Noches para Amarte

Una noche para Amarte

Advertencia: Fanfic AlisCia - Side de Mythical Butterfly de SakuraZala

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Amarlo no había sido un camino fácil, pero no se trataba de una decisión hacerlo; simplemente se había enamorado de él, con todo y sus peculiaridades.

Al principio, creyó que era una locura, después de todo eran de reinos opositores y él era un príncipe de un reino maldito por los dioses. Ella en cambio, era una de las tres diosas de Underworld, la deidad dadora de vida.

No podían ser más distintos.

Pero el destino tenía sus planes ya trazados y su encuentro aquella noche, no era otra cosa que un momento que debía suceder.

Buscarse cuando se encontraban perdidos, había sido una constante. Y el final de ese amor estrepitoso era una caída hasta el fondo; lo perderían todo.

¡Claro que no era fácil amarlo!

Y aun así lo hacía. Lo amaba con cada fibra de su ser. Cada espacio de ella quería acogerlo, cuidarlo y sanarlo.

Porque los segundos se volvían eternos en sus pupilas y el sentimiento de amarse crecía aun en medio de las espinas.

Sin tener nada, si podían amarse, lo tenían todo; eran su hogar.

Esa noche los recuerdos eran como un mar embravecido. Habían pasado por mucho para llegar a donde estaban, y realmente llevaban sus manos vacías, y sus corazones heridos.

Pero lo que su amor había traído, era mucho más que solo los títulos que llegaron a tener.

— ¿Duele? Ali...

Las muecas en el rostro del que alguna vez fuera el rey, eran evidentes. Acababan de hacer el amor y el control de su maldición enloquecía, dejando salir sus alas, colmillos y esos cuernos que, aunque sabía que Stacia los amaba por ser parte de él, Alistair no los quería.

—Nada que no pueda soportar si puedo hacerla mía, mi diosa.

Esa declaración de pertenencia iba mucho más allá del sentido de la palabra, era pertenecerse desde el alma, esa seguridad que le entregaba sentirse suya siempre la sonrojaba y le hacía burbujear el pecho.

—Aun así, Ali. No quiero que algo...

—Stacia—. Él la interrumpió; es que sabía qué diría ella, la conocía—. Es mi diosa, solo en sus brazos siento que vivo. Un pequeño dolor no es nada.

Aunque ella quiso sonreír, el gesto finalmente no se formó en sus labios. Tenía miedo. Era uno de esos días en que le aterraba perderlo a él.

Aunque amarlo era fácil, el camino al hacerlo estaba lleno de agujeros y bordes que los laceraban. Él lo entendió, eliminó la distancia y la apretó en un abrazo lleno de ganas de decirle que para él, ella era suficiente motivo para seguir.

Ella era su hogar. Ella y sus hijos, eran su hogar.

—Voy a entrenar.

Ella se separó ligeramente, mirándolo con curiosidad.

Alistair se puso de pie, dio un largo y sonoro suspiro para acabar con un sonido ronco, como si se diera ánimos. La imagen era una extraña combinación entre la gracia que le provocaba a Stacia toda la parafernalia y un sonrojo evidente por verlo hacer todo eso completamente desnudo.

—Mi señor...

Casi lo susurró, desviando la vista. Pero cualquier gracia que haya sentido se esfumó cuando el sonido del piso de madera crujió con las rodillas de Alistar chocando contra el suelo y Stacia miró los ojos fuertemente cerrados de él.