Capítulo 5: Los deseos te juegan en contra

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Talvez sea por el desconocimiento de lo que conlleva hacer un deseo realidad, pero realmente llega un punto en el que te cuestionas sí vale la pena cumplir tus deseos aparentemente egoístas, y que repercutirán en la vida de tus seres queridos.

Es simplemente, la ilusión de salir de ese problema que tanto te agobia. Eso le pasó a Sayumi.

Cuándo volvió de la escuela, fue recibida por su madre, pero esta parecía estar bastante furiosa. Oleada tras oleadas de insultos no se hicieron esperar de la boca de la mujer, y la pobre chica sólo podía mantenerse en pie mientras recibía con dolor las palabras que salían de parte de su progenitora.

Es tú culpa. – Exclamó. – ¡Todo por darle placer a tus malditos caprichos!

Un tenúe – Mamá... – No sé hizo esperar por parte de Sayumi, quién parecía pedir clemencia ante las agresiones verbales de su madre.

¿Sabes cómo me ha costado mantener ese trabajo? Y Todo para que por tú culpa me hecharan del único trabajo que tenía para nuestro sustento diario... Ni haciéndome cargo de tí fuiste capaz de siquiera agradecerme, porque me tocó hacerme cargo de... – Suspiro – Bueno, eres una mal agradecida. ¿Acaso no te das cuenta de que es tú culpa?

No hubo respuesta. Sayumi tomó sus cosas y salió despavorida y despechada por el dolor que las palabras de su madre le habían causado, casi cómo sí fuera una puñalada, causándole una tristeza y un dolor tremendo, pues después de todo, ella no quería que a su madre la despidieran de su trabajo, y sólo quería pasar más tiempo con ella, porque... ¿Que más podía hacer? Sí al parecer, nadie más podía escuchar sus problemas, ni siquiera Yuko, su mejor amiga, podía ayudarla al aparecer, o al menos hasta ese momento, era así.

Sayumi llegó cerca del cementerio de Okinawa, y con la mirada baja, empezó a recortar el mórbido lugar, dónde la conexión entre la vida y la muerte era mutua, un extraño paralelismo entre lo que somos y seremos en algún punto de nuestra limitada existencia en este mundo, y mientras hiba caminando, Sayumi escuchó una voz la cuál se le hacía familiar.

Estás aquí, vaya. – Se trataba de Saint, quién yacía encima de la reja del cementerio, y al ver a Sayumi bajo para hablar con ella, pues se le hacía raro ver a Sayumi rondando sola por un lugar tan deprimente.

Saint: ¿Y Que te trajo por aquí? ¿Acaso tú pasatiempo favorito también es llorar mientras te lamentas al lado de las lápidas?

El chico tomo un sorbo de una bebida que sorprendentemente y para sus mañas, no era alcohol, aunque dada su actitud, parecía haberse cansado de perder el control en sí mismo, pues después de todo, ya perdía parcialmente el control de sí mismo al enojarse.

Sayumi: Eso a tí no te importa.

Respondió la chica de forma cortante. Saint la miró con seriedad y preguntó

Saint: ¿Quién te hizo llorar, hermosa?

Las manos del joven acariciaron suavemente la mejilla de la fémina mientras sonreía de forma sarcástica, pero se notaba cierta ternura en sus roces que parecían ser hechos con la delicadeza con la cuál Sayumi nunca había sido tratada hasta entonces.

Los nervios de apoderaron de la chica, por lo cuál y en un arrebato para tratar de ocultar su vergüenza, ya notable en sus mejillas tan rojas, esta tomó la mano de Saint y la removió de su cara mientras gritaba levemente

Sayumi: ¡No me pasa nada! ¡Y Ya deja de decirme hermosa! ¿Con que derechos te crees?

Saint: Con el derecho de tratar de ayudarte, pero bueno, sí quieres lamentarte y llorar, esta ya es tú decisión, pero luego te darás cuenta que no te habrá servido de nada más aparte de deshagar ese dolor emocional que por ahora tienes contigo.

Puella Magi Yuko Magica Donde viven las historias. Descúbrelo ahora