Capítulo 1: El chico de la cafetería

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«Desde pequeña suelo acostarme en el césped y mirar las nubes. De alguna manera siento como pueden llevarme hacia otro mundo muy distinto del real.»

  Me encontraba acostada en el césped del campus
de la universidad, abrí mis ojos y la vi a ella:

  —¿No has escuchado la campana? —yo me encontraba totalmente fuera de mí misma realidad,  pero sin duda su voz me sacó de la dimensión a la cual mis pensamientos me habían enviado.

  —No, lo siento, supongo que estaba distraída —le respondí con confusión.

  Sus labios comenzaron a sonar como la pronunciación de la m por unos segundos —Aveces quisiera poder leer la mente de los demás, así sabría que es lo que tanto entretiene tu cabeza —. Respondió Alice.

  Alice era mi mejor amiga desde secundaria, nos habíamos conocido el primer día de colegio en aquellos tiempos. Siempre ha sido una chica fantaseosa y sostificada, además de ser muy hermosa. Su piel era blanca, sus ojos azules y su pelo rubio, también, estas eran las cosas que más podían resaltar en ella.

  —Por suerte aún nadie puede hacer eso —le respondo mientras me ponía de pie —en este mundo todavía queda la libertad de pensamientos.

  En cambio yo era una chica sencilla, mi cabello era de color castaño, mis ojos color café y mi carácter como la de un cu*. Si, suelo tener mal humor con esas personas que no conozco, y en peuqeñas ocasiones contestar de manera grosera. Mi nombre es Charlotte y esto puede ser el comienzo de una historia llena de tragedias, amor, misterio, traumas. En fin, toda mi historia.

∆Charlotte∆

  Íbamos de camino a casa, mi mente no paraba de dar vueltas:

  —Venga, ¿En qué piensas tanto? —rompiendo el silencio entre ambas me dice Alice.

  —Puedo romperme la cabeza pensando en todo lo sucedido hace dos años, pero seguiré sin encontrar fallos en los hechos —le contesté yo totalmente segura.

  Ella sabía perfectamente cuando debía sacarme de dentro de mi cabeza y cuando no, como también tenía claro que era imposible hacerlo cuando estaba enfocada en aquel pasado.

—En ocaciones odio que pienses tanto, me molesta que seas intelectual.

—¿Intelectual? —solté una risa pequeña y divertida —¿Por qué mejor no pasamos a tomar algo antes de llegar a nuestro destino my Lady?

—Lo de lady me sonó un poco irónico, no sé, talvez me este equivocando —. Se detuvo un momento en su lugar, pensé que algo realmente grave había sucedido hasta que… —¿Perdón? ¿Charlotte eres tú? ¡Ash! No lo puedo creer.

—¿De que hablas?

—La señorita Charlotte Mels me ha invitado a beber café ¡Wow!

Que no se me quedé mencionar que el “Wow” era muy típico de ella, de esa estúpida persona que me hacía reír aún cuando el mundo no estaba a mi favor. Y pensar que nuestra amistad empezó solo cuando teníamos 12 años, actualmente tenemos 20 vaya vaya ya ocho años queriéndola.

Llegamos a la cafetería más cercana de nuestra universidad —casi la única por cierto —y le pedí a Alice que se sentara en una de las mesas mientras yo pedía algo en el mostrador. Yo sabía que ella amaba el café americano, yo por lo contrario prefería el Latte así que eso fue lo que ordené.

La chica que estaba detrás del mostrador se dispuso a tomar nota de mi pedido. Pude observar su rostro pálido, cansado, tenía ojeras, por su edad supuse que iría a la universidad, y tal y como a nosotras nos ponían los trabajos universitarios esa chica debió estar igual, también agreguemos que debe ser aburrido estar detrás de una isla de madera —vieja —tomando órdenes por más de ocho horas. Claro que mientras yo miraba fijo a esa muchacha alguien me observa con determinación a mi.

Demonios OcultosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora