¿Qué clase de maldita broma era esta? ¿una jugada del destino? Se burló tantas veces de esa palabra, destino. Sonaba estúpido, nunca creyó en eso, ni cuando ella era tan insistente en el asunto.
Solo la seguía por su fuerza y nada más, pero probablemente si viera su situación incluso ella se tomaría el tiempo de burlarse de su situación.
Pero más que irritada, ahora estaba paralizada por el mocoso en frente suyo, cabellos rubios y ojos azules, expresión determinada, pero con miedo por ella.
Era hasta cómica su situación.
Llevó su mano al rostro con fuerzas, debía espabilar. Su katana fue envainada en su costado tras limpiar la sangre de la inservible detrás del rubio con un simple y rápido movimiento.
-¿E..eh? -Naruto tragó seco mirando las acciones de la mujer en frente suyo.
Aquel mortal instinto de muerte hace rato había cesado.
Akitsu igualmente veía con confusión la actitud del actual líder del escuadrón disciplinario. Intentó moverse, pero bastó una mirada de la albina para que se quede quieta y no intente ningún movimiento tonto.
Estaba así por el rubio, no por ella por lo cual no estaba exenta de alguna arremetida de su parte.
-¿Cuál es tu nombre, chico? -preguntó ladeando su cabeza hacia un lado, su expresión de siempre había vuelto, aquella peculiar sonrisa y ojos cerrados.
-¿Qué? -fue lo único que atinó a decir el pobre Uzumaki que no entendía nada de nada- ¡¿Por qué atacas a Akitsu-chan?! -en una arremetida de ira exclamó molesto.
Su corazón se aceleró por un instante por las palabras del chico, incluso con todo lo que vio de ella podía gritarle de esa manera, admirable a sus ojos.
-"¿Akitsu-chan?" -por un instante sus cejas temblaron.
No le había gustado ese sufijo en ese nombre, le molestó y sabía la razón. Ese tipo de expresiones se utilizaban con gente cercana y a quienes se le tenía aprecio, ¿por qué apreciaría algo inútil como esa mujer? Ni siquiera podía ser alada, no servía para el propósito con el cual fue creado, era un estorbo para el rubio y para ella.
Un gruñido casi imperceptible salió de su boca cuando vio al Uzumaki agacharse para intentar levantar a la castaña, su sangre hirvió cuando la mujer rodeó su cuello con sus asquerosos brazos.
Su mano acarició el mango de su arma por un instante, pero se abstuvo, no quería asustar al pequeño de curiosos bigotes.
-Eso... no te lo puedo decir, todavía -le respondió sonriente la esbelta mujer que miraba como Naruto llevaba a Akitsu hasta la cama para que tome asiento.
En ese lapso de tiempo, la manipuladora del hielo no despegó su mirada de ella, y eso ciertamente le divertía.
-"¿Qué ocurre con esta mujer? Parece que ya no tiene malas intenciones, aún así..." -Naruto se acercó la albina serio- ¿Entonces qué quieres? Si ya no tienes nada que hacer, mejor vete -le dijo temiendo que saque de nuevo su espada, pero la verdad es que estaba molesto debido a que lastimó a la castaña.
-¡Jo! ¿tan molesto estás, chico? Pero si esa de allí no sirve de nada, no sé lo que te dijo, pero te aseguro que no le debes nada -le aseguró con diversión, una diversión que buscaba esconder una tremenda ira.
Las ganas que tenía de decapitar a esa inútil en estos momentos estaba por rebasar los límites. ¿Por qué se empeñaba en defenderla con tanto ímpetu?
-¡Ella no me dijo nada! Ni siquiera sé qué ocurre, pero ¡lo que hago, lo hago porque quiero! -le respondió Naruto apretando sus puños, estaba dispuesto a defenderla y ambas mujeres lo sabían.