Caminando sin rumbo fijo,
Sigo adelante sin saber a dónde ir,
La tristeza me ha invadido el alma,
Y me ha hecho perder el norte y el sentir.
Las calles se extienden infinitas,
Como un laberinto sin salida,
Y yo me siento perdido en su oscuridad,
Buscando una respuesta a mi desdicha.
Cada paso es una lucha constante,
Contra el vacío que me abruma,
Cada respiración es un intento,
De encontrar un resquicio de luz en la bruma.
Pero la tristeza me persigue,
Como una sombra que no me abandona,
Y yo sigo caminando sin cesar,
En busca de una cura que alivie mi pena.
Así voy, con el corazón destrozado,
Sin un destino claro que me llame,
Solo el silencio y el eco de mis pasos,
Acompañándome en mi penar constante.
No sé cuánto tiempo más podré seguir,
Vagando por las calles sin dirección,
Pero lo que sí sé es que mientras tenga fuerzas,
Seguiré adelante en mi propia obsesión.
Quizás algún día encuentre un camino,
Que me lleve a la luz y la redención,
Mientras tanto, seguiré caminando,
En busca de mi propia salvación.
