El ojo de Iristia

Ofertas

Una anaranjada luz acariciaba los ventanales coloridos del palacio de Iristia, el corazón del reino, donde la actividad apenas comenzaba, los soldados rondaban los pasillos como de costumbre, el silencio se vio interrumpido por el cantar de las aves y el sonido de unos pasos apresurados con rumbo al estudio principal, donde en una silla de madera antiquísima, se hallaba cómodamente la reina Iris, una joven de ojos cafés, cabello castaño que llegaba hasta su cintura; que curiosamente esa mañana, no se hallaba inmersa en libros o pergaminos antiguos de su familia o pueblo, si no que en un mar de pensamientos que repentinamente se desvanecieron a causa de el general Valtimor de la guardia real, un soldado de brillante armadura de acero, con una cicatriz que atravesaba su ojo derecho, y cuya voz era profunda e imponente.

–Disculpe su majestad, llegaron solicitudes de soldados para las zonas de Florence town, Decatomir e Istrelioud, pueblos de Javna cuyos pobladores transformistas están inquietos por las recientes expresiones de la Emperatriz Ariannys, ya he ordenado redactar la carta de rechazo debido a nuestra política de neutralidad en conflictos extra territoriales–

–Buenos días general, supuse que haría ello y está perfecto, nos mantendremos al margen en este conflicto, mi población no será arriesgada a caer en guerra nuevamente, varias pérdidas han ocurrido anteriormente como para derramar más sangre en nuestras plazas y mercados, pero le quiero solicitar que tenga preparado los escuadrones de protección fronteriza entre los territorios en conflicto y además, investigue acerca de la posición de nuestros demás vecinos ajenos al conflicto en cuestión. ¿Puedo contar con usted?.

–A sus órdenes majestad.

Al salir el general, la reina Iris se puso de pie y caminó en dirección a el jardín, un sitio lleno de plantas y flores, por donde un par de Ignealios (insectos voladores de fuego), volaban alrededor de los tulipanes, dejando en su camino un rastro de cenizas.

Por más que quisiera, no podía sacar de su mente aquellas imágenes de pueblos del reino siendo consumidos por las llamas de los soldados de Galionis, o de el sufrimiento del rey Javlov al saber que la guerra era inminente. Sin embargo, las justas de la unión serían celebradas próximamente en el valle sagrado, en las lejanas regiones de Javna, por lo cual, la esperanza de que este presentimiento de destrucción y caos  no fueran amenazas reales.

En el transcurso del día, no paraban de llegar peticiones de Galionis, una tropa élite de soldados, jinetes pegaso, algunas armas y específicamente la firma de no participar activamente en caso de una guerra. Claramente cada petición fue denegada, y enviaron una carta describiendo la falta de interés en participar nuevamente en un conflicto bélico, perder más recursos en una pelea trivial no sería una decisión responsable, y mandar tropas a otros lados que no sean de su territorio, tan solo sería desperdicio de recursos, pues podrían ocupar a esas tropas para proteger poblados.

–Ofertas y más ofertas, tal parece que nunca se van a cansar, de solicitar refuerzos, apoyo o provisiones, como si ellos no tuviesen ya los recursos necesarios, por amor a las diosas, ¡es absurdo! involucrarme en guerra nuevamente es lo último que mi pueblo requiere, y creo que es más que evidente mi neutralidad en esta guerra.

Los pasos de la reina resonaban por el castillo, mientras recorría un extenso pasillo de enormes ventanales y hermosos pisos de mármol, en su rostro se denotaba la frustración que tenía, pues ahora veía como uno de sus soldados llegaba con otra bandeja llena a rebosar de cartas.

–Ahora no Kyle, necesito un respiro de tantas letras y garabatos sin sentido alguno.

–Disculpe majestad, pero estas cartas del pueblo, en su mayoría, están reflejando el miedo que tienen respecto a Galionis, especialmente los transformistas.