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Bae Joohyun no era la persona más feliz, su día a día eran bastante depresivos e incluso podía tener pensamientos suicidas, su vida no era perfecta y estaba cansada de eso.
Pensando en todo lo que le hacía mal, cada palabra dañina que le dijieron, en cada cosa mala que le había pasado, lo único que pensaba era en terminar con su sufrimiento. O al menos ella pensó que sería así.
Cada día lo vivía con menos ganas que el anterior, sus ojos carecían de ese brillo que las personas debían tener, para ella, ya nada tenía sentido en esos momentos.
Saliendo de su última clase y dirigiéndose a su departamento, Joohyun se veia aún más pálida que de costumbre y más débil, a sus compañeros de clases o profesores eso les llamaba la atención, pero como la joven era muy callada ya no le daban mayor importancia.
Bae observó de lejos a una joven que nunca había visto, una castaña, alta y con ojos diminutos, la chica parecía estar perdida ya que miraba a todos lados muy desesperada.
Ella vio como la chica se dirigía hacia ella y solo se quedó quieta en su lugar, Bae no era muy buena con la gente.
— Buenas tardes, disculpa que me acerque así pero, ¿Sabes cómo puedo llegar a esta dirección? — Observó el papel con la dirección que la joven le enseñó y solo asintió en respuesta. Esa dirección era justo su edificio.
— Sí lo conozco, está a unas calles de aquí. — La chica asintió y agradeció luego de tener indicaciones por parte de Joohyun, y sin más, se fue.
Joohyun espero unos minutos hasta que la castaña se adelantará y emprendió camino nuevamente, no es seguro decirle a extraños dónde vives, así que ella prefiere mantenerlo en secreto.
JOOHYUN
Perdí de vista a la chica esa así que seguí mi camino de lo más normal, o eso creía hasta que sentí como me tiraban del brazo hacia un callejón, sentí miedo y empecé a pedir piedad de parte de cualquier deidad que se me cruzará.
— Oye, ¿Me estás siguiendo? — Abrí los ojos al escuchar la voz de la chica que se me acercó hace un rato.
— ¿Que carajo te pasa? loca de mierda, claro que no te estaba siguiendo. — Para colmo, la estúpida está estaba apunto de llorar. — No llores, pareces una loca.
— Es que me asusté, pensé que me estabas siguiendo y me ibas a vender al mercado negro, aunque no te ves como alguien que vende en el mercado negro...— Solo la pude mirar con una mueca de disgusto.
— ¿Tienes algún problema mental o algo?— Ella me miró ofendida y yo solo alce una ceja ante su reacción, yo debería de estar ofendida.
