Capítulo XXV

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Pasaron las horas, varios libros y pergaminos fueron descartados sin cuidado alguno en el suelo. Por un lado, Jaken se encargó de apilar los libros que llamaron la atención al señor del Oeste. Entre ellos títulos como : "La histeria" "Neurosis de guerra y como tratarlo" "Teoría del trauma " "¿Qué es la bipolaridad?"

─ Vaya ¿Quién será el pobre infeliz que está tan destruido? ─ Jaken cometió el gravisimo error de cometarlo en voz alta.

Un gran y pesado libro cayó sobre su cabeza.

─ Cierra el hocico. ─ ordenó Inu No Taisho en cuanto volteó, se puso a revisar los textos que anteriormente Tochi le había dejado.

Cuando pasó el mareo, Jaken con mucho esfuerzo levantó el libro que incluso era más grande que él.

"Kamasutra : traducido al japonés. "

─ Ah~ ─ las mejillas verdosas del Kappa se tintaron de rosa al comprender que es lo que tenía que sus manos. No se atrevió abrir sus páginas sabiendo con lo que se encontraría. ─ ¿Llevará esto para su esposa?

─ Jum. ─ Inu No Taisho quiso reírse. La respuesta era si pero no.

La palabra esposa le traía amargos recuerdos. Inevitablemente pensó en su mascota en el lugar de esposa. Y no, grave error, aquella mujer se coló en sus pensamientos, como siempre cada que escucha el tema derivado del matrimonio. La angustia, la impotencia, el dolor. No son cosas a las que quiera enfrentar, nunca más. Su corazón se había cerrado hacia mucho tiempo atrás.

Aunque siguiera acostandose con mujeres, no le interesaba tomar a ninguna como pareja, al menos por el momento.

Leería gran parte de los libros en su camino de regreso a casa. Genial, el enano ya lo había desconcentrado.

─ No te mataré, solo por que me das mucha gracia. Así que solo apila todo esto y entregáselo a mis hombres. Luego de eso, te puedes largar.

─ ¿Largarme? ¡Espere gran señor! Usted salvó mi vida, creyó en mi, ¡Mi deuda con usted es demasiada!

─ Me ofreciste traerme hasta aquí y ya cumpliste. ¿Te parece poco mi oferta de dejarte ir? Además ¿No tienes un ejército que liderar?

─ ¿Cual ejército, mi señor? ─ Jaken comenzó a sudar, todo por fingir.

─ Al que estabas liderando en plena retirada hace unas horas. ¿No eras el líder?

─ No, mi gran señor. ─ mintió, rezando con que su mentira no fuera descubierta por el mayor. ─ ¡Así que le pido que me acepte como un fiel sirviente a partir de ahora! ─ se arrodilló y pegó su cabeza al suelo.

Inu No Taisho no era tan tonto como para no notarlo, y no entendía como una criatura tan débil elegiría una vida de peligros antes que vivir en su comunidad natal. Y como se supone que sería fiel si literalmente estaba abandonando a los demás.
Bien, siempre y cuando fuera de utilidad.

─ Te advierto que darme servicio significa que puedes morir en cualquier momento. Y no tolero mucho las estupideces ni soportó que me cuestionen.

─ ¡Este servidor puede con eso y más! ─ Exclamó sellando así su pacto de lealtad hacia Inu No Taisho.

─ Bien. ¿Qué esperas? Trae las cosas.─ Inu No Taisho caminó hasta salir de los pasillos de la biblioteca.

Hasta pasar por las estanterías de tesoros sobrenaturales. Entre todas las cosas, hubo una que llamó la atención. Una que estaba colocada en un pedestal. Un báculo de madera, lo reconoció, el báculo de dos cabezas. Lo tomó como si fuera el dueño del lugar y lo examinó rápidamente antes de seguir caminando con el arma en manos.

• El Cruel Príncipe Del Oeste •Donde viven las historias. Descúbrelo ahora