22: Raíces por ti, raíces por nosotros

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Sean.

—¿Estás bien, Redder? —pregunto.

Redder asiente en respuesta mientras termina de comer y pide la cuenta. Doy otro bocado mientras lo observo. Esta serio. Su cabello pelirrojo algo despeinado y parece tener ojeras bajo sus ojos. Decido darle su espacio pero jamás dejándolo solo. Sé que en cualquier momento vendrá hacia mí.

La verdad es que la huida de Alessa tocó en lo más fondo de mi corazón, es como si hubiera perdido lo último que me quedaba de Juliette. Lo último que ella me dejó fue un mensaje que lo sentía y que su puesto ahora quedaba en manos de Kenzie. Aun no sé nada de ella, pero solo espero que sea feliz. Y mientras tanto, mi hermana había vuelto hace un mes y se había llevado a Shawn con él, dejándome solo en el apartamento.

Cuando voy a preguntarle a mi amigo que si lo llevaba a su entrenamiento, él paga la cuenta, se levanta y me hace una señal de despedida. Suelto un suspiro. Salgo del lugar y me subo al auto para ir a la oficina. Tenía demasiado trabajo hoy. Saludo a los demás cuando entro y Claire, una de las psicólogas me sonríe más de lo normal. Camino rápidamente a mi oficina para encerrarme todo el día allí.

Mi teléfono suena dos horas después y respondo al ver que es Harley. Lo pongo el altavoz y sigo escribiendo en la computadora.

—Estoy ocupado —le digo mientras escribo en el teclado con una mano—. ¿No deberías estar organizando el taller de mañana?

—Está todo listo.

—¿Y para que llamas si estas al lado de mi? Tengo cosas que hacer.

Lo sé. Hagamos un asado en la tarde, así te distraes un poco.

—¿Qué debo llevar?

El asado si es necesario.

Suelto una carcajada y llevo mi cabeza hacia atrás. La puerta en mi oficina en ese momento es abierta y pensé que era Harley para molestar.

—Para la próxima pide una cita y te atiendo, no tengo tiempo para idiotas.

Cuando veo que no responde con una de sus respuestas estúpidas, levanto mi cabeza encontrándome con una sorpresa. Todo en mi interior es un caos y el teléfono se me cae. Escucho los carros pasar. A las personas hablar al otro lado. Y aquí, justo ahora aquí, siento que todo se detuvo. Incluyendo mi respiración.

Oye pero tampoco es para que me ignores. Era un chiste... ¿Sean? ¿Acaso viste un fantasma?

Juliette acaba de entrar. Sonríe al verme y toma asiento enfrente de mí. No puedo decir nada. Solo puedo observarla y por un segundo creo que estoy alucinando y que me he vuelto loco.

Su cabello ya no es negro, lo ha teñido de un color más claro, como castaño, además lo cortó un poco y lleva un gorrito en su cabeza. Lleva un maquillaje ligero que hace resaltar sus lindos ojos, también gracias a las pestañas que parecen tener algunos copitos de nieve. Tiene unos guantes rosados en sus manos y una gran chaqueta negra. Sus labios están curvados en una sonrisa al ver que no puedo hablar.

—¿Debí pedir una cita?

Su voz. Incluso su voz sigue siendo la misma y es lo que necesito para parpadear.

—¿Juliette, eres tú?

Vaya. Que pregunta más lógica mi rey, increíble.

—Supongo. Hasta ahora no tengo una hermana gemela.

Ahí reacciono. Agarro el teléfono del suelo y me acomodo mejor en el asiento.

¿Qué hago? ¿Qué digo?

En medio de la nocheDonde viven las historias. Descúbrelo ahora