Cada vez que llego a la consulta, la señora Irma ya está esperándome para que la atienda. Siempre pide la primera hora de la tarde y llega 15 minutos antes. Cada vez que la vislumbro en la sala de espera, esta tejiendo alguna cosa, para alguno de sus bisnietos. Claro, es una mujer de 92 años, de aspecto jovial y relajado. Con un rostro dulce y en extremo coqueta, tanto que me costó varios meses en que me dijera su año de nacimiento. Junto con aquello, cuando le pregunté como ella consideraba su salud, me contesto que era extremadamente sana. dicho esto, le consulte por los medicamentos que toma y ahí me mencionó como 15 diferentes: para la presión arterial, diabetes, osteoporosis, atrosis, antiácido, somníferos, etc. Luego de darme el rosario de remedios, se sonrió y me dice: "bueno, tan sana no soy, pero qué se puede esperar a esta edad".
Ella aun maneja su auto y es bastante independiente pese a su edad. La primera vez que la vi fue hace tres años, había recién enviudado de un ex uniformado. Me dice que su marido cumplió su sueño de andar en un Mercedes benz nuevo el día de su funeral, ya que la camioneta que lo llevó al cementerio era de esa marca. Yo me quede impresionado de su humor negro. Me dijo que quería arreglarse los dientes ya que si bien era vieja, quería verse bien.
En esa época le cambie las prótesis y le hice unas coronas en los dientes anteriores.
Me dijo que iba a darse algunos gustos ya que toda su vida tuvo que restringirse para que le diera el cuero para sacar adelante a sus 8 hijos.
Hoy cuando se sentó en el sillón, venia muy seria y me dijo que sus prótesis las sentía como castañuela. Que había probado con pegamentos que venden pero que ya nada las sujetaba. Así que le hice los ajustes correspondientes para que le quedaran más cómodas. Además me contó que sacó pololo, un vejete tres años menor que ella y viudo también. Y que salen al cine y a tomar el té. Pero que él no sabe que ella usa prótesis y que sería un secreto que se llevaría hasta la tumba.
Es una mujer muy centrada, lúcida y que adora conversar, así que trato de siempre darle una hora más larga para poder consentirla y atenderla bien.
Ella me dice que de joven nunca fue encachada pero que le llovían los pretendientes porque era muy simpática y alegre. También me cuenta que esta en clases de gimnasia y yoga, en un programa de la tercera edad en su comuna, va tres veces a la semana y eso la ayuda a no tener tanta guata ni rollos en la espalda.
Cuando le pasé el espejo para que se mirara con las prótesis me dice: Uf!!, que fea es la vejez!!!. Se echa un rogue rojo pasión que le tiñe algunos dientes de la prótesis y me pide que se los limpie.Yo le digo que debe venir una vez al año a control, ya que es normal que las prótesis se suelten y que las encías se inflamen.
Ella me mira fijamente, se queda un momento en silencio y me dice: Claro, si el de arriba me lo permite, aquí estaré.
