CAPITULO 50:

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PUBLICADO HOY, PORQUE MAÑANA ESTOY FULL TRABAJO

DISFRUTEN

MONI Y ANDREW EN MULTIMEDIA

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Mi boca formó morros, mientras soltaba el aire en exhalaciones lentas. Sin dejar de ver al frente, a las cortinas que cubrían mi entrada, aferré el ramo de tulipanes en honor a mi madre. Junto a mí, Salomé y Flor me ayudaban a organizar el vestido y el velo, para que no saliera con algún desperfecto. Los organizadores de la boda, coordinaban todo para mi entrada.

Con motivo del matrimonio, el edificio había sido cerrado y su entrada monitoreada. Los escoltas haciendo su trabajo, para impedir colados o que mi ex marido estuviese merodeando cerca. Solo los trescientos invitados que Andrew había autorizado, tenían permiso para estar y con la invitación. La mayoría de ellos, amigos de Andrew, colegas del trabajo, celebridades y amistades de sus padres y la familia. De mi parte solo estaba mi amiga Flor, y algunas de las pocas personas que hice de amigos por mi llegada. (Nina y Kany, Martha y su padre Ernesto) Y finalmente...

—Claus, lista la entrada de las damas de honor y de las niñas de arras. Es el momento de la novia con sus acompañantes.

Habló una de las coordinadoras de la boda, y yo miré a donde estaba, confundida por su comentario de quien me acompañaría en la marcha nupcial, si no tenía papá ni nadie cercano. Después mis ojos se abrieron de sorpresa.

—Espero no te incomode que yo sea quien te llevará al altar.

Sonreí.

— ¡Ben!

Le di un abrazo.

—Andrew nos contó de la boda, y Olga no quiso perdérsela. Me pidieron que te llevara ante el novio. ¿Se puede?

Lo tenía en gran estima, por representar tambien una historia con mi madre.

—Claro que sí—me aferré de su brazo.

—Pero como esto no puedo hacerlo yo solo...

De una de las cortinas, salió Olga.

—Los dos iremos contigo—la abracé a ella tambien.

Después me acomodó un mechón de cabello.

—No somos tu familia, pero sé que a tu madre la hará sentir tranquila en el cielo, que te llevemos hasta el altar.

Asentí en silencio y parpadeando varias veces para no llorar.

—Y le habría encantado verte de novia y llevando esto.

Puso en mi mano una pulserita de piedrecillas diminutas.

—Era suya. Me la regaló al momento de mi cruce en la frontera por si necesitaba empeñarla y tener fondos después. La conservé conmigo todos estos años, y aquí la tienes tú, de regreso.

—Olga...—la volví a abrazar, y ella acarició mis cabellos, tan emocionada como yo—gracias. Gracias por haber estado en la vida de mamá—miré tambien a Ben—gracias a los dos.

La asistenta se me acercó, con walky talky en mano.

—Es la hora, Mónica.

Afirmé y volví a enderezarme, aceptando el brazo de Olga con el mío, y aferrándome nuevamente a Ben. Contaron hasta tres cuando una melodía preciosa empezó a sonar, y los organizadores abrieron las dos cortinas para dejarme pasar. Todos los invitados en sus bancas, voltearon al unísono para verme, ya en pie. Pero mis ojos no estaban en ninguno de ellos, sino en el hombre que al lado del sacerdote, aguardaba muy sonriente, a mi llegada.

SUITE 405 (COMPLETA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora