La primera clase juntos

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Era un día soleado de verano y la academia de baile estaba llena de estudiantes emocionados por su primer día de clases. Andrea estaba parada frente a la puerta del salón, nerviosa pero emocionada por lo que vendría a continuación. Miró a su alrededor y vio a algunos estudiantes hablando y riendo entre ellos, mientras otros se sentaban solos en las bancas.

Andrea entró al salón y encontró un lugar vacío para dejar su bolsa y su botella de agua. Observó a su alrededor y notó a un chico parado cerca de la barra, estirando sus piernas. Era alto, de cabello oscuro y ojos verdes. Andrea sintió que su corazón latía más rápido al verlo.

Decidió acercarse y presentarse. "Hola, soy Andrea", dijo tímidamente.

El chico se dio la vuelta y la miró con una sonrisa. "Hola, soy Gabriel", respondió él.

Andrea se sintió atraída por la sonrisa de Gabriel y la forma en que sus ojos brillaban mientras hablaban. Pronto comenzaron a conversar sobre sus vidas y cómo habían llegado a la academia de baile. Gabriel mencionó que había estado estudiando ballet desde que era niño, mientras que Andrea había comenzado a bailar hace solo unos años.

"¿Quieres practicar juntos?", preguntó Gabriel. Andrea aceptó, y pronto estaban parados juntos, ensayando los movimientos del ballet clásico. Gabriel tomó la mano de Andrea y la ayudó a colocar su cuerpo en la posición correcta.

"Tu técnica es buena", le dijo Gabriel a Andrea. "Solo necesitas un poco más de práctica para perfeccionarla".

Andrea se sintió halagada por el cumplido y agradecida por la ayuda de Gabriel. A medida que continuaban practicando juntos, se dieron cuenta de que tenían una conexión especial en el baile. Se movían en armonía, como si fueran una sola persona. En ese momento, Andrea supo que había encontrado a su pareja de baile perfecta.


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