Planes.

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Se levantó de la cama con cuidado de no despertarte, agarrando el pantalón holgado que reposaba en el piso y el albornoz que se encontraba sobre la silla, se los colocó antes de volver a la cama para subir la sábana hasta tus hombros, cubriéndote lo mejor posible mientras seguías dormida boca abajo. Depositando un beso sobre tu hombro, fue que decidió salir de la habitación en silencio camino a su despacho. Agarró los dos extremos para cubrir la piel desnuda de la parte superior y bajó las escaleras, disfrutando de la soledad que emanaba su hogar.

Tan pronto como se encerró en su despacho, se dirigió al gabinete detrás de su escritorio y sacó una copa junto la botella de licor que últimamente parecía su acompañante. El encendedor y los cigarros descansaban sobre la madera, sacando uno ante la necesidad de dar una calada para amortiguar la ansiedad en su sistema.

Dirigió el cigarro a sus labios y cuando lo encendió, la puerta del despacho fue tocada y posteriormente abierta, revelando como su mayor hombre entraba con una expresión indescifrable.

—¿Qué pasa?—Cuestionó una vez que lo vió cerrar la puerta detrás suyo, caminando en su dirección.

—Señor, no me gusta contradecirlo y lo sabe perfectamente, pero tenerla aquí significa que los planes cambian. ¿Cómo va a proceder ante eso?

—Puedes relajarte, seguirá todo de la misma manera, no tienen porqué cambiar las cosas.

—Estamos hablando de la mujer de su enemigo, ¿Cómo quiere que no cambien las cosas?

—Ella no le pertenece a nadie, no es un objeto.—Expulsó el humo con fastidio, sirviendo el licor en la copa.—Además, mi hijo está creciendo en su vientre, no la expondría al peligro.

El hombre quedó en completo silencio, pasmado ante la confesión.—¿S-serán padres?

—¿Por qué crees que fui por ella? No podía permitir que pasara un solo segundo apartada de mi lado, no cuando hay tantos peligros al acecho y tengo que cuidar de mi familia. No lo puedo hacer si están alejados de mí, los necesito a mi lado.

—¿Y respecto a los planes? ¿Seguirá siendo la misma orden?

Lo siguió meditando, aunque no parecía querer razonar a esas horas de la madrugada.—Te doy la respuesta por la mañana, deberías de ir a dormir. Siento que tendremos un día muy pesado, por lo que te necesitaré a mi lado.

Asintió, sin decir otra palabra ante su petición.—Me retiro entonces, señor. Trate de descansar usted también, lo necesitará a partir de hoy.

Cuando escuchó la burla en su voz, soltó una carcajada y asintió estando de acuerdo, viendo como la puerta se cerraba detrás suyo y lo dejaba en completa soledad de su despacho.

Mentiría si pensar que sería padre no le provocaba una sensación de calidez en su pecho; mentiría si no admitiera que había pensado una infinidad de veces en formar una familia, pero el miedo lo recorría al pensar en el peligro que estaría expuesta su familia, no quería tener que vivir todos los días con el miedo de perderlos.

Se resignó a pensar en que sería padre, daría hasta su último aliento para mantenerlos seguros y bajo su protección. Daría su vida con tal de saber que nadie les tocará, que podrán vivir en paz sin miedo a salir, sin miedo a ser juzgados por sus acciones. Se sentó en su silla y miró con detalle el licor, como si este pudiera darle la respuesta que necesitaba con lo que pensaba hacer tan pronto como el sol se pusiera en lo alto.

Apagó el cigarro cuando la puerta fue abierta nuevamente, revelando tu figura somnolienta mientras frotabas el dorso de tu mano sobre tu ojo y entrabas al despacho. Sonrió al ver que te habías puesto una de sus camisas favoritas y un pantalón de chandal, el cual te quedaba demasiado grande y cuidabas que no se cayera de su lugar.

—Amor, ¿Qué haces despierta a esta hora? Pensé que estarías durmiendo.—Alzó su brazo en tu dirección, entrelazando sus manos para atraerte hacía él y dejándote caer sobre su regazo.

—Desperté y no estabas ahí, vine a buscarte.—Murmuraste, reposando tu mejilla sobre su hombro.

—No podía dormir, no quería despertarte al moverme mucho.—Soltó un suspiro y acomodó su barbilla en la cima de tu cabeza, cerrando los ojos.—Y de todas formas te desperté.

No contestaste, en cambio solo suspiraste en alivio al encontrarlo ahí. El miedo que te recorría se fue, te permitiste relajarse a su alrededor al saber que aún se encontraba ahí, solo había sido una mala pesadilla.

—Fue por algo más, ¿No es así?—Cuando te sintió tensarte entre sus brazos, posó dos dedos debajo de tu barbilla y conectó su mirada con la tuya.—Cuéntame qué te sucede.

—¿Quieres tener a este bebé?—La pregunta lo sorprendió, entreabriendo sus labios, pero sin decir nada.—Sé que iniciamos esta clase de relación sin ninguna expectativa. Sabías desde un principio que yo me encontraba casada y tú siempre fuiste libre, luego pasamos a algo exclusivo pero no lo suficiente. Al principio también fuiste claro con que no buscabas nada serio, solo sería una aventura hasta que nos aburramos, y jamás me dijiste si ese pensamiento tuyo cambió. Estaba aterrada de contártelo, pero verte reaccionar de una manera tan feliz me desconcertó, ¿Pensabas formar una familia conmigo? Porque yo quiero tener a este bebé, y si de algo estoy segura es que si tú no quieres tener esta clase de relación conmigo entonces tendré que irme porque ahora mi prioridad es mi bebé, es lo único que tengo en esta vida y pienso protegerlo. Sé que si regreso con él solo empeorará la situación, pero salí de casa sin nada más lo que tenía en ese momento, estoy aterrada y no puedo cerrar los ojos sin imaginar que terminaré destrozada por esto. Tengo miedo, pero no puedo permitirme tenerlo porque ya no estoy sola, tengo que pensar por los dos y eso me está agobiando.—Cuando terminaste de hablar, tus mejillas se encontraban empapadas de lágrimas saladas y pasarse tus manos sobre tu rostro, tratando de aclarar tu vista y no quebrarte, pero habían pasado tantas cosas en el último lapso de tiempo que no sabías como sentirte al respecto.

—Oh, cariño. No debes de preocuparte por nada de ello, desde el primer momento que me dijiste que seremos padres se volvieron mi prioridad y así será, no tienes que temer por algo que no pasará. Daré mi vida por ustedes si es necesario, no me veo ya lejos de tí porque te volviste indispensable para mí, a pesar que fue en contra de todo y de todos, no puedo pensar en que no estés a mi lado a menos que tú lo quieras de esa manera. Estaré para la crianza de ese bebé, te daré un hogar del cual no tendrás que preocuparte y solo podamos estar en paz, un lugar donde nuestro bebé crecerá y si se presenta la oportunidad estaremos felices como una familia con la esperanza de agrandarla. No creí que era necesario aclarar que cambié de parecer desde la primera vez que te pedí que nos fuéramos de aquí, pensé que estaba más que claro porque lo decía en serio, solo quiero que podamos estar los dos sin preocuparnos por nadie a nuestras espaldas. Cada una de las noches en las que pasamos juntos te demostré de la manera que mejor me pareció mi amor, cada toque, cada roce, cada palabra que te decía y aún te sigo diciendo son verdad. Te amo, y si eso te hacía falta escuchar para que puedas creerme entonces te lo repetiré en cada oportunidad que tenga; Te amo y te necesito como lo hago con mi próximo aliento, eres todo lo que tengo, son todo lo que tengo y no pienso perderlos.—Selló sus palabras con un beso abrasador, acunando tu rostro entre sus manos en un gesto desesperado por percibir el calor de ambos.

El tiempo pareció detenerse, en aquel despacho solo existían ustedes y la necesidad creciente de tenerse. Envolviste tus brazos alrededor de su cuello y te sujetaste co fuerza, necesitando sentirlo lo más cerca de tí después de sentir el miedo de perderlo, que te alejaría y estarías por tu cuenta. Querías sentirlo para hacerlo real, para saber que no se trataba de un mal sueño y que sus palabras eran tan ciertas como tus propias palabras.

—No tenía planeado hacerlo de este modo, pero tan pronto como el sol salga nos depara un nuevo futuro. Solo seremos tú, nuestro bebé y yo; no necesitaremos de nadie más, solo con tenernos bastará para saber que todo estará bien. 

Asentiste con emoción, volviendo a estrellar tus labios con los suyos en busca de su calor, de su tacto. La esperanza de que los problemas pudieran desaparecer y enfocarse en ustedes parecía prometedor, querías aferrarte a esa idea.

Solo esperaba que para cuando diera la hora, las cosas se cumplieran tal y como él lo expresó.

✎ Imaginas (IV)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora