His Name ☠ Death Note [LawLight] ✓Omegaverse

[10] ☠️Anonimato☠️

Mis manos se encontraban heladas, bajo mi aliento se esfumaba una espesa niebla de humo que se evaporaba entre la oscuridad. Caminaba a paso lento, paseando mi mirada desde el suelo hasta el cigarrillo que reposaba en mi mano derecha, sintiendo su consumación mientras el viento golpeaba mi rostro con diminutas gotas heladas. Le di otra calada y exhalé el humo por última vez, antes de lanzarlo al suelo siguiendo su rastro hacía una alcantarilla. Continué buscando, tal vez intentando encontrarme en este callejón sin salida.

Comenzaba a hacerme la idea de que pronto moriría, tanteaba mis posibilidades de regresar. ¿Qué me deparaba ahora si no era llegar hasta lo profundo del pozo? No tenía otro camino, no podría regresar a sumergirme en la duda eterna, ¿quién me esperaría, si no era él? Me sentía un completo iluso, había vendido mi alma al infierno que se había llevado mi sagacidad para hacer frente. Con el pasar de los días me sentía un muerto viviente, carente de vitalidad y de aliento para continuar, sentía mi mente sosegada, estancada en las emociones del pasado que tanto infortunio me trajeron, recorriendo una y otra vez caminos extensos llenos de cristales, que se incrustan bajo mi piel.

Mis deseos se habían esfumado, me encontraba preso de mi mente perturbada por la codicia de la libreta de la muerte, que muy pronto también marcaría mi propia muerte. El arrepentimiento es vanal cuando se ha llegado a un pozo sin retorno, la salida cada vez era más lejana y únicamente me quedaba continuar descendiendo.

Recordé la amenaza del anciano hace una semana entre estás mismas calles desoladas. Sería muy oportuno deshacerse de mi ahora, que me hallaba vulnerable, sumergido en la melancolía de un triste paisaje colmado de estrellas y luceros, de besos fugaces cargados de esperanza, esperanza que me incentivó para aferrarme a la vida y hacerle honor a la muerte de L.

Pero ahora, que había salvado mi vida en múltiples ocasiones me cuestionaba si aferrarme a la vida traería consigo la esperanza de su recuerdo. Finalmente él jamás regresaría.

Me quedé pasmado, frenado ante mis reflexiones frente a una fachada gris. Exhalé el aire contenido en mi pecho observando una puerta de madera rugosa, la cuál estaba ligeramente abierta. De inmediato, sentí un escalofrío recorrer mi cuerpo mientras empujaba la puerta con mis nervios excitados por el desgradable sonido de un viejo edificio rechinando para darme la bienvenida.

Al andentrarme, la oscuridad absoluta me recibió. Habían unas largas escaleras en espiral en la parte izquierda, iluminada por un rayo tenue proveniente de una pequeña ventana que daba a la calle. Comencé a subir observando a mi alrededor, cuidando mis pasos entre la oscuridad. Habían dos departamentos en cada piso, eran cuatro pisos en total, tan solo en el último esperaba encontrar la iluminación o la oscuridad que este largo camino aguardaba para mí.

Al llegar al tercer piso, avanzando con inseguridad logré percibir un aroma que electrificó mi cuerpo por completo. Mis sentidos buscaban la fuente de aquel aroma que recordaba con tanto desagrado.

Mis sentidos estaban alterados, mis nervios a flor de piel me hacían preguntarme si las alucinaciones de un hombre enfermo jugaban en mi contra. En el fondo sabía que no podría olvidar tal fragancia a café barato, a una triste imitación de feromonas de Alfa.

Una brisa oscura me golpeó, quedé helado por completo observando a una persona descender por aquellas escaleras. Parecía cabizbaja, sus cabellos negros caían largos sobre su rostro, sentí su brisa pasar tan cerca que casi pude palparlo. Perturbado por mi situación giré para ver su figura perderse entre los escalones, la mujer no llevaba prisa, caminaba con tranquilidad y paciencia, su rostro me era un misterio pues en ningún momento se detuvo a mirarme.

Pálido por los nervios continué ascendiendo, mientras se perdía entre el silencio el sonido de la mujer saliendo por la puerta de madera. Quise seguirla, preguntarle quién era y por qué estaba aquí, pero decidí dejarla irse, a este punto dudaba de mi propia convicción.