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Desperté y Romina aún seguía dormida, me quedé acostada, esperando a que ella se despierte. No pasaron ni dos segundos que ella se estiró y abrió los ojos para poder verme.

— Buen día...— le dije pero ella se quedó en silencio.— con respecto a lo de...

— Fue una confusión...

— No lo sé.

— ¿Cómo que no se? no fue mí intención...

— Inconciente creo que si.

— Uh... Es que, Jaz, vos sos mas joven...

— Dale.— le digo tratando de acercarme a ella.

— Tengo 35 años, soy una vieja para vos.

— Y yo 23, la edad acá es lo de menos, justamente vos...

— Pero es distinto... Yo no podría salir con una...

— ¿Por qué decís eso?.

— Es que no, Jaz, a mí me gustan los hombres.

— Ayer no demostraste lo mismo.

— Jaz, mira no quiero que te confundas...

— Yo se que quiero, creo que vos sos la que esta confundida.

— No quiero que por esto dejes de ir a casa... Tampoco quiero incomodidad entre nosotra.— evito totalmente decirme si estaba confundida o no.

me levanté de la cama y me dirigí para sentarme frente a frente.

— Seguramente fue impactante, es la primera vez que besaste a una mujer y lo entiendo, solo te voy a decir si alguna vez te pasa algo con una, acéptalo, es lo mejor que podes hacer.— la tome de las manos y la acaricie para después levantarme.

Ella se quedó pensando, cada palabra que le dije, claramente estaba mintiendo, algo le pasaba pero no quería decirlo.
En eso escuchamos la puerta, eran las nenas las que estaban esperando con ansias conocer el lugar. Desayunamos todos juntos, incluido Walter quien después se las llevaría a casa.

— Bueno ¿Vamos? Jaz vos vas con nosotros.— dijo Walter.

— Me voy a quedar hacer unas cosas,  yo después voy.— mire a Romina que no despegaba su vista de mí.

Ellos se fueron, y quedé completamente sola, fui a la habitación y me acosté del lado donde Romina durmió, ella había dejado su perfume en una de las almohadas, la tome y la abracé, la verdad que lo que sentía por ella era muy fuerte, se notaba que a ella le pasaba algo solo que no quería admitirlo.
Pase toda la tarde en el departamento, limpiando, ordenando, mientras pensaba en lo que pasamos ayer, los besos, sus caricias, eso no fue algo sin intención, me demostró que en cada parte de mi cuerpo algo dejaba de ella, aunque la charla de esta mañana me dejó pensando en si ir o no ir, agarre mí celular y le escribí a Walter para decirle que quizás no pueda.

— Gorda, me dijo Jaz que no va a poder venir, se siente mal.

— Que raro que no me haya escrito...— dijo Romina, se alejo de la habitación y agarró su celular para escribirme.

— Por qué no venís?

Le clave el visto, la verdad sentía que iba a ser para pura incomodidad. En eso me suena el celular, era Romina llamándome.

— Jaz ¿Estas bien?

— La verdad es que no...

— Te necesito.

me quedé en silencio por un momento, era obvio que por más que se haya sentido de la manera en la que se sintió no iba a querer que me despegará o quizás entro en razón con algunas cosas.

— Bueno...

— Te paso a buscar.

Deje todo más o menos preparado, me cambié y la espere afuera, en minutos ella ya estaba allí.

— Hola...— dijo tímidamente.

— Romi, si las cosas van a estar tensas o incómodas entre nosotras prefiero no...

— Pero solo vas a estar para cuidar a las nenas y acompañarme...

— Eso si, pero hay algo más allá de eso, pero no voy a andar explicandote algo que es obvio.

— Creo que estas siendo muy injusta conmigo.

— Solo quiero dejar en claro las cosas.

— ¿Entonces que vamos hacer?.

— No se, Romina.— veía que no comunicaba absolutamente nada, así que tome la desición de salir del auto y volver a mi departamento, estaba a punto de abrir la puerta, hasta que sentí su mano tirar de mí brazo, me acerco para decirme algo pero no le salía con claridad.

— Estoy confundida...— la tome de las mejillas, esta vez no era para besarla.

— Ya se... no te quiero confundir más.— le di un beso en la mejilla y salí del auto.

volví a mi departamento, y a penas cerré la puerta me quebré en llanto, la verdad si tenía ganas de irme con ella pero verla y escucharla sin saber que hacer, me dolía, ella al estar confundida me partía en mil pedazos porque tampoco es justo que me desviva por ella si el día de mañana decide volver con Walter.
Me quedé toda la noche en la cama, y en eso me llega un mensaje de Mia.

Holi, Jaz

— Hola, mia! Ya estás en tu casa?

— Si! Por qué no viniste?

— No me sentía muy bien...

— uh, mañana vas a venir?.

— no te prometo nada pero si me siento mejor si!

Me daba mucha lástima porque yo con las nenas tengo una linda relación y me dolería no verlas más por un problema que tengo con su mamá.
Por una parte, Mia dejo el celular a un lado y la vio a Romina que estaba con caramelo mientras miraba instagram, respondiendo mensajes y likeando post, en eso ve una historia mia, la likea y apaga el celular al ver que Mia la estaba viendo.

— ¿Por qué no vino Jaz?.

— Se sentía mal, mi vida. ¿Querías que viniera?.

— Si... Quería que duerma con nosotras.

— Bueno, capaz mañana venga.

— Pero ¿Por qué estara mal?

— No se, mi vida.

— Seguro sabes y no me querés contar.

— Si paso algo, pero eso lo tenemos que arreglar entre nosotras, pero vas a ver qué mañana va a poder venir.

— Seguro porque ya se enteró que querés volver con Walter.

— Capaz...

— Tenes que pensar ma que el no te defendió y no lo esta haciendo, le pedí que lo hiciera y no lo hace... Vos la pasaste muy mal, no quiero que volvamos a pasar porque lo que pasamos.

— Ya se, mi amor, voy hacer lo posible para que no pase.

Mientras yo, abrazada a la almohada donde Romina había dejado su perfume, no podía parar de pensar lo difícil que será tomar distancia.

EllaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora