𐚁̸ ࣪ 𓈒 .ᐟ 𝘰𝘤𝘦𝘢𝘯 𝘦𝘺𝘦𝘴 一𝘣𝘪𝘭𝘭𝘪𝘦 𝘦𝘪𝘭𝘪𝘴𝘩 ⭒
⠀⠀⠀⠀☆ 一 𝘀𝗽𝗿𝗲𝗲𝗻𝘁𝗲𝗿 ⭒
❛ 𝖢𝗈𝗇𝗍𝖾𝗋 lo había considerado y lo pensó muy bien por varios minutos, realmente no tenía nada que perder. Parecía ser muchísimo mejor que una semana en s...
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❛ 𝖤𝗌𝗉𝗈𝗇𝗍𝖺́𝗇𝖾𝗈 ❜ ˚₊‧ ꒰ა ☆ ໒꒱ ‧₊˚
Levantarse en un día tan importante como hoy, fue una monotonía para Conter por unos años y fue algo que cambió a lo largo de su vida.
Despertar hoy era como un día cualquiera para el albino, a pesar de haber celebrado este día festivo con la familia de Cris, simplemente no fue lo mismo. Vivir la alegría de estar en tu hogar, en un día célebre donde la gracia era pasarlo en familia, teniendo un ambiente agradable y acogedor, era una ilusión para cualquier persona.
Menos para Conter. Tal vez era una de las razones por las cuales se levantó un poco aturdido, pues hoy no fue un día más.
Hoy era Navidad, un día en el que las casas bullían de emoción, sin importar la edad. Casas a menudo, llenas de gente, teniendo reuniones familiares, encuentros esperados, amor y festejos lleno de júbilo. Y con honestidad, ese era el tipo de lugar hogareño que estaba representando hoy, la familia Barnes. Por lo que no fue realmente una sorpresa que Conter se despertara por el bullicio del lugar, los pasos acelerados y gente gritándose entre sí.
Con seguridad, podía afirmar, que hoy, no era un día más en la casa de Spreen.
El albino se talló los ojos mientras se obligaba a espabilar de su somnolencia. Si las personas fuera del cuarto estaban haciendo un escándalo, significaba que probablemente debería levantarse a ayudar en algo.
Oyó la suave respiración a los pies de la cama en la que estaba, supuso que era Spreen, nuevamente despertándose después de él.
—¡Carre! ¡¿Tu hermano ya se levantó?!
Fue, lo que supuso nuevamente, la voz lejana de Rubí lo que escuchó tras la puerta de la habitación en donde se alojaban, el albino abrió los ojos con sorpresa y el pánico se apoderó de él.
Todo tipo de somnolencia se había ido al demonio y la adrenalina se instaló como un enchufe.
—¡Creo que no! —sonó la voz arrastrada de Carre, mucho más cercana que la de Rubí—. ¡Ni creas que lo voy a despertar! Dios sabe que poronga me encontraré ahí dentro.
Lo último fue más para sí mismo que para su madre, pero el de pestañas blancas logró escuchar. Suspiró aliviado ante la clara negativa.
—¡Bien! ¡Lo haré yo! ¡Todo tengo que hacer en esta casa!
El pánico nuevamente se apoderó de él cuando escuchó los rápidos pasos pisoteando las escaleras, seguidos por la voz de Carrera, parecía estar refunfuñando insultos vacíos hacia nadie en específico, se escucharon otros pasos además de los del castaño.
