Santino
Llego prácticamente corriendo a la clínica, apenas recibí la llamada de mi tío supe que algo andaba mal, pero nunca pensé que se trataba de mi prima. No estaba preparado para escuchar que una de mis chicas estaba hospitalizada. No quise despertar a mi madre así que decidí venir y solo hablarle cuando compruebe que esta bien, y así no preocuparla demasiado.
-Tío, ¿Cómo está?-pregunto apenas llego hasta donde se encuentra.
-Bien, mejor, aunque quiero matar al responsable con mis propias manos.-dice y puedo ver la furia en sus ojos.
-También quiero matarlo, y lo hare, ya le advertí a ese imbecil que se mantuviera alejado, pero se atrevió a retarme.-digo enojado con el tipo que se atrevió a drogar a mi prima e intentar abusar de ella. Agradezco que mi amigo estuve ahí para impedirlo.
-No tenias que venir hijo, ella está bien, esta dormida y Donato no piensa despegarse de ella, así que ve a descansar, ya vas a tener tiempo de verla.-me dice.
-No, lo mejor es que me quede aquí, puedes ir a descansar.-le digo sin querer moverme de ese lugar.
-Te meterás en más problemas, Santi. Mejor vete, prometo llamarte apenas estemos en casa así puedes verla.-me dice tratando de convencerme.
-Tío...-estoy por volver a negarme cuando suena mi teléfono, y mi corazón se paraliza al ver que se trata de mi hermana. Mi madre le ha dado un celular para cualquier emergencia. Creo que estoy al borde del infarto con estas llamadas.-Debo contestar.-le digo al tiempo que ne alejo unos pasos.-¿Marena? ¿Qué haces despierta, cielo?-pregunto preocupado.
-Santi, ... papá,... él está enojado y... esta gritando y tirando cosas,... ¿No nos lastimara, verdad?-habla entre sollozos alarmandome de inmediato.
-Shhh... todo estará bien, solo no salgas de tu habitación, prometo estar ahí antes de que te des cuenta.-aseguro tratando de no sonar asustado.
-Solo... solo no tardes.-me pide llorosa.
-Lo prometo, cariño.-le digo antes de terminar la llamada sabiendo que debo llegar cuanto antes a la casa.
-¿Algún problema?-me pregunta mi tio.
-No lo se, debo ir a casa, llámame cualquier cosa.-le digo apresuradamente.
-Lo haré, tu igual, si necesitan algo ya sabes que puedo ayudarlos.-me recuerda a lo que asiento y sin responder me doy la vuelta para empezar a caminar hacia la salida.
Más le vale que no se atreva a lastimarlas porque no pienso tolerarle algo así, no, no, no con ellas, no puede caer tan bajo.
***
Observo las luces encendidas al tiempo que me voy acercando a la casa, estacionó como puedo y me bajo rápidamente para correr hacia la casa. Necesito comprobar que estén bien, no podría perdonarme si algo les sucede.
-¡Todo es tu culpa, tu culpa y de tu maldito hijo bastardo! ¡Siempre fuiste una maldita zorra, pero no me había dado cuenta!-los gritos de ese hombre me dejan saber que están en la sala además de que esta borracho.
-¡No hables así de mi hijo! Ni siquiera se de que estas hablando, jamas he estado con otra persona y tampoco lo haría, en cambio, tu si lo hiciste, y por culpa de eso perdí... a uno de mis hijos, no pienso permitir que lastimes a otro de ellos.-contraataca mi madre sollozando.
-Siempre haciéndote la víctima, todos me advirtieron sobre ti, pero fui un idiota que te creyó una santa, pero no eres más que una maldita rame...-mi voz interrumpe sus insultos.
-No te atrevas a insultarla, ella no esta sola, y por más que intentes retenernos llegara un momento en que no podrás hacerlo y nos iremos lejos, te arrastraras por nuestro perdón, pero será demasiado tarde.-digo con dureza mirándole con ese odio que se ha forjado en mi interior después de lo que le ha hecho a nuestra familia.
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Mi muñeca
Romans4°Libro de la Saga Amores Verdaderos Santino Bianco, pareciera el típico chico malo sin sentimientos, pero esto solo es una coraza que se ha construido a lo largo de los años para protegerse de todos, en especial de Flavio Bianco, su padre. Pía Ferr...