Introducción

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Alan era un chico problemático, se metía en peleas o las provocaba, traficaba y compraba droga, había estado varias veces en comisaría, pero nunca en la cárcel. La infancia de Alan no fue normal. Pudo ver cómo, a los tan solo 10 años, como su padre, bajo los efectos de la cocaína, apuñalaba repetidas veces a su madre en la cocina. Su padre agarro un cuchillo de cocina con su mano derecha, mientras con la izquierda golpeaba a la madre de Alan, mientras ella lloraba y gritaba desconsolada mente. Uno de esos gritos de una persona que está pasando verdadero terror y teme por su vida. Después de haberla golpeado bastante, la acuchillo varias veces. En la cabeza, cuello, pecho y barriga, dejándola con varios agujeros. De cada uno de ellos brotaba un reguero de sangre acabando en el suelo, formando un gran charco. Luego su padre le miró, con una amplia sonrisa y Alan salió corriendo fuera de su casa. Antes de esta experiencia Alan ya había sido golpeado por su padre muchas veces. Y por culpa de esto, Alan estaba en un estado lamentable. 

Después de los acontecimientos ya nombrados Alan fue trasladado a un orfanato del que se escapaba constantemente ya sea para librarse de la escuela o del orfanato hasta que se dio cuenta de que su forma de escaparse no era la correcta, pues siempre le atrapaban así que decidió dejar de intentarlo. Estos acontecimientos surgieron cuando Alan tenía 12 años, en 2013. El tiempo que estuvo sin escaparse, pasó mucho tiempo con el conserje pues no hizo amigos en aquel horrible sitio. El conserje le contaba historias sobre la primera guerra del golfo en 1990, cuando este tenía 36 años. A Alan estas historias le fascinaban: varios hombres armados hasta el cuello van disparando a otros hombres sin empatía alguna. En cierto modo, Alan sentía la tentación de algún día hacer eso, no tanto ir a la guerra, si no matar a alguien. — ¿Cómo sería matar a alguien?—se preguntaba Alan constantemente. Como Alan mostraba mucho interés al hablar con Tomás, el conserje, un día este llevó prácticamente a escondidas un fusil C—64 descargado que guardaba de la primera guerra del golfo. Alan la pudo tocar y fue quedó fascinado ante aquel artefacto. Por su buen comportamiento partir del tiempo que dejó de escaparse decidieron sacarlo del orfanato y llevarlo con una familia dispuesta a acogerle. Por supuesto, los del orfanato, a excepción del conserje, no sabían nada sobre su adicción por las armas y la violencia.

Cuando llego con la familia que le acogió pudo observar que estos eran unos "hippies de izquierdas". Una vez con su nueva familia su libertad era mucha más. Sus nuevos padres, un tanto irresponsablemente, le dejaban salir cuando quisiese y volver a la hora que le viniera en gana. Así, mezclado con su ansia con la violencia, su falta de empatía y su trauma infantil, se empezó a meter en el mundo de la delincuencia. Empezó cometiendo pequeños delitos como robar carteras a la gente en el transporte público. A los 15 años se compró su primera navaja, la cual usó para amenazar a un individuo por la noche y robarle sus pertenencias más valiosas. Y así, siguió metiéndose en cosas más graves cada vez. 

Su primer asesinato lo logró a sus 17 años después de meses de planearlo y lo llevó a cabo el 5 de abril de 2019 En una discoteca vio una chica que le pareció atractiva, pero no sexualmente, si no como víctima. Mientras la chica se encontraba zarandeando su pelo delante de otros varones para resultar más atractiva ante ellos, Alan echó una considerable cantidad de escopolamina en la bebida alcohólica que ilegalmente tomaba la joven de 17 años y después, trató con éxito de flirtear con esta. Entonces, cuando los efectos del fármaco hicieron efecto y la chica se sintió vulnerable, Alan se ofreció a llevarla a casa en el coche de esta y aceptó. Durante el camino no habló ninguno de los dos: La chica porque estaba demasiado débil y Alan porque no le gustaba ni interesaba conversar. Observó en el suelo una foto de la chica; se habría caído de la guantera. Alan la guardó. No llevó a la chica a su casa, si no a un bosque alejado, el bosque iauna. Alan se bajo del coche, abrió el maletero y sacó dos guantes de látex, los cuales se puso, y una gran lona que colocó en el suelo. La chica que le veía medio dormida desde la ventanilla se preguntó que estaba haciendo Alan pero no le dio mucha importancia, estaba tan vulnerable, cansada y débil como para pensar en cualquier cosa que supusiese un esfuerzo mayor a cerrar los ojos. Después de colocar meticulosamente la lona en el húmedo césped abrió la puerta del coche donde estaba la chica. Ella se puso en pie como buenamente pudo mientras Alan la agarraba cuidadosa mente, ayudándola. Alan la agarró de los hombros mientras la miraba con seriedad y la guió unos centímetros hasta la lona. Allí sacó su navaja de su bolsillo velozmente y la hizo un corte limpio en el cuello, dañando sus cuerdas vocales e impidiéndola gritar y llamar la atención de alguien que podría acabar con sus planes. Pensó en clavársela en el corazón pero si la mataba a la primera no sería divertido. Después de puso de cuclillas ante la moribunda chica, que le miraba con los ojos sumidos en un profundo terror y agobio. Allí agachado le surgió la sonrisa espontánea más grande de su vida. Con el cuchillo de caza en vertical apuntando a la muñeca de la chica, se la clavo y suavemente trazo una línea, casi recta por el sorprendente pulso de Alan, hasta su hombro. Después hizo lo mismo con su otro brazo. La chica estaba realmente aterrada: no podía casi moverse por las sustancias que tomo por error, no podía soltar ningún mínimo ruido, sentía un dolor fortísimo en la garganta y cada vez perdía más el sentido por, aparte de la droga, la pérdida de sangre. Después la desnudo completamente. Colocó su cuchillo de caza en la vagina de la chica y le corto la capa de piel y musculo hasta los huesos, haciendo una línea hasta antes de llegar al cuello. La chica lamentablemente en ese punto falleció, pero a Alan eso no le importaba. Con el enorme corte que tenia la chica desde sus partes intimas hasta su cuelo Alan puso sus manos y la abrió dejando a la vista sus costillas y órganos. Cualquier persona hubiera vomitado. Alan no era así. Golpeó con fuerza muchas veces los huesos de la muchacha hasta romperlos, Cogió el trozo de costilla más largo que quedaba. Lo miró por unos segundos y después lo olio. Era un olor curioso según él. Apartó el resto de trozos que quedaban triturados en su tórax y examino con la mirada los órganos a la vista, demacrados por los golpes y por los trozos de huesos que se habían clavado en ellos. Dejo el ensangrentado cuchillo en la lona posado y estuvo tocando el cuerpo abierto de la chica por minutos, disfrutando cada sensación. Después se dirigió a su cabeza, donde le clavó el cuchillo de caza hasta donde estaba el cráneo y siguió el corte hasta dar una vuelta de tuerca a la cabeza. Hizo varios cortes por toda su cara hasta poder abrirla como hizo con el cuerpo. Quitó con ayuda de su cuchillo y de sus manos desnudas su piel facial, destrozándola, hasta llegar al cráneo. Le saco un ojo y, agarrándolo con sus dedos pulgar e índice lo observo unos segundos. Después lo apretó fuerte con su muño hasta reventarlo. Siguiendo el mismo procedimiento de antes, con su cuchillo destruyó el cráneo para observar su cabeza por dentro. A Alan le interesaba sobre todo el cerebro. Después de romper el cráneo, con su cuchillo, fue despejando su cabeza de tozos de hueso, piel, músculo, órganos de la nariz, venas y arterias hasta encontrarse con el cerebro. Cuando lo vio sobresalir entre la sangre, rompió con su cuchillo las partes de la cabeza que rodeaban al cerebro para poder sacarlo. Lo cogió con sus manos y lo subió como su de algo divino se tratara. Lo estrujó con suavidad y este expulso un líquido, probablemente sangre. Mientras Alan iba a proceder a abrir el cerebro el teléfono sonó por un segundo. Un mensaje. Giró la mirada hacia donde había sonado, el césped al lado de la lona, se le había caído a la chica mientras Alan le cortó las cuerdas vocales. 

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⏰ Última actualización: Oct 20, 2023 ⏰

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