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Yuri Plisetsky sería el tipo de novio que:

Te dejaría dormir con él cuando se te haga tarde.

-_-_-_-_-

Los créditos de la película en letras blancas era lo único que resaltaba en la gran pantalla negra ubicada en la habitación del hada rusa.

El rubio se había quedado dormido a la mitad de la película.

¿La razón?

Era un largometraje de romance.

Por su parte una figura femenina sentada a su derecha permanecía mirando la pantalla a la par de que sus cristalizados ojos no paraban de soltar lágrimas, gotas saladas, que resbalaban por sus mejillas enrojecidas levemente y se perdían en su barbilla. Cayendo hacia abajo, guiadas por la gravedad.

La mascota del tigre de hielo levantó la cabeza al sentir como una gota tibia aterrizaba en una de sus peludas orejas.

—Miau.

—Ay Potya, ¿Quién diría que Gus moriría en lugar de Hazel? —Le murmuró al felino a la vez que acariciaba su lomo.

El gato ronroneó por las caricias que le otorgaba la humana.

La chica tomó su móvil y se fijó en la hora.

¡Las 11:39 de la noche!

Maldita sea.

¡Era tardísimo!

—Yuri, Yuri... —Se apresuró a zarandear a su pareja para avisarle que se iba pero el nombrado seguía profundamente dormí.

El oji-verde frunció el ceño por las molestias provocadas y se volteó al lado izquierdo, cubriéndose con las mantas para seguir durmiendo.

—¡Yuratcha! —Gritó la jóven, harta de ser ignorada.

El tigre de hielo al oír el grito se incorporó rápidamente en la cama, asustado, pero se calmó al ver como su novia revisaba su bolso en busca de algo que él desconocía.

—¿Qué pasa? —Preguntó aún adormilado.

—¿Que qué pasa?— Repitió ella— ¡Es tardísimo! Ya debo irme, tal vez si tengo suerte podré conseguir un taxi a estás horas.

Luego de hablar continúo su búsqueda de dinero dentro de su bolso. Parecía suficiente para un taxi.

El ruso arrugó la nariz y se pasó la mano por la cara. Bostezó y luego habló:

—No vas a conseguir un taxi a estás horas, quédate aquí y déjame dormir —Eso en su idioma se podía traducir a un "Es peligroso que tomes un taxi tan tarde, lo mejor es que te quedes está noche".

—¿Seguro? —Cuestionó ella, sin saber que decir ante la "amable" oferta de su pareja.

Plisetsky bufó.

—Por supuesto, ni que fuera la primera vez que dormimos juntos —Volvió a bostezar—. Pero si quieres dormir bajo un puente no seré yo quien te detenga.

Las mejillas de la chica se tornaron de color carmesí al escuchar eso de su pareja, aunque claramente tenía razón.

—De acuerdo —Accedió con las mejillas aún rojas e ignorando la última parte de lo que su pareja le había dicho.

—Toma lo que quieras del clóset y cámbiate.

La fémina dejó su bolso en dónde estaba anteriormente y se volvió al clóset de su novio el cual revolvió hasta dar con una camisa de animal print, la dejó a los pies de la cama para luego repetir el proceso pero está vez en busca de un pantalón o short. Sin embargo no encontró nada de su talla. Todo le quedaba demasiado grande.

El oji-verde al ver esto sonrió con malicia.

—Tendrás que dormir solo con la camisa —Señaló sin borrar la sonrisa. De pronto se le había quitado el sueño.

—Y tú tendrás que dormir en el sofá si sigues con tus comentarios —Declaró mientras se cambiaba la camisa y se deshacía de sus pantalones.

—Y luego el amargado de la relación soy yo —Rodó los ojos para luego abrir sus brazos esperando que su pareja se acostara a su lado.

La joven soltó una leve risita para acto seguido subirse a la cama y dejar que su novio la abrazara, sintiendo como su espalda chocaba con el pecho del contrario, del mismo modo abrazó al felino quién se había acurrucado contra su abdomen.

Inevitablemente sonrió, amaba estar así con ambos.

Yuri Plisetsky es el tipo de novio que...Donde viven las historias. Descúbrelo ahora