prólogo.

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— Tienes dos piernas, mueve las rápido por el amor de lo que sea o te asesino—. La voz de mi mejor amiga me hizo salir de mis pensamientos y acelerar mi andar.

— Ya llegamos Vittoria, tranquila ¿Si?—.

Creo que ya perdí la cuenta de los pasos que hemos dado de lo rápido que vamos. Todo porque ella no podía perderse la primera presentación de "The Athlas", un nombre 100% absurdo. Seguro lo inventaron con su mamá a las tres de la mañana en un momento de brillantes.

Deje que Vitta se instalará en su lugar y caminé saliendo de la cantidad de gente que vino a ver a esta gran banda -que se note el sarcasmo-. Suspiré aliviada al ver una especie de tronco volteado, perfecto para sentarme.

— Dios, mi cama estaría más cómoda que este maldito tronco—.

Murmuré y tome mi teléfono para buscar un poco de señal, odiaba estos festivales y tenia que venir cada año por algún capricho de Vitta o algún otro amigo que me pide que lo acompañe.

— ¿A quién vienes a ver?—. Miré hacia arriba al escuchar a alguien hablar.

¿Una voz amable o creída?

Amable.

Ambas.

— ¿The Athlas? —. Dije dudando en la pronunciación de dicha banda.

— Tocan dentro de una hora, ¿no?—. Miró al escenario y yo asentí a su pregunta.

— Si, pero mi amiga ya está en primera fila y yo necesitaba aire. Muchas personas en un solo lugar empujando a todos—.

— ¿Te gusta esa banda?—. Pregunto ahora mirándome.

— Nunca los he escuchado pero su nombre es una mierda. Hubieran tenido mejores ideas pero quién soy yo para juzgar—.

Una pequeña risa se escuchó, fue linda. Suave casi un suspiro.

— ¿Cómo te llamas?—. Pregunto con una sonrisa aún con su mirada en mi.

— Clara, ¿y tu?—. Lo miré mientras esperaba su respuesta.

— Soy Nevan—. Asentí y mire mi teléfono cuando empezó a vibrar.

— Lo siento Nevan, debo irme. Suerte en lo que sea que hagas aqui y no vuelvas a hablar con extraños es malo—. Me levanté y escuché una pequeña risa de su parte. No me detuve ya que Vittoria iba a matarme.

Me hice espacio entre la gente, por primera vez mi baja estatura servía para algo. Empujé a algunas personas e ignore sus malas caras. Perros enjaulados, por dios.

Fue un milagro cuando Vittoria se dió la vuelta y me vio entre todos, comenzó a gritar obsenidades para que me dejarán pasar y con muy poco ánimos y algo enojados todos le hicieron caso, ¿cómo y por qué? No sé.

— ¿Dónde te metiste?—. Me miro furiosa y yo sonreí tratando de calmarla.

— Estaba hablando con un chico y—. Me corto en ese instante.

— ¿¡Hablaste con un chico!?—. Medio grito.

— Si, Vitta. Tu lo haces todo el tiempo—. Suspire abrumada por como estaba actuando.

— Aja, yo. Pero tú no, ¿cómo era?—. Ignore su felicidad y mire al frente.

— Bueno él... Era él—. Me quedé quieta en el momento que la banda subió al escenario y pude verlo en lo alto.

— ¿Qué?—. Pregunto Vitta tan impactada como yo.

— Nevan—. Susurre pero ella solo observaba a quien yo miraba.

Al Son De La Canción.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora