Scarlett.
En la habitación al menos podía descansar.
Dejé mis tacones en el costado del sofá, me dejé caer en la cama. No quería centrarme en nada más que cinco minutos de sueño reparador.
Abrí mi camisa y dejé mis manos reposar sobre mi abdomen mientras respiraba profundamente. Odiaba tener que usar fajas que presionen todo lo que no quiero lucir.
Todo lo que dos embarazos me dejaron en el cuerpo... Marchito que tengo. Marcas y cosas que desearía no ver.
—Dijiste que querías dormir... — susurré cerrando los ojos. — Detén tu mente.
Mi mano subió hasta mi cuello, el collar que sostenía las iniciales de mis hijos en un pequeño dige. Elliot y Rose eran todo para mí, incluso si sentía que debía huir de todo cada tanto. Agradecía que Ryan encontrara esto... Todo fuese con el favor de rescatar mi vida.
Cerré los ojos, no sé cuánto tiempo pasó, pero al volver a abrirlos me encontré con la oscuridad en toda su plenitud. Podía escuchar cómo el viento resoplaba de forma agresiva fuera de la habitación.
Me puse de pie, me metí al baño para fumar un cigarrillo, lo necesitaba... Evitaba mi apetito, y sinceramente necesito dejar de comer algunas cosas... Últimamente he sentido que mi cuerpo cambia demasiado y... No me veo como me veía hace años, o antes de mis dos hijos.
Encendí un cigarrillo en la oscuridad, oí unos llantos desde el otro lado de la pared.
—James, sé que no debería llamarte tan tarde... Lamento despertarte. Dios.
La voz temblorosa de Elizabeth me hizo prestar atención mientras apagaba el cigarrillo unos segundos.
—Es... Robbie, él... Un amigo, sí... Yo... Él está enfermo, Tom no ha contestado mis mensajes o llamadas, y... Tengo suerte de conectarme a la red por Florence... Otra amiga... Sí.
Su otra amiga. Las amigas de hoy en día... ¡Se ve que son cercanas! De lo contrario no se meterían al baño por un "mañanero" apasionado.
Encendí nuevamente mi cigarrillo.
Olsen es una chica... Extraña. No puedo definirla de otra manera, siempre nerviosa bajo esas ropas anchas, aunque en cuanto hablas con ella, notas que su voz grave y seguridad van más allá de lo que ella podría demostrar a simple vista.
Sé que la pongo nerviosa. Lo noto, pero por alguna razón... No lo utilizo a mi favor como con el resto de mis estudiantes, una sonrisa amable, dos miradas, todo puede ser útil para que te den algo de atención y parezcan interesarse un poco en la literatura.
Los libros son lo único apasionante en mi vida, si consigo que uno de ellos se interese, mínimamente, en los libros, habré logrado mi objetivo.
—Te llamaré mañana... Estaré bien, gracias... Gracias, en serio...
Ella colgó y su llanto algo silencioso no se hizo esperar. Sentí lástima por ella. No se ve como una mala persona, y de hecho, fue la única que pareció adivinar que mi día estuvo mal, aquello fue lindo...
Eché el humo hacía arriba y cuando lo vi desaparecer por la rendija, dejé de oírla.
Sé que nos vimos. No recordaba que fue ella, hasta que volví a verla aquí fuera...
Me siento peculiarmente interesada en qué hacía ella fisgoneando por esa rendija. Podría haber estado duchándome, y aunque no soy de las personas que asumen la sexualidad de alguien cuando la ven, sé que ella gusta de las chicas, la vi con su amiga en el baño y... He notado que de alguna manera, la intimido.
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Laguna negra |Scarzzie|
FanficMaestra Johansson. Dedicado a la mujer que es demasiado suya para ser mía. [No se permiten adaptaciones]