REFLECTIONS ᵕ̈ [quackity x femOC]

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El 27 de junio de 2022 fue el peor día en la vida de Pamela.

Creía que lo había pasado mal al irse de casa y al dejarlo con Carlos, pero aquello no tenía ni punto de comparación con lo que le ocurrió ese día de verano.

La despertó el sonido de su teléfono. Una llamada.

No lo cogió. Si era importante, volverían a llamar. Y si no, podría seguir durmiendo tranquilamente.

La melodía no tardó en sonar de nuevo, obligándola esta vez a abrir los ojos. Tomó el móvil con una de sus manos y miró la pantalla. Era Rubén.

—¿Qué pasa?—preguntó, llevando el teléfono a su oído, todavía adormilada—Son las siete de la mañana.

Se frotó los ojos con pereza, confundida. Giró su cabeza hacia la ventana de su cuarto al escuchar voces, pero no le dio importancia. Apenas era consciente de donde se encontraba.

—Pamela, joder, menos mal—se sorprendió al escuchar la voz del rubio. Nunca le había notado tan nervioso—Te he llamado mil veces.

Al bajar la barra de notificaciones, vio que la había llamado doce veces en los últimos tres minutos. Y no sólo él, sino que tenía mensajes y llamadas de prácticamente todos sus amigos y notificaciones de todas sus redes sociales. Su teléfono estaba a punto de explotar.

—Levántate de la cama ahora mismo—le ordenó el chico—Baja todas las persianas y cierra bien la puerta.

Aquella frase hizo que la chica se despertara por completo, incorporándose.

—¿Por qué? ¿Qué pasa?

—¡Hazlo ya!—casi se le cayó el móvil de las manos al escucharle gritar. Ahora sí que estaba nerviosa—Rápido Pam, ya estoy yendo para ahí.

La castaña se levantó y cerró la persiana de su habitación sin siquiera asomarse a la ventana. No sabía qué estaba ocurriendo, pero el tono de voz de su amigo le había provocado un escalofrío.
—Rubén, me estás asustando.

—¿Me has escuchado?

—Si, si, estoy cerrando todo.

—Vale, ahora escúchame atentamente e intenta no ponerte nerviosa.

—Ya es un poco tarde para eso, dime qué coño está pasando.

Hubo un instante de silencio antes de que el rubio hablara de nuevo, como si estuviera buscando las palabras que menos la fueran a asustar pero que la pusieran al corriente de la situación.

—Se ha filtrado tu dirección. Está por todas partes, Pam, la gente sabe donde vives.

La chica se quedó completamente inmóvil, notando como su respiración empezaba a hacerse más pesada poco a poco.