Pía
Miro una y otra vez mi celular, Santino ya debería de estar aquí, estoy nerviosa porque no ha contestado ni mis llamadas ni mis mensajes.
Tengo un mal presentimiento desde esta mañana, en donde estuve a punto de contarle que seríamos padres, pero no me anime a hacerlo. Primero tenía que pensar bien en cómo se lo diría y por eso pensé en la cena, pero ahora me estoy muriendo de desesperación porque mi muñeco no llega.
Él no me dejaría plantada, lo conozco muy bien para saberlo.
Decido llamarle a Lía y a mi hermano, ellos pueden saber algo de él. Suspiró frustrada cuando ninguno responde mis llamadas.
Trato de no alterarme, no es bueno en mi estado y lo menos que quiero es perjudicar a mi bebé. Así que tomo varias respiraciones profundas mientras que mantengo una de mis manos en mi vientre tratando de tranquilizarme.
-Tú papi esta bien, solo se ha retrazado.-susurro aunque solo lo hago para convencerme a mi misma.-Quiero que saques sus ojos, esos que tanto amo.-le digo a mi bebé.
Mi celular suena interrumpiendo mi conversación con mi bebé, pero siento un poco de alivio cuando veo que es Santino.
-Mi amor que bueno que me llamas, estaba preocupada por ti, ¿Algo te ha retrasado?-hablo apresuradamente sintiendo el corazón en la boca.
-Soy... Nahuel, el compañero de trabajo de Santino.-la voz del otro lado no es de mi muñeco y las alarmas vuelven a saltar al comprender que algo ha pasado con él.
-¿Por... por qué tienes su teléfono?-pregunto sintiendo que estoy a punto de desmayarme.
-Santino sufrió un atentado, lo están trasladando a la clínica más cercana. Yo estoy siguiendo a la ambulancia en mi auto, te llame porque se que debías saberlo.-me dice y con cada palabra mi mundo se va derrumbando.
-Dios... ¿Él esta bien? ¿Lo estará?-pregunto en un hilo de voz.
-Estará bien, es fuerte. Te mantendré informado, además llegue te mando la dirección.-me dice.
-Gracias.-susurro para después colgar la llamada.-No, no, esto no puede estar pasando, a mi muñeco siempre lo lastiman... no puedes dejarnos, muñeco.-susurro sollozando sin saber como salir de ese estado. Debo pensar con claridad lo que voy hacer a partir de ahora, necesito ir a donde él está.
No se en que momento he llegado al suelo, y me reprendo porque ese movimiento puede ser prejudicial para mi bebé.
Justo en mi momento de desolación mi celular vuelve a sonar, y siento un poco de alivio cuando veo que se trata de Lía.
-¿Paso algo? Estaba de compras con tu hermano y no escuché tu llamada.-es lo primero que dice cuando respondo la llamada.-¿Pía? ¿Estás ahí?-pregunta cuando no respondo.
-Y-yo... Necesito que vengan por mi, Santino esta en la clínica, fue atacado... yo necesito estar con él. -le digo con la voz rota, sintiéndome destrozada después de recibir esa noticia.
-Tranquila. Iremos de inmediato, ¿Estás en el departamento?-me pregunta a lo que respondo con un "si" apenas audible antes de que ella corte la llamada prometiendo que llegarían pronto.
Sollozo en silencio mientras me abrazo a mis piernas al no poder levantarme por mi misma.
No pasa mucho cuando escucho unos golpes en la puerta, pero no tengo la fuerza suficiente para levantarme y abrir la puerta.
A los pocos minutos escucho el ruido de unas llaves y luego unos pasos adentrandose al departamento.
-¡Por Dios, Pía!-escucho la voz de mi hermano, se que debe estar preocupado, pero no puedo estar bien cuando el amor de mi vida no lo esta.-Levántate.-me pide con suavidad al tiempo que me ayuda a levantarme. Apenas estoy de pie me lanzó a sus brazos y vuelvo a romper en llanto, él no dice nada, solo me consuela diciendo que todo estará bien.
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Mi muñeca
Romance4°Libro de la Saga Amores Verdaderos Santino Bianco, pareciera el típico chico malo sin sentimientos, pero esto solo es una coraza que se ha construido a lo largo de los años para protegerse de todos, en especial de Flavio Bianco, su padre. Pía Ferr...