mujer. Sí. Aunque te duela y pienses que no la dejé enfriar en su tumba.
ESTÁS LEYENDO
SUITE 405 (COMPLETA)
Romance¿A qué estarías dispuesta por salvar tu vida? ¿Perderte lejos donde nadie te conozca? ¿Pagar el precio que sea? O ir contra la ley, fiándote de un coyote que te ayude a cruzar la frontera de México a Estados Unidos, sabiendo como podrías acabar de s...