De vuelta a la meta +18

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NARRA PEDRI

Estaba feliz.

Orgulloso.

Y con ella.

Con mi Maddy.

Con mi amor.

Ayer había roto el maldito contrato por fin, gracias a mis abogados y a todos los que me habían ayudado apoyándome.

Y hoy me despertaba al lado de ella.

El día que volvía a entrenar para ver como estaba mi lesión y ver si podía jugar el siguiente partido.

Los nervios me comían por dentro.

No sabía como iba a reaccionar mi lesión.

Bien.

Mal.

No tenía ni idea.

- ¿Ya estás dándole vueltas a esa cabecita tuya? -la voz dormida de Maddy me hizo dejar de pensar y mirarla.

Tenía los ojitos achinados, una sonrisita dormida y el pelo rubio totalmente revuelto.

Era más que preciosa.

- Tengo el primer entrenamiento hoy. -contesté colocándole el pelo detrás de la oreja para verle bien la cara.

Ella abrió más los ojos, aunque le costó un poco y se movió hacia mi, contenta.

- ¡Eso es genial, voy a ir contigo! -exclamó sonriendo.

La adoraba demasiado.

- No sé si la lesión va a reaccionar bien al entrenamiento, Maddy.. -admití.

- Estoy segura de que sí, y de que en el próximo partido estaré ahí animándote para que me dediques todos tus goles. -su dedo recorría mis abdominales, bajando y subiendo, rozando la tela del pantalón que me cubría.

Suspiré.

- Si no dejas de hacer eso, creo que ni siquiera iré a entrenar. -comenté entre dientes.

Ella soltó una risita y rodó hacia el otro lado de la cama.

- Pues me levanto, quejica. -murmuró ella.

- Nadie te ha dado permiso para dejar de hacer lo que estabas haciendo. -volví a tirar de ella mientras los dos reíamos.

- ¿Tienes que ducharte? -preguntó mirándome con los ojos entornados.

- Sí, antes de irme. -contesté mirándola.

Sabía lo que estaba tramando.

Sus ojos estaban juguetones y esa sonrisita me lo indicaba todo.

- Dicen que el planeta se muere o algo así, hay que ahorrar agua, ¿no? yo también tengo que ducharme. -empezó a divagar, moviendo las manos y haciendo caras.

Yo solté una carcajada, me levanté y la cogí en brazos.

Ella reía mientras yo caminaba hacia el baño con su cuerpo encima del hombro, como si fuese un pequeño saco.

La dejé en el suelo del baño y me miró.

Yo sonreí.

Joder, estaba muy feliz.

Le quité la ropa, dejándola desnuda delante de mi.

Casi dejé de respirar.

Hice lo mismo con mi ropa y nos metí a ambos en la ducha.

El agua caliente nos golpeó al instante y ella soltó un gritito, pegando su cuerpo al mío.

Tuve que respirar hondo unas cuantas veces.

Strangers +18 - Pedri GonzálezDonde viven las historias. Descúbrelo ahora