Capítulo 3: El Dragón

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Ochako se preguntaba si alguna vez se acostumbraría a lo que este extraño mundo le depararía. Una parte de ella no quería sentirse tan cómoda en este lugar como para olvidar la normalidad de su propio mundo. La otra parte realmente deseaba no quedarse boquiabierta como una idiota cuando un dragón del tamaño de un autobús escolar aterrizara frente a ella.

Bakugou saltó de los hombros del dragón y aterrizó en el suelo con un golpe seco. Estaba decidida a no prestarle atención, pero no pudo evitar fijarse en un destello de luz en su cuello. Había un collar de oro con un rubí tallado en bruto del tamaño de un pequeño huevo de gallina colgando de su cuello que captaba el sol de la forma más peculiar. Aunque estaba sin pulir y se enganchaba a una simple cadena de oro, tenía algo que avergonzaba al resto de sus joyas corporales.

Por supuesto, él la sorprendió mirando y se burló. Luchando contra el rubor de su mejilla, trató de devolverle la mirada. Por desgracia, le salió tan patética que frunció el ceño, poco impresionado, y se volvió hacia Todoroki -"Tenemos que ponernos en marcha. Según Kirishima, están a menos de un día de nosotros"-

¿Kirishima? ¿Dónde está? Ochako miró a su alrededor buscando a su amiga, pero no vio a la juguetona pelirroja por ninguna parte. Entonces sus ojos se posaron en el dragón de escamas carmesí que tenía delante. No.

Era como si el aire a su alrededor se hubiera licuado. La forma de la temible criatura se encogió lentamente y se transformó en la de un hombre. El proceso fue tan fluido que, para empezar, era difícil imaginar que no fuera un humano. Ante ella estaba el Kirishima Eijirou de este mundo, que era una cabeza más alto que el resto del grupo. Su pelo carmesí natural le caía por encima de los hombros en una melena erizada que hacía juego con sus ojos anchos y traviesos. Gimió y estiró sus enormes hombros a la espalda, arqueando el cuerpo de una forma que hizo creer a Ochako que aquella unidad de hombre estaba compuesta únicamente de roca y músculo. No llevaba armadura ni armas, y en lugar de camisa llevaba un chaleco suelto de cuero negro. Sus pantalones se sujetaban con un cinturón de hebillas doradas y sus botas eran de cuero marrón oscuro de alta calidad.

Tenía un aspecto letal.

Ella tragó saliva, lo bastante audiblemente como para que Kirishima volviera su atención hacia ella y abriera los ojos con sorpresa. Puso las manos en las caderas y soltó un silbido bajo -"Maldito Bakugou, sé que me contaste lo que pasó, pero realmente no creí que atarías a una pobre chica a un árbol de esa manera"- Levantó las cejas mirándole -"No sabía que te gustaran ese tipo de cosas"-

Cualquier tensión en el campamento se disolvió con un estallido cuando Iida soltó una carcajada, y acto seguido se tapó la boca con una mano. La boca de Todoroki se crispó, mientras que Deku exhaló un resoplido que delataba el bufido que estaba conteniendo. Supongo que Kirishima es igual en todas partes.

Bakugou frunció el ceño y enseñó los dientes. -"¿No has oído lo que he dicho, carajo? Tenemos que ponernos en marcha. Ahora"- Sus ojos se entrecerraron en Kirishima -"Te mataré más tarde"-

El hombre dragón levantó los brazos en señal de derrota, con una sonrisa que delataba su acto de sumisión.

Deku tomó esto como una señal para hablar. Se aclaró la garganta -"Hemos llegado a la conclusión de que Uraraka tiene una maldición. Le ha despojado de sus recuerdos, por eso creías que actuaba de forma tan sospechosa"- Agarró el pomo de su espada como apoyo -"Sea cual sea esa maldición, también le ha hecho perder la capacidad de realizar magia curativa"-

Intervino Todoroki -"Así que hemos decidido que, hasta que desaparezca esta maldición, vamos a ayudar a nuestra amiga a superarlo. Se lo debemos"- Lanzó una mirada aguda a Bakugou, que miraba al grupo con una expresión ilegible.

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