🔥CAPITULO 15🔥

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EDITADO.

🥷<<{Akio}>>🥷

Alessandra: ¿Quieres que te cuente qué carreras estudié? ¿No? Bueno, como no me importa lo que digas, te voy a decir de igual modo.

<<Hice pastelería, repostería, panadería, chef y la que más te va a gustar, militar, sabes, hay varias torturas que se usan para asustar a los nuevos cadetes.>>

<<Normalmente las usan para medir su valía o asustarlos para que abandonen, mi favorita es la eléctrica, pero contigo empezaremos desde la que menos me gusta >>

Estoy tan fascinado por lo que hace y dice que no me doy cuenta de que eligió el martillo.

Alessandra: El martillo lo utilizaban para romperle las rodillas a los cadetes y ver si volvían después del alta, vamos a ver cuántos martillazos aguantas antes de suplicar.

El primero llega con poca fuerza, pero eso no evita que lo haga sisear e insultar por lo bajo.

Muero de ganas de escucharlo suplicarle a la niña.

El segundo va con más fuerza que el anterior, se lo pegó en la otra pierna y el impacto afectó como ella quería porque las rodillas le vencieron y se fueron hacia adelante.

Por lo que quedó colgado de los brazos con la cuerda, lastimando sus muñecas por ser el único soporte que tiene su cuerpo ahora.

En el tercero se escucha un <<CRAIG>> cuando el impacto del martillo con extrema fuerza le rompe la tibia.

Y no porque haya golpeado en otro lado que no sea la rodilla, sino que sé que es la tibia por qué el hueso traspasó la piel.

Le hizo fractura expuesta de tibia.

Me tengo que casar con ella, no la puedo perder.

Eso fue todo lo que el borracho pudo soportar antes de ponerse a suplicar y llorar como una magdalena.

Hay que admitirlo, tuvo un poco de aguante o el alcohol que tiene en su sangre no lo deja procesar el dolor lo suficientemente rápido.

Hay muchos hombres que ante el primer martillazo ya están soltando la lengua.

Le quedan 15 minutos y tiene que apurarse, no me gustaría que deje su venganza por la mitad.

Bueno, en todo caso me lo cargó al hombro y se lo llevó.

Lo segundo que agarra es la bolsa, que se la pone en la cabeza hasta que empieza a moverse desesperado, incluso así todavía se la deja puesta un rato más.

Se lo merece.

Lo siguiente es la navaja que sobre la ropa se la clava varias veces en los muslos y abdomen, por gusto también se la clavó en su entrepierna.

Chilló de dolor con cada cosa que le hizo, pero a la niña aún le quedan dos herramientas.

Últimos 5 minutos.

Se pone el nudillero y empieza a golpearlo.

Alessandra: En las oscuras noches los soldados de rango alto se metían a tu litera y te pegaban en el torso con todas sus fuerzas, si resultabas con alguna costilla rota era el premio.

Golpe, golpe, golpe.

<<Seguro que obtuve varios premios, ¿Que dices te rompí unas costillas?>>

Más golpes, frena cuando empieza a toser sangre.

Ya pasó la media hora, pero le doy diez minutos más para que pueda terminar con los electrodos.

Le conecta los dos chupetitos que tiene en la cabeza, lo va a fundir.

Alessandra: Vamos a hacerle un reseteo a tu pequeño cerebro, tío.

Su cabeza empieza a vibrar cuando prende en mínimo los electrodos.

Alessandra: Vamos al nivel dos ahora, ya que sobreviviste al primero.

Así lo hace hasta que se cansa y pasa al último nivel.

Espuma sale de la boca del borracho y dos minutos después la sangre gotea de sus oídos.

Lo fulminó.

Alessandra: ¿Debí avisarle que los electrodos estaban modificados para que tenga más potencia?

Murmura la pregunta para ella misma.

A lo lejos oigo varios autos, acercarse tal como lo dije, la encontraron los hombres de mi padre, pero sobre mi cadáver la agarran.

Entró de golpe a la diminuta y sucia casa y una navaja voladora se entierra en mi hombro.

¿En qué puto momento la volvió a agarrar?

Puta madre que haya limpiado la sangre del borracho.

Alessandra: ¿Akio?

Akio: Aless, ¿Puedo decirte así? No puedo explicarte ahora, pero tenemos que irnos, lo que calculo que son seis camionetas con gente de la Yakuza están llegando a buscarte.

Alessandra: ¿De qué hablas? ¿Qué haces aquí? ¿Quién eres en realidad?

Akio: Perdóname.

Alessandra: ¿Porque... ¡Ah!

Grita cuando la pongo sobre mi hombro ileso y salgo de ese lugar, la siento en mi auto y obligada le abrochó el cinturón.

Claro que me comí varios derechazos entre medio, pero todo vale la pena si ella está a salvó.

Alessandra: ¿Puedo saber a qué se debe el secuestro?

Akio: No te estoy secuestrando, Aless.

Alessandra: Subirme sobre tu hombro y meterme en un auto a la fuerza cuenta como uno.

Akio: Solo estaba protegiéndote.

Alessandra: Si es así, llévame a mi casa.

Akio: Eso es lo que hago.

Alessandra: Nunca te dije donde vivo.

No respondo más, cuando lleguemos a su casa le explicaré todo.

Aunque tenga 20 armas sobre mi cabeza.

Alessandra: Por cierto, esa es mi navaja.

Akio: ¿Qué?

Alessandra: Qué es mi navaja, no tiene sangre de la escoria, sé que viste todo por la ventana.

Alessandra. 3°Donde viven las historias. Descúbrelo ahora