— Más rápido... ¡rápido! – Las fuertes estocadas lo hacían temblar de placer, el aroma de ambos lobos estaba mezclándose como un elixir en la habitación.
Las bolas del alfa chocaban con las suaves nalgas del omega, provocando un sonido tan excitante y caliente que les hacía hervir la sangre. Su pene estaba siendo apretado por las paredes anales del hombre en cuatro, recibiéndolo con ansias y rogando por más.
— No grites. – Carcajeó entre gemidos, la tarde había llegado con una ronda de besos y caricias traviesas, manos curiosas y deseosas de tocar y tocar. Habían terminado los deberes de ese día y cuando el mayor estaba listo para salir a comer, el rubio se lo impidió bajándole el pantalón y haciéndole una deliciosa mamada en medio de la sala.
Una cosa llevó a la otra, por lo que ahora estaban disfrutando cada embestida y gemidos, porque al omega no le importaba que los demás estudiantes lo escucharan, gimió tan alto como le fue posible ¿y cómo no hacerlo? La polla de MinHo lo hacía delirar cada que se hundía entre sus redondas nalgas.
Y no lo culpen, disfrutaba muchísimo de su vida sexual, pero con MinHo era diferente, más placentera y excitante. — ¡No me importa! ¡Rómpeme el culo, alfa!
— Omega... -. Le besó el cuello repetidas veces, mordisqueó con toda la intención de rasgar un poco la piel.
— Córrete dentro, lléname MinHo. – Sobre las sabanas negras, el semen del rubio se impactó.
— Te anudaré mon ange.
— Ahh... - Aún resultaba un poco doloroso, pero su interior recibía el nudo gustoso. TaeMin elevó aún más el trasero, sintiendo cómo era llenado de una cálida esencia.
— Debemos comer algo antes de la tercera ronda.
— Yo sólo quiero comerme tu polla. – Se dejaron caer sobre el colchón, intentando respirar correctamente.
La habitación lucía más brillante de lo normal, aunque ahora la ropa del rubio estaba por doquier al igual que sus fotocopias y libros de texto. El aroma a naranja y citronela le hacía salivar, se mordió el labio ante la mirada de su alfa, mirándole pícaramente mientras acariciaba sus piernas.
— Hablo de comida real.
— Quiero tu polla en mi culo. – El mayor comenzó a reír mientras se levantaba y buscaba ropa limpia en el closet, pero TaeMin no se rendiría tan fácil. Con una erección entre las piernas, caminó hasta el moreno y le besó la nuca.
— No, Tae.
— Shh, sólo embísteme contra la pared, pellizca mi piel, hazme gemir en tu oído. – Se escuchó cómo tragó saliva, se giró para encontrarse con la belleza en persona. Las mejillas del rubio estaban coloreadas de un precioso carmín y sus pezones erectos al igual que el pedazo de carne entre sus piernas.
— No tienes remedio.
— Así te gusto. – Lo tomó por la cintura, dejando que las piernas del menor se enroscaran a su cadera. Lamió el níveo cuello sin pudor, chupándolo y volviéndose loco con el sabor a sandía. Le encantaba cada parte del omega, su lobo aullaba con fuerza exigiéndolo que lo tomara de una puta vez.
— Estás mojado, listo para tu alfa.
— Sí, siempre listo para ti. – La gruesa polla del moreno se deslizó por su interior, jadeó alto y ronco, jamás podría acostumbrarse a la hombría de su pareja, no cuando esta parecía querer destrozarlo en puro placer. – ¿Por qué hueles tan bien? Sabes tan delicioso y quiero comerte entero. – Los chasquidos de sus labios tocándose resonaban por el dormitorio entero.
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Midnight Sighs - 2MIN
FanfictionEstaba harto de las tareas, el pegamento y las malditas piezas de su maqueta. Y el ruido en el pasillo no ayudaba, tal vez no debió abrirle la puerta a ese omega de lindos ojos y olor a sandía... Ahh, MinHo odia la sandía.